El desacuerdo de Santa Marta y Julián Conrado

El Desacuerdo de Santa Marta no puede volver a repetirse, que sepa el gobierno fascista e imperialista de Colombia que aquí tenemos patria, que el legado de Chávez es radicalizar nuestra revolución ...

La diplomacia siempre me pareció el mejor sinónimo de hipocresía. Cada vez que había una situación problemática en nuestras vidas, alguien nos dijo que debíamos ser “diplomáticos”, claro, es el arte de la convivencia entre opuestos y “diplomáticamente” se llegan a acuerdo que “evitan” enfrentamientos. La diplomacia logra acuerdos entre enemigos, por tanto, sus acuerdos encierran espacios cedidos y faltos a los principios de cada una de las partes, en pos de superar amenazas y conflictos para alargar una “convivencia pacífica” que permita fortalecerse pero que tarde o temprano volverá a sucederse.

Sabiendo siempre que acuerdos como el de Santa Marta deben ser vulnerables al momento histórico porque la mayoría de este tipo de tratados, fueron usados por los gobiernos para ganar un tiempo estratégico y lograr ser superiores para el nuevo enfrentamiento, no pude pensar en otra cosa que Venezuela representada por el comandante Chávez lo firmaba ante una inminente estrategia de invasión por parte de Estados Unidos.

“Mi nuevo mejor amigo” fue una de las frases pronunciada por Chávez que más amargo sabor dejara en mi recuerdo. Chávez dijo que era un acto soberano de Colombia el permitir que otro país (USA) instalara bases militares en su territorio, pero logró que el acuerdo restringiera de cualquier forma la utilización de la fuerza militar en el territorio de los países vecinos, “acuerdos diplomáticos” que vaina.

Reunirse con Santos recién electo, que venía de ser el ministro de la defensa de Uribe, que amenazaba con denunciar a Venezuela como soporte logístico de las FARC y que abrió las puertas a las bases militares gringas en suelo colombiano, era una situación especial. Los cinco puntos estratégicos de este acuerdo firmado en la quinta San Pedro Alejandrino, excepto el militar, favorecían a la clase adinerada y oligarca de Colombia que nos vendía y sigue vendiendo un alto porcentaje de nuestras necesidades.

Basado en este acuerdo de Santa Marta se entregaron a Colombia combatientes de las FARC y el ELN que cruzaban nuestra frontera heridos buscando socorro, se entregó a Joaquín Becerra, que se montó en un vuelo con destino a Caracas apareciendo en las horas de vuelo una solicitud roja de interpol solicitando su extradición, que se hizo de inmediato y Julián Conrado fue apresado en Barinas, cuya solicitud de extradición no fue procedente y permanece preso desde hace dos años.

Cientos de tratados y convenios entre países son firmados en situaciones políticas que obligan a firmarlos.

Si política y militarmente era lo debido, había quedado el principio de solidaridad internacional, la ética revolucionaria y la dignidad de nuestras ideas socialistas y humanistas, mancilladas en este acuerdo.

No tuvo Santos el menor pudor para recibir a Capriles, menos aún para solicitar a la OTAN ser parte de ella, ambos casos violaron descaradamente aquel acuerdo con el que nunca estuve de acuerdo. Juan Manuel Santos está sentado en una mesa para hacer un tratado con las FARC, sin embargo en Catatumbo se violentan los derechos de los campesinos que reclaman, Juan Manuel Santos se va a reunir con Maduro el próximo lunes en Cúcuta, para fijar, palabras de Nicolás, de nuevo, las reglas del juego.

La primera regla es dejarle claro al lacayo imperial, con la misma altura y fuerza con que acabamos decirle al mismo imperio que se le dará asilo político a Snowden, que Venezuela de ahora en adelante será respetuosa fielmente de la solidaridad internacional y que igualmente dará asilo a Julián Conrado, que ya lleva dos años en prisión inmerecida en una revolución socialista.

Nicolás debe darle una lección a este oligarca presidente de Colombia, debe poner las cosas en su lugar sin temor alguno, como se las puso a la CIA y a Obama.

El Desacuerdo de Santa Marta no puede volver a repetirse, que sepa el gobierno fascista e imperialista de Colombia que aquí tenemos patria, que el legado de Chávez es radicalizar nuestra revolución que, gracias a él, seguramente, es más fuerte y no podrá ser enjuiciada como colaborador de las FARC o invadida, como ocurrió aquel año.

¡LIBERTAD Y ASILO PARA JULIÁN CONRADO!

¡PODER PARA LOS CAMPESINOS DE COLOMBIA!

¡CHÁVEZ VIVE, LA LUCHA SIGUE!

¡AMANDO VENCEREMOS!

Anexo texto publicado por mí en el año 2.010:


Santos, Juan Manuel Santos, el hijo de puta

http://old.kaosenlared.net/noticia/santos-juan-manuel-santos-hijo-puta



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Raúl Bracho


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