Los gringos se roban un niño venezolano y para muchos enfermos mentales criollos, eso les parece chévere. Al extremo que muchas o muchos dicen: "-Ojalá se robaran los míos y lo volvieran catiritos de ojos azules como Brad Pitt o Angelina Jolie". Hay canallas "venezolanos" que piensan que Trump y Bukele están haciendo lo correcto al meter en cárceles para terroristas a venezolanos, y que los persigan como a unas ratas. Hay "venezolanos" que admiran a El Catire de mierda de Trump, por la manera cruel, vejatoria, humillante y criminal como cataloga a todos venezolanos en el Norte, diciendo que pertenecen al Tren de Aragua. Hay "venezolanos" que se divierten cuando ver raparles la cabeza a sus paisanos en el Centro de Confinamiento del Terrorismo, CECOT de El Salvador. Hay "venezolanos" que hacen como el avestruz de la Conferencia Episcopal Venezolana que se se meten la lengua en el ano y no dicen nada de estos crímenes. La cúpula de la Iglesia no dice nada, se calla, pero cómo viven echando pestes contra "la dictadura de Maduro". Para eso los obispos y curas canallas sí son valientes.

El PENSAMIENTO DOMINANTE (de Hollywood, Disney,… ) es una plaga, más que una plaga, una pavorosa y pavosa enfermedad. Desde niño nos vienen metiendo en todas las formas posibles que lo gringo es chévere, que lo gringo es bueno, simpático, útil, sabroso, entretenido, bonito, heroico, moderno, perfecto y sublime. Desde niño, antes que conocer a Bolívar o Sucre, ya nos habíamos leído mil suplementos sobre Superman o Batman, sobre el Halcón Negro o el Llanero Solitario, sobre el Pato McDonald o Popeye, sobre Disney o La Pequeña Lulú. No se diga el mar de películas o series en que los gringos eran la madre de la justicia, del desarrollo humano, de la belleza más pura e inefable del universo. Y no se diga lo sabroso de sus virguerías de sus bebidas y comidas, los perros calientes y las hamburguesas, sus refrescos (Pepsi y Coca Cola), sus salsas que han envenenado con cáncer a tanta gente.

Porque, sépanlo, pequeñas criaturas tan crédulas y bobas: el consumismo provocado por el capitalismo, tan chévere, tan divertido, tan gozón, también genera una obesidad o un cretinismo mental que no se cura viendo más pendejadas por las redes. Siempre estamos pensando en qué gastar los pocos churupos que tenemos porque eso nos da nota, y lo vemos en las redes y seguimos siendo pendejos. Porque dicen que eso nos relaja, porque con eso sentimos que estamos haciendo una gran obra de pendejo que nos trae la paz y la seguridad personal. Porque a la vez, sentirse endeudado, es también chévere. Y sentirnos por lo tanto lleno de odio al culpar de nuestros problemas a los demás, a otros pendejos, es igualmente sabroso. Y estamos jodidos por culpa de los negros, de los indios, de los muertos de hambre y de los que no TRABAJAN ni hacen un coño. Y eso hace que por otra parte vivamos arrecho con este mundo que cada vez más se va haciendo más COMUNISTA, como China, por ejemplo, que le está dando medio palo cochinero a los gringos. Pero somos tan copiones, que un día de estos, sin darnos cuenta, vamos a dejar de lado a los gringos y de veras vamos a creer en los chinos, pero sin decir que estos son comunistas.

Y por eso siempre estaban dando ganas de irse DEMASIADO, de irse para el coño de la madre, más allá de bien lejos de estos chavistas de mierda, de "Maduro coño de tu madre". Y muchos se fueron para Colombia, y cómo allá los maltrataron. Y muchos se fueron para Ecuador y Perú, y cómo los violaron y robaron, pero siguieron felices. Y muchos se fueron por el mundo buscando la libertad, que debe ser tener mucho de sobra para gozar eternamente mucho más allá de la muerte, así como nos enseñaron desde pequeño de que el Paraíso es el SUEÑO AMERICANO

PORQUE principalmente se quería coger para el esperpéntico SUEÑO AMERICANO, donde hasta los excrementos son excepcionales, esplendidos y aromáticos. En cambote cogieron para allá a través del Darién, cargando con sus bojotes, porque era mejor exponer la vida en aquellos infiernos y selvas que vivir en Venezuela. Dejaron sus bienes, los vendieron a precio de gallina flaca por buscar un puñado de dólares, y enfrentaron serpientes y violadores, se hundieron en pútridos y cenagosos caminos pero que les parecían mil veces más maravillosos que vivir en Venezuela. Pero llevaban en la mente EL SUEÑO AMERICANO, y eso les hacía vencer cualquier adversidad. Cruzaron Colombia, Panamá, Costa Rica, Honduras, Nicaragua, Guatemala y México, cruzaron el Río Bravo y algunos de pronto llegaron a Nueva York, New, York, New York, New, York, New York New, York, New York New, York, New York New, York, New York New, York, New York New York… y????? El sueño no aparecía en ningún lado. Hasta que los cogieron y los mandaron a El Salvador, donde de veras se encontraba… colorín colorado…