Tragedia

Yo trabajaba en El Mundo y me tocó bajar a Vargas cuando el desastre de 1999. El día anterior había estado en El Waraira Repano. Llegar a La Guaira y sentir el olor a muerto, era lo mismo. Hice un recorrido impresionante y el dolor me dura hasta hoy. Y no se me sale de la memoria el olor a cadáver. Estando en Naiguatá, viendo a pobladores en un barrio cercano tratando de rescatar algunos enseres de unas 50 casas destruidas, me puse a conversar con un viejo como de 85 años. "Allí donde están esas personas -cuenta él- cuando yo tenía como seis o siete años, se formaba una laguna cuando llovía, y nos bañábamos en ella. Cuando yo tenía como 15 años, ya estaba seca, y más nunca tuvo agua, por eso esa gente construyó allí, y sabían que era un caño que estaba seco. Mire lo que pasó como 70 años después, el caño se llenó y se llevó las casas".

Exactamente fue lo mismo que pasó en Mérida, cuya magnitud de tragedia es igual a la de La Guaira, con la diferencia, de que en Mérida no hubo ni un muerto, ni siquiera los animales se perdieron. Hay carreteras que creo que no se van a poder recuperar, porque tienen un espesor de dos metros, no de lodo, sino de piedras. Más de 200 puentes caídos, decenas de posadas que se perdieron por completo. Hay un video de un viejo que dice tener 92 años, quien cuenta que debía tener 7 años cuando cayó un aguacero parecido. Pero las masas de agua que se vieron bajar hace una semana desde las cimas de las montañas, no fueron normales.

No había terminado de llover cuando ya las máquinas estaban trabajando. Nicolás ordenó la creación de un comando especial que dirigiera las labores de rescate. Miles de hombres, mujeres, bomberos, soldados, policías, médicos, enfermeras, paramédicos, rescatistas y voluntarios, trabajan día y noche sin detenerse. Ya hay un plan para reconstruir. Hay alimentos, medicinas, incluso hospitales de campaña para emergencias y cirugías menores.

Tal como somos los venezolanos, del tamaño de nuestro compromiso y un profundo sentido de la solidaridad. Pero, además, con una gigantesca experiencia por las tragedias que hemos vivido, como la del 2017 cuando comimos mango verde con sal porque el enemigo nos bloqueó todo para que muriéramos de hambre.

La organización está funcionando, junto al plan de rescate que ha marchado día y noche, para volver a incorporar al andino, a la construcción de la patria.

 

 

 

 

 



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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