Docencia Amena

Una Venezuela extraviada y otra perdida ¿A cuál salvar?

Mientras por las redes sociales usuarios de todas las edades, sexo, raza y religión se gastan bromas entre un bando y otro por medios de memes, sticker o mensajes luego de los encuentros realizados en México, por parte de las tendencias políticas que hacen vida actualmente en Venezuela, también se da el caso quienes viendo el panorama con ojo y sentido crítico este país camina con orientación distinta: uno extraviado y otro perdido.

Esta última la ubicamos en un modo de no utilidad, que podía hacerlo, desaprovechando toda ocasión de servir para algo o alguien. En cambio la otra toma el camino equivocado o llega a encontrarse sin saber por dónde se tiene que ir.

De modo que en la primera orientación es donde debemos poner el ojo y apuntar firmemente si es que se desea la recuperación plena del país, empezando por sembrar credibilidad en las instituciones del Estado.

Nos cuesta digerir el tamaño de la descomposición social vivido actualmente en esta nación de sobrados ejemplos de honradez y respetuosidad en el pasado histórico. El ladronismo y el pillaje raya en hechos cometidos en el seno del hogar, ante compañeros de trabajo, además de la osadía apreciada en templos y cementerios donde ni feligreses ni difuntos se salvan. Todo esto viene ocasionando hondas preocupaciones, a tal punto de crear estados de shock e incertidumbre en un buen número de víctimas cuando toca manejarse con organismos del Estado.

¿Pero por qué viene cometiéndose de manera gradual estos tipos de actos dañinos y perjudiciales cuando son precisamente los jóvenes quienes en mayor proporción inflan tales estadísticas?

Los errores parecen no corregirse a tiempo y persisten. Bien sea por desconocimiento u omisión. Esta última, según se observa con regularidad, corre como la gripe sin control. De modo ésta es la Venezuela extraviada, la que el sistema de gobierno sin orientación clara conduce los destinos del país hacia un final sin fin o no se regrese al camino.

Entretanto la Venezuela perdida ya ha asomado en más de una ocasión su animadversión a en hacer un país con oportunidad para todos. Pese claudicar los factores de oposición venezolanos en días pasados buscando favorecer un clima de sosiego camino a las megaelecciones de este 21 de noviembre mantienen la orejita parada y la cola moviéndose en espera de cambio de hueso por parte del Tío Sam. Es decir, de ese árbol no se puede esperar fruto bueno.

La Venezuela trabajadora y productiva debe volver a su camino trayendo consigo justicia social, oportunidades de desarrollo en áreas de alimentación, salud, manufacturera, técnica, industrial, ciencia, tecnología, entre otras. Las correcciones desde el hogar, la escuela, la iglesia y la comunidad deben hacerse a tiempo. Evitarnos a tipos como Guiadó hacerse pasar por hermano o amigo, patriota o compañero, cuando en realidad cometió la falta más grave en beneficio de un pueblo: traición a la patria, pero por allí pasea. Mientras, la Venezuela que se conoce y mayormente pisamos es la extraviada.



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Brígido Daniel Torrealba


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