Bandidos. Cuando chupaban del pezón burocrático de la revolución, todo lo hecho por el gobierno les parecía perfecto. Pero bastó que les quitaran la teta para convertirse en sujetos de verbo contrarrevolucionario que en la práctica ayudan a la oposición.
El caso es sencillo: quien fue encargado de altas responsabilidades dentro de un proyecto histórico pero luego fue marginado de éste por cualquier motivo, nunca atacará a ese proyecto si tiene un verdadero compromiso con las ideas históricas y quiere que estas triunfen.
El individuo de convicciones genuinas pone en primer lugar el interés colectivo expresado en el proyecto y deja a un lado su egocentrismo, soberbia o interés personal. Es así puede decirse que la grandeza moral y política de personajes especiales se impone al oportunismo y la mezquindad de los seres ordinarios.
En tiempos de cálculo político prágmatico, hay quienes dicen que al gobierno del Presidente Nicolás Maduro le quedan semanas o meses, es entonces cuando los marginados exfuncionarios del gobierno chavista reaparecen como zamuros que rondan la muerte y la derecha les presta pantalla para divertirse y expandir su veneno.
Alimentados por profundo resentimiento social y ánimo de revancha contra el proyecto que sabiamente se abstuvo de darles el reenganche, estos lambucios destetados fabrican un discurso leguleyo y sin luces contra la Asamblea Constituyente propuesta por nuestro camarada Presidente.
Demasiado mediocres son los argumentos jurídicos (no merecen respuesta) sobre todo cuando vienen de individualidades que nada saben de Derecho como la ex Defensora del Pueblo Gabriela Ramírez, alias "La Torturadora" quien con sobrados méritos se ganó ese apodo al manifestar públicamente que "la tortura tiene un sentido para obtener la confesión".
Lo cierto es que la Constituyente es una herramienta legítima del pueblo para conquistar la paz; el otro camino es el terrorismo que hoy peligrosamente ataca a Venezuela. Si triunfan los terroristas, dejará de existir la democracia y se impondrá una dictadura asesina antichavista.
Pero para los oportunistas, mezquinos y rencorosos exfuncionarios del gobierno chavista no importan las consecuencias de colaborar con la propaganda de los terroristas porque la rabia egocentrista y pequeñoburguesa que los afecta es intensa y les impide ver que si la Revolución Bolivariana cae ellos también serán ajusticiados. De nada valdrán los indignos servicios que hoy prestan estos enanos de la historia.
En cambio, somos los chavistas de a pie (los que no tenemos ni pedimos cargos ni privilegios) quienes nos resteamos con la Constituyente y con Maduro para defender la Patria.
