Las naciones son anteriores históricamente al surgimiento de los Estados, y de la propiedad
privada; por tanto, la nación es una entidad con permanencia histórica mayor que el Estado.
Los pueblos originarios nacieron en su territorio, vivieron y se desarrollaron en ellos;
crearon su propia identidad y sus elementos culturales; los territorios son la base natural
de los pueblos originarios.
Antes de nuestra presencia (ANP) ya estaban los pueblos originarios como lo demuestran
las diferentes teorías sobre el origen del poblamiento del continente "americano"; de tal
forma que ese territorio que posteriormente llamaron AFRICA es la cuna de la humanidad
Entonces cronológicamente se puede afirmar que los pueblos originarios antecedieron
mucho antes a las invasiones europeas.
En 1492 los europeos llegaron a América buscando rutas alternativas para el comercio con
Asia de especias y productos de lujo, como sedas, joyas y perfumes, entre otros.
De forma paulatina fueron "descubriendo" y despojando un continente entero, poblado
por otras personas, a quienes los castellanos llamaron "indios" por considerarlos
inicialmente habitantes de la India, de las "Indias Occidentales" (Antillas y Bahamas, islas
del Caribe). Lo primero que sorprendió a los recién llegados, cuyas filas estaban integradas
por hidalgos ( de sangre limpia se habían dedicado a la milicia, donde lucharon contra los
musulmanes), una minoría de clérigos y caballeros (quienes podían comprar un caballo) y,
sobre todo, por soldados y campesinos pobres, fue lo saludables que parecían los indígenas
en comparación con ellos: más altos y robustos, limpios y con una dieta muy nutritiva. Pero
esta imagen no persistió.
Las expediciones inglesas de peregrinos que llegaron años después de los primeros
contactos a la llamada "Nueva Inglaterra" (Estados Unidos), por ejemplo, describieron
pueblos abandonados, cadáveres y esqueletos desparramados por el suelo de antiguos
asentamientos.
Las doctrinas de terra nullius y del "descubrimiento"
Las doctrinas del desposeimiento que surgieron con posterioridad a la conquista y
colonización, en el desarrollo del derecho internacional moderno, de terra nullius y del
"descubrimiento", tuvieron efectos perjudiciales incalculables para los pueblos indígenas.
La doctrina de terra nullius, tal y como se aplicaba a los pueblos indígenas, sostenía que las
tierras indígenas estaban legalmente desocupadas hasta la llegada de una presencia
colonial, y por tanto, podían convertirse en propiedad de la potencia colonizadora mediante
la ocupación efectiva. En sentido estricto, en los siglos XVII, XVIII y XIX, la doctrina del
"descubrimiento" otorgó a los Estados que descubrían tierras previamente desconocidas
para estos un título imperfecto que podía perfeccionarse mediante la ocupación efectiva
dentro de un plazo razonable. Esta doctrina, tal y como fue aplicada por los Estados, con
escaso o ningún apoyo del derecho internacional, otorgaba a la potencia colonial
"descubridora" jurisdicción sobre las tierras indígenas que eran utilizadas y ocupadas por
estos, a lo que a veces se hacía referencia como título aborigen.
El término "descubrimiento" es producto de la "genialidad" del que descubre, del que
encuentra algo. Así, quien supo encontrar fue Europa; los que llegaron de otras tierras, no
quienes ya estaban instalados desde hacía siglos en sus tierras, y comprendían un territorio
mucho más grande que el "fabuloso continente de la sabiduría y del poder cristiano". No
sabían que existían quienes ya estaban instalados con sus tradiciones antiquísimas, sus
dioses benignos o terribles, su exquisita orfebrería y organización social, sus sueños
fabulosos y su humana cosmovisión.
El certificado de "Descubridores" lo sellaba y refrendaba Europa, como si ella fuera la madre
depositaria del registro Universal, cuando en realidad estaba tan despistada moral
espiritualmente que propagaron es estas tierras de "América" las injusticias más sórdidas y
los elementos de la servidumbre más atroz.
Esos "descubridores no vinieron a gobernar sino a explotar; traían en su sangre el concepto
de propiedad como viene definido en el derecho romano; el derecho de usar y abusar de
las cosas en cuanto lo autorice la razón.
RAZA Y RACISMO.
Según Aníbal Quijano (2014), "Para invadirnos, someternos, saquearnos y diezmarnos, los
conquistadores europeos se valieron de dos instrumentos, la cruz y la espada, para imponer
su doctrina: un solo dios, un solo rey. Obtuvieron una bula papal que les otorgaba estas
tierras con la condición de "evangelizar" a los indígenas (extirpar idolatrías). E inventaron el
racismo, el criminal concepto de razas "superiores" e "inferiores", sustento ideológico de
ese y posteriores genocidios".
El término "raza" y "racismo" son el producto del proceso sociohistórico que significó la
colonización para crear toda una estructura de dominación; estableciendo la clasificación
social de la población mundial, es una construcción social que expresa la dominación
colonial; es decir que dicho término "raza" no es en ningún caso un término neutral e
inofensivo como lo han querido establecer las diferentes instituciones que conforman el
Estado.
Es un término donde confluyen diversas cargas ideológicas, políticas, culturales, y
económicas que forman parte de la superestructura de la sociedad; siendo lo más negativo
es que hasta hoy en pleno siglo XXI el término "raza" aún subyace en el imaginario cognitivo
de las sociedades; pues el sistema educativo, la formación de la ciudadanía la siguen
fortaleciendo como una forma de mantener la discriminación social y como una de las
formas de establecer exclusión social y afincar el no reconocimiento sociohistórico de las
culturas y legado de los pueblos originarios.
El nombre del continente que luego denominaron América "se constituyó como el primer
espacio//tiempo de un nuevo patrón de poder de vocación mundial y, de ese modo y por
eso, como la primera id-entidad de la modernidad"; esto quiere decir que los pueblos
originarios fueron desplazados de su propia identidad que tenían como pueblo organizado
con propia construcción histórica.
Los pueblos originarios fueron los primeros habitantes de sus territorios que vivían según
sus propias creencias y creando sus propias formas de auto gobierno y organización social.
A través de la creación del término "raza" comienza la sustitución de la id-entidad autóctona
de dichos pueblos generando la idea de superioridad de unos versus la inferioridad de los
naturales.
De tal forma, que así fue creada la división y estratificación social entre indios, negros,
mestizos, blancos, y luego los amarillos y aceitunados. Se impuso a sangre, fuego, espada y
cruz la evangelización con un Dios blanco y de ojos azules
El término "raza" ha dado origen a las traumáticas divisiones en toda la estructura social
que conocemos hasta ahora. Raza y división racial del trabajo, ejercieron todas las formas
de control y de explotación del trabajo y de control de la producción- apropiación-
distribución de productos articulados alrededor de la relación capital-trabajo.
El pueblo indígena inicialmente fue utilizado como mano de obra desechable forzados a
trabajar hasta morir pues supuestamente eran seres inferiores y sin alma, sin derecho a
salario.
El otro gran componente credo a raíz de la raza fueron las personas de color protagonistas
del trabajo esclavo sufrida por la población traída de la futura África y llamados
despectivamente "negros". Por cierto, según relatare Houtart (2007) no podemos olvidar
que el primer navío que transportó el contingente de esclavos de la lejana África tenía por
nombre "JESUS"; lo cual demuestra como la religión católica fue un cómplice del ideario
"raza".
Durante la colonización, la unión de la cruz y la espada constituyo el drama y la ambigüedad
de la primera evangelización. No solo fue el origen de la amalgama entre un proyecto de
explotación económica de imperialismo político y la predicación del evangelio, sino que
condujo además a la instrumentalización de la fe para legitimar la dominación de la "raza"
superior y organizar la opresión.
Hoy más que nunca si tiene pertinencia histórica el tema de los pueblos originarios, pues es
relevante para mantener la memoria histórica, la tradición de lucha, la cultura desarrollada
por esos pueblos; es necesario para reivindicar la presencia originaria que dieron origen a
los territorios.
Los pueblos originarios continúan enfrentándose a barreras estructurales que limitan su
plena inclusión social y económica. Datos disponibles del último censo muestran que en
2010 existían alrededor de 42 millones de personas indígenas en América Latina, lo que
representa casi el 8 por ciento de la población total.
Uno de los mayores desafíos que enfrenta la región en su búsqueda de la igualdad es la
inclusión de los derechos de los pueblos originarios entre las prioridades de las políticas.
Los retos son enormes, si se considera que, en América Latina, existen más de 800 pueblos
originarios, con una población cercana a los 45 millones de personas, que se caracterizan
por su amplia diversidad demográfica, social, territorial y política, e incluyen desde pueblos
en aislamiento voluntario hasta su presencia en grandes asentamientos urbanos. En
Venezuela existen actualmente 42 pueblos originarios.
A esto se agrega que el crecimiento económico registrado en la región es altamente
dependiente de los recursos naturales y de sus precios internacionales, al mismo tiempo
que se observa una débil gobernanza de estos recursos. La reprivatización de la economía
ha ocasionado fuertes presiones sobre los territorios de los pueblos indígenas y ha
desencadenado numerosos conflictos socioambientales todavía no resueltos.
La Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Originarios ha sido
el corolario de las prolongadas luchas indígenas y sintetiza el estándar internacional,
obligatorio para los Estados, ofreciendo un marco normativo explícito como enfoque para
las políticas públicas.
En la medida en que los derechos de los pueblos indígenas han sido reconocidos, el marco
de referencia de la autonomía que ellos demandan ha sido el reconocimiento del derecho
a la libre determinación, que supone la existencia y el ejercicio de derechos colectivos, así
como el respeto a las instituciones y sistemas de autogobierno.
Fuentes:
Houtart, F (2007). Mercado Y Religión. Fundación Imprenta de la Cultura. Caracas.
Quijano, A. (2014). Colinealidad del Poder, Eurocentrismo y América Latina, en http:
www.clacso.org.ar/biblioteca.