La participación democrática electoral en los procesos constituyentes que ha habido en Venezuela (el de 1999 y el de 2017), no ha llegado ninguno al 50% de participación.
La votación del 25 de abril de 1999, para la aprobación del Referéndum Consultivo convocado por el Presidente Hugo Chávez, basado en el artículo 4 (Soberanía Popular) de la Constitución de la República de Venezuela de 1961 en concatenación con el artículo 181 de la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política, en esa ocasión la participación fue del 37,65%.
La votación del 25 de Julio de 1999, para la elección de los miembros de la Constituyente (elección similar a la que acabamos de tener en Venezuela el 30 de julio de 2017), la participación fue del 46,2%. En esa oportunidad el gobierno ganó la contienda con cerca del 65% de los votos escrutados, lo que le dio una mayoría en el Poder Originario de 121 curules, contra 6 que lograron las fuerzas opositoras, toda una paliza antológica.
La votación para la aprobación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en el Referendum Constitucional del 15 de diciembre de 1999, la participación fue de 44,38% del electorado. En los tres casos, la victoria aplastante del chavismo tuvo márgenes abismales en algunos casos de más del 80% de los votos escrutados.
Los resultados vistos en la elección de la Asamblea Nacional Constituyente del 30 de julio del año 2017, en donde la participación fue del 41, 53% no hace más que ratificar la tendencia histórica de este tipo de comicios, con la salvedad del hecho notorio y comunicacional de la violencia opositora desatada y de la abstención que jugó la Mesa de la Unidad Democrática, con los resultados de un despilfarro de una fortuna política adquirida en diciembre de 2015, hecho repetitivo en la cultura opositora venezolana a la cual nos tiene acostumbrados.
