Maduro, el Esequibo y el nuevo mundo

Después de la reciente reunión entre los presidentes Joe Biden y Xi Jinping en Estados Unidos, el mundo es otro. El aumento de las tasas de interés del dólar y los aranceles de la era de Donald Trump, ahora es que están haciendo efectos. La economía de China está sufriendo un frenazo. Esto está produciendo una caída en la demanda de materias primas, lo que se está reflejando en una caída de precios del petróleo. El crudo perdió la tendencia alcista recientemente.

Ese retroceso también se produce porque en la OPEP acaba de surgir un desacuerdo. Arabia Saudita propuso un recorte de producción, para enfrentar las medidas de alza de tasas de interés. Pero Nigeria y Angola no cumplieron con las cuotas. El disgusto de los sauditas produjo la suspensión de la reunión del cartel petrolero y se dejó para este jueves.

La distensión

Aunque en principio pareciera que Washington se está anotando una victoria, en el fondo hay un reparto del mundo. La Casa Blanca está dando un giro y para que el petrodólar prevalezca, requieren volver a la configuración que existía antes de Barack Obama, aunque haya algunos elementos distintos.

China necesita que EEUU relaje la política de aranceles. Y EEUU necesita que China siga comprando Letras del Tesoro debido a la enorme liquidez que posee. Además, que también reduzca la exportación de químicos a México, que terminan convertidos en fentanilo y que entran a EEUU en grandes cantidades. Ambos países se necesitan, no puede haber un desacoplamiento, porque el caos económico sería de consecuencias impredecibles. Entre las dos potencias también se propuso un acuerdo en materia tecnológica y desarrollo de la inteligencia artificial. Una de las guerras silenciosas que mantienen estos dos países es la de los chips.

El reparto del mundo

Para que el petrodólar prevalezca, Washington requiere que el Medio Oriente se mantenga en su eterno conflicto. Entonces China tendrá que salir de allí y a cambio se queda con Taiwan. Pero para Occidente no es suficiente y no puede haber una alianza China-Rusia. Así que es altamente probable que el conflicto en Ucrania llegué a su fin y su presidente termine fuera. Esto daría incentivos a los rusos a mantener su rivalidad con los chinos.

Pero si Washington entrega en aquel lado del mundo, reclamará en este. En el mundo que diseñaron los viejos halcones, América Latina era una región alineada. No es una casualidad que a Ecuador y Perú, están entrando tropas estadounidenses. Ahora Argentina, con un nuevo presidente, que promueve la dolarizacion. México, nacionalizó las empresas chinas que explotaban silicatos en Sonora, necesarios para la fabricación de chips.

En todo ese reparto, entra el Esequibo, en disputa entre Venezuela y Guyana.

La incidencia en Venezuela

El recorte del precio del petróleo le quita presión a Washington. Así que, en el juego del gato y el ratón en Venezuela, Nicolás Maduro está jugando con una carta marcada. Aunque para ser sinceros, el aumento de tasas de interés tiene también sus límites. Esa misma capacidad que tiene de producir daños económicos en economías emergentes, también la tiene para destruir sectores de riesgo en EEUU. Ya se vio como quebraron bancos regionales en el primer semestre de este año, por tal razón. Así que no se podrán prolongar en el tiempo. Y los especuladores saben que ocurrirá si empieza una política de reducción de tasas si la conflictividad actual no cesa.

Washington quiere el Esequibo. Desde que Exxon Mobil encontró grandes yacimientos de petróleo en la fachada atlántica, ese es un propósito. Maduro echa mano al Acuerdo de Ginebra, además convoca a un referéndum. Esto incomoda a la Casa Blanca, pero entienden que en Caracas buscan mejorar su posición. Para Miraflores, el Esequibo se convierte en una carta más del juego, que podría significar la permanencia o salida del poder del madurismo.

Maduro negocia desde una posición débil, sobre su cabeza penden amenazas con acusaciones de todo tipo en el ámbito internacional y sabe que si pierde el poder, sufriría graves consecuencias, si no tiene acordada una transición pacífica con algunos sectores de oposición. Así que, su opción principal es la de aferrarse al poder. Entonces se abre un abanico de opciones. Que Venezuela se quede con el Esequibo o mantenga la disputa en el tiempo. Que Venezuela pierda el Esequibo y a cambio los gobernantes de turno reciban los favores de los intereses extranjeros. Que Venezuela logre un acuerdo, que le permita ser parte de la explotación petrolera, junto con Guyana. Lo cierto es que quién está en Miraflores es Maduro, y es con quién Biden tendrá un enfrentamiento en ese sentido, o buscará acuerdos.

Hay un detalle. En Guyana opera China y la reciente distensión mencionada acá, puede pesar en las decisiones, acuerdos o negociaciones próximas.



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Alex Vallenilla


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