El descubrimiento y posterior colonización de América por parte de los europeos trajo consigo no solo una transformación política, económica y cultural del continente, sino también una serie de categorías lingüísticas que hasta hoy influyen en la forma en que se denominan a los pueblos originarios. Términos como indio, aborigen e indígena se convirtieron en etiquetas recurrentes para referirse a las diversas civilizaciones que habitaban el continente, antes de la llegada de los europeos. Sin embargo, estas denominaciones no son neutrales; cada una guarda un trasfondo histórico, etimológico e ideológico, que merece ser analizado.
El término indio, origen y uso: la palabra indio surge como consecuencia de un error geográfico. Cristóbal Colón, al llegar al continente en 1492, creyó haber alcanzado las costas de la India oriental, razón por la cual denominó a los habitantes encontrados como indios. Desde entonces, el término se popularizó en la administración colonial, española y portuguesa, convirtiéndose en un concepto que generalmente niega la visibilidad hacia la diversidad cultural y lingüística de los pueblos nativos. Con el paso del tiempo, la palabra indio adquirió connotaciones negativas, asociadas a la inferioridad, atraso o "salvajismo", producto de la mirada eurocéntrica impuesta, a nuestros pueblos ancestrales, durante la conquista y colonización. A pesar de su persistencia en el lenguaje cotidiano, en la actualidad su uso resulta peyorativo y reduccionista.
El término aborigen, etimología y significado: la voz aborigen proviene del latín "ab origine", que significa "desde el origen" o "los que estaban desde el principio". Su empleo comenzó a extenderse en textos europeos del siglo XVIII y XIX, como una forma más ilustrada, de referirse a los pueblos nativos, de las diferentes regiones del mundo, no solo de América. Aunque en principio no tenía una carga negativa, el término también cae en la generalización, pues reduce a la categoría de pueblos primitivos a comunidades culturalmente complejas, que son grupos humanos definidos por la coexistencia de múltiples sistemas de creencias, valores, prácticas y tradiciones interconectadas, lo que les confiere una identidad y un estilo de vida únicos, que culturalmente se expresa a través de sistemas simbólicos, como el lenguaje, la religión, el arte o la memoria, que son parte fundamental de la complejidad cultural; además, este término se utiliza más en contextos académicos o jurídicos que en la auto-denominación de las comunidades originarias.
El término indígena, procedencia y desarrollo: la palabra indígena deriva del latín "indigena", formada por indu (dentro) y gena (nacido), cuyo significado es "nacido en la tierra". Este término se ha consolidado como la denominación más aceptada en contextos oficiales, jurídicos y académicos para referirse a los pueblos originarios de distintas regiones. A diferencia de indio, el término indígena se asocia con una mayor legitimidad histórica, puesto que reconoce a los pueblos como habitantes nativos y no como invasores o extranjeros. Sin embargo, también puede ser criticado por estandarizar la diversidad de identidades y culturas existentes en Abya Yala (América).
Relación entre los tres términos: los conceptos indio, aborigen e indígena están relacionados por su función de nombrar a los habitantes que habitan el territorio Abya Yala (América), desde tiempos milenarios y sus descendientes. No obstante, su origen revela tres procesos distintos: un error geográfico (indio); una noción histórica de antigüedad (aborigen) y un término jurídico-lingüístico (indígena). En conjunto, estos tres conceptos muestran cómo el lenguaje, refleja el poder y las formas de dominación cultural, que se han ejercido sobre los pueblos originarios.
Pero la pregunta es: ¿Cuál sería la denominación correcta? En la actualidad, se considera más apropiado hablar de pueblos originarios o naciones originarias de Abya Yala (América), ya que esta expresión reconoce su presencia histórica anterior a la conquista y colonización y evita las connotaciones negativas de indio o las generalizaciones de aborigen e indígena. Además, es importante respetar la auto-denominación de cada pueblo, como nahuas, quechuas, mapuches, mayas, guaraníes, ayamanes, entre muchos otros pueblos originarios.
Los términos analizados —indio, aborigen e indígena— constituyen categorías heredadas de la colonización y de la visión europea. sobre nuestro continente. Aunque cada uno tiene su origen etimológico y su carga histórica, todos comparten la tendencia a invisibilizar la diversidad cultural del continente. En un esfuerzo por promover el respeto y la dignidad, la denominación más adecuada es la de pueblos originarios, complementada siempre con la autodenominación particular, de cada comunidad. De esta forma, se supera la herencia colonial del lenguaje y se reconoce la riqueza cultural que caracteriza a los primeros habitantes de Abya Yala (América).