O sobre el compromiso y otras cosas

La historia del idiota...

El  compromiso es como un gran río. Tiene diversas vertientes, a veces es claro, a veces no. Es manso, también puede ser bravo...uno nunca sabe. Compromiso tiene el poeta, compromiso el del obrero, muy diferente al compromiso del patrono, pero compromiso al fin. Compromiso el del maestro – de cualquier nivel ¡no importa!...maestro es maestro, aunque llamarse profesor universitario, dé más caché - . Compromiso el de la mujer. Compromiso, el del escritor Compromiso, el del policía...y el del delincuente también. Compromiso, el del Alcalde. Compromiso es compromiso. Pero, ¿que esperar?, acaso que el compromiso se decrete en una que otra asamblea. 

     Para algunos, el compromiso puede ser una acción relacionada con algún propósito individual, logrado o por lograrse, generalmente esta penetrado por el individualismo y su ideología que te dice” comprométete contigo lo demás -y los demás- no importan) Para Tristan Tzara, “el compromiso del poeta no es una acción que se relaciona con la literatura, sino con la vida”. Igual, ha de ser el compromiso de todos, con la vida, en la vida...para la VIDA y agregamos nosotros, cuando el poeta o la poetisa  son poetas que pisan tierra. Sin embargo, ¿compromiso con la vida?, hemos de lamentar que no sea así, de plano. El compromiso se ha reducido a una parcela, un estanco sin ninguna “conexión sentimental” con la vida, – Gramsci dixit-. El compromiso, parece que fuera hoy, sólo un modess, una toalla sanitaria, útil solo para cada cierto tiempo,… y después se bota. El compromiso se ha reducido al YO, y de allí para acá...no hay más conjugación que valga: el YO con el NOSOTROS... ¡sólo es un rumor!, y esto es peligroso, vaya tarea para los que andamos creyendo en el socialismo y creyendo en Chávez. Quizá, por esto tengamos que traer al poeta Gustavo Pereira hasta parafrasearlo, más que en sus palabras, en su sentimiento. Y es que de verdad, estamos llenando el pecho de infiernos baratos. Hay una aridez en el alma, una especie de sequía, que deja sin mastranto a la sabana, sin ilusiones al sueño...sin UTOPÍA a los pueblos. Una sequía prolongada, y pensar que todos los días nos quedamos sin represas morales, como para poder ver nacer en mis caminos, en los tuyos, en los de la gente una sublevación de ixoras y trinitarias, que nos recuerden de una vez por todas que la tierra ya no es plana. Que nos recuerden que el mayor compromiso es la vida, pero en una relación de iguales. 

     Hay un mundo grande, un mundo pequeño. Una república pequeña, una grandísima. Quizá, sea la cuarta, quizás la quinta, uno también ha llenado el pecho de una  u de otra y hasta los mas diestros para el saqueo de la patria se llenan de las dos y las utilizan mas bien en sus practicas. Quizás, para unos sea de primera, o para otros, de segunda, quizás, simplemente no sea. Pero, aún no siendo, hay tareas que realizar, así de urgentes, pero que implican el estudio y la comprensión de los pueblos combatientes. Tareas para el Reino de este mundo...por eso es que Carpentier se arma de palabras y dice: “Entenderse con él, con ese pueblo combatiente, criticarlo, exaltarlo, pintarlo, amarlo, tratar de comprenderlo, tratar de hablarle, de hablar de él, de mostrarlo”... Pero hace falta – Alejo - ,  hacerse de lluvias y de volcanes, de mares y ventoleras, llenarse de plenilunios, en el mejor de los ejercicios de ecología profunda, interior. Hace falta el amor, en su estado puro, y junto a él...SIEMPRE, el compromiso por vernos con los ojos del OTRO.  Es que acaso, no vale la pena preguntarnos: ¿Qué será de nosotros, cuando ya no seamos nosotros? Somos YO, un yo colonizador, que nos pone a vivir con los viáticos de la derrota, a consignación,  y escondiendo un huacal de pecados para que otros no los vean... ¡mira que ya viene el momento de la crítica!, y de apuntar con el dedo, y de apuntar con el corazón. Y aquí, nos puede sobrevivir una vieja rocola interna, marcada como A4, quizá L66 para decirnos, en la voz de Bienvenido Granda, o de Orlando Contreras: “Un corazón de madera / te voy a mandar hacer / que ni siente, ni padece / ni sabe lo que es querer /.  El individualismo posesivo, posee y posee, con su gigantesco corazón de madera. Despersonaliza y nos enfrenta, incluso. Nos hace mirar con recelo, al otro, nos hace entender como OBJETOS al otro, a la OTREDAD, y terminamos regalándole al mendigo la franela vieja, la que ya no nos sirve, para asegurarnos el poquito de cielo que  nos corresponde.

 

     Una poesía de Aquiles Nazoa, pudiera ser la voz de los que tienen alma, y de los que creen en el prójimo, de pensamiento, palabra y omisión. Pudiera ser el comején necesario para consumar la derrota de los corazones de madera, Y es que cuando se tiene la capacidad de amar, al hombre, a la mujer, al enemigo, a la patria, se puede invocar a Nazoa, no como una zarza ardiente, pero sí en la palabra humilde: “Pero escuché la voz de los sencillos / campesinos y obreros de la tierra / y vi sobre el amor venir la guerra / con su turbión doliente de cuchillos /”.  

     La voz de los sencillos, la voz de los sencillos se convierte en indispensable, sólo cuando sabe que no hay nadie indispensable, si no hay unidad. Y esto viene al caso, ahora cuando se sabe quien es quien y de que tipo de republicas están llenos los pechos, no en una clasificación vergonzosa que ubique a unos allá y a otros acá, no, porque aquí es donde entra la relatividad tan mentada del viejito Einstein. Aquí estamos nosotros, en medio del proceso, moviéndonos con el y entendiendo que ni el proceso, ni el proyecto son un souvenir, una estampita milagrosa para ¡vivir de la revolución!, de allí el cuidado que siempre  pido sobre el vivir viviendo (en la necesaria búsqueda del ser siendo). Hay un proceso en marcha, el mayor compromiso es la UNIDAD, el fortalecimiento del POLO PATRIOTICO no vaya a ser que algunos confundan el camino por el que vamos con los pasos que damos y obliguen a una marcha dentro de la oscurana, sin el farol de una ética de signo revolucionario, sino es así, esa unidad sólo se dará en función, de DECENAS y CENTENAS de pillos locales tras la búsqueda del perfeccionamiento de un modo delictivo de acumular capitales,  antes de  que se acabe esto. 

     Por eso uno dice, sumiéndose en la HISTORIA DEL IDIOTA, cantada por Alberto Cortez, “Porque camino andaré cuando me llegue el momento quien sabe si a dios veré o al diablo viejo royendo”. Porqué camino andaremos, cuando llegue un amanecer de DERECHAS... ¿porqué camino?..., no hay otro, pero con Chávez es la cosa, no hay otro. 

     Trabajemos por andar por el camino de todos, el que conduce a consolidar la búsqueda de los iguales como un amuleto  con los que desde adentro con sus mascaras  invocan ese tipo de amaneceres –allí esta la invitación de Ismael García como ejemplo del alma como letrina-.  El compromiso, que no quede duda es con Chávez y con la urgente Patria que demanda la fuerza del amor y con el alistamiento consciente de los dioses y demonios que nos habitan, unos para  amar amando y otros para pelear peleando, … por la Patria, por la Matria, por la vida. 

     El  compromiso es como un gran río. Tiene diversas vertientes, a veces es claro, a veces no. Es manso, también puede ser bravo...uno nunca sabe, uno nuca sabe.

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Nelson España

Miembro del Frente Antiimperialista de la Zona Sur - Anzoátegui

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