Sigue la lucha para que la entrega de los perseguidos políticos sea algo totalmente inconcebible
La Solidaridad internacionalista vive hoy un día de alegría porque un gran cantautor revolucionario ha sido por fin liberado tras años de presidio ilegal e ilegítimo en Venezuela. Se vive la alegría de una voz liberada; y es una alegría activa porque los pueblos del mundo no cesarán en sus esfuerzos para que la Liberación de todos los presos políticos del mundo sea el camino de la dignidad, tampoco cesarán en sus esfuerzos para que los revolucionarios no sean víctimas de acuerdos de cooperación militar entre Estados, y menos cuando estos acuerdos implican a Estados progresistas o con acerbo Bolivariano, porque el Bolivarianismo -que no es otra cosa que el internacionalismo entre los pueblos-, no puede concebir que se le hagan concesiones funestas al imperialismo, consistentes en participar del acallamiento de los opositores políticos, que han entregado sus vidas para liberar a la humanidad de regímenes tan déspotas como el régimen colombiano; regímenes que no son otra cosa que la cara más concreta del capitalismo demoledor.
La liberación de Julián Conrado es una victoria de la presión de la solidaridad internacionalista, una victoria de esas mujeres y hombres venezolanos que en su propio pueblo luchan por profundizar el proceso hacia un pleno Bolivarianismo, participando del sentido crítico constructivo, exigiendo coherencia a un gobierno que ha concitado el apoyo popular desde hace años; es la victoria también de miles de mujeres y hombres del mundo que no han callado sus voces ante la injusticia social, y en particular ante la injusticia mayúscula del encarcelamiento de un cantor revolucionario en suelo venezolano.
El cantautor insurgente Julián Conrado fue finalmente liberado, tras 2 años, 7 meses y 9 días de cárcel mal llamada “preventiva” en Venezuela (la cárcel preventiva tiene un límite de tiempo legal excedido, por años, en este caso). El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela emitió una boleta de excarcelación fechada del 9 de enero 2014, en la que anuncia que:“Declara desistida la solicitud de extradición pasiva en contra del ciudadano Guillermo Enrique Torres Cuéter, de nacionalidad colombiana (…) por cuanto la República de Colombia dispuso retirar y cancelar, con carácter inmediato, las solicitudes de extradición requeridas al Estado venezolano…” [1]
Hoy Julián Conrado, tras años de presidio sin fundamento jurídico, está finalmente libre porque el Estado colombiano retiró la solicitud de extradición, y no porque el TSJ venezolano haya actuado con particular valentía al asumir su libertad y asilo acogiéndose al DIH y a los elementales principios éticos que sustentan al Bolivarianismo.
Es decir, la liberación de Julián Conrado se da porque es el gobierno colombiano el que desiste de su encarnizada persecución. Debe interpretarse este desistimiento del gobierno colombiano como lo que es: una victoria de la presión realizada por la solidaridad internacionalista, porque el costo político para el gobierno colombiano de seguir empecinado en callar el canto libertario de Conrado ya no valía el empecinamiento en sí. También hay que resaltar que Conrado será parte de la Delegación de Paz de las FARC-EP en la Habana, y que sin duda las FARC han tenido un peso importante en su liberación al pedirlo para la Mesa de Diálogos. El comunicado del gobierno de Venezuela fechado a 9 de enero 2014, expresa: “ El Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores de la República Bolivariana de Venezuela informa que, dado que las partes que conforman la Mesa de Diálogo de Paz entre el Gobierno de la República de Colombia y las FARC, constituida en la ciudad de La Habana, República de Cuba; acordaron incluir como miembro de la delegación de las FARC al ciudadano de nacionalidad colombiana, Guillermo Enrique Torres Cueter, quien de igual forma se hace conocer como Julián Conrado; se procedió el día de hoy a su traslado, siguiendo todos los protocolos establecidos para estos casos .” [2]
Por ello la solidaridad internacionalista vive un momento de alegría; pero de alegría relativa, porque si bien es una noticia formidable para el cantor revolucionario y para la cultura de América Latina, la liberación del cantor no sienta precedente con relación a los demás perseguidos políticos sobre los que sigue pendiendo una Espada de Damócles: la de las entregas de perseguidos políticos a un régimen que tortura como el colombiano. Y ahí es dónde radica la cuestión de fondo: que la lucha de los pueblos contra la tiranía no debe ser tildada de“terrorismo”, sino que el Terrorismo verdadero es el del capitalismo que despoja y asesina por desnutrición y por paramilitarismo en dupla de unas “fuerzas del orden” legales, que son destinadas a mantener un orden de injusticia social aberrante.
Es importante festejar esta victoria del internacionalismo; pero sin perder de vista el significado político de la misma, y lo que trasciende al caso de un hombre. Por ello proponemos los siguientes puntos de profundización y contextualización.
¿Por qué la causa del Asilo para Julián Conrado ha concitado una oleada gigantesca de solidaridad internacionalista en el mundo entero?
1. Porque Julián Conrado es un Cantor del Pueblo, perseguido por un Estado genocida para silenciarlo
Julián Conrado es un cantor del pueblo que sufrió la tortura y la cárcel siendo muy joven, ya que el régimen colombiano desde ese entonces intenta callar su canto libertario. Guillermo Torres, como se llamaba Julián, vio asesinar a sus compañeros a manos de las fuerzas policiales y paramilitares en su Turbaco natal; y fue empujado por la descarnada persecución del régimen colombiano que ingresó en la insurgencia, como una forma de seguir con vida y cantando por la justicia social. Las canciones de Conrado son testimonios históricos y culturales de un valor incalculable; por eso el régimen colombiano lo quiere acallar.
Algunos datos del prontuario genocida del régimen Colombiano:
en Colombia son asesinados el 60% de todos los sindicalistas asesinados en el mundo, víctimas de la herramienta paramilitar de multinacionales y Estado. Hay en Colombia al menos 62.000 desaparecidos forzados a manos de fuerzas estatales y paraestatales. La mayor fosa común del continente americano, con 2000 cadáveres de desaparecidos fue hallada en Colombia hace pocos años en predios del Batallón militar de la Fuerza Omega, entrenada por EEUU, siendo Uribe presidente y Santos su ministro de guerra. En el informe publicado en 2013, el CINEP señala que “ en 2012 fueron asesinados por la violencia política diez colombianos por semana (...) De estas violaciones 565 atañen a paramilitares, 268 a la policía y 187 al ejército”, el informe señala igualmente que bajo la presidencia de Santos los asesinatos de civiles mal llamados “falsos positivos” han aumentado, contrariamente a la versión de la propaganda oficial. Valgan las anteriores cifras para comprender el carácter de extrema intolerancia a la oposición política que desarrolla el Estado colombiano.
El cantor Julián Conrado, empujado a la insurgencia por la persecución política, y sobreviviente a varios bombardeos, fue apresado cuando buscaba ayuda médica: fue detenido el 31 de mayo 2011 por fuerzas represivas combinadas de Colombia y Venezuela en territorio venezolano. El gobierno colombiano lo ha perseguido con saña porque Julián Conrado con sus canciones lleva un mensaje de justicia social a un pueblo empobrecido, saqueado y agredido por el terrorismo de estado que utiliza su herramienta paramilitar y tiene todo el apoyo de EEUU.
Julián es un símbolo del perseguido político que desarrolla su vida y su arte en coherencia con los principios humanistas, en la lucha constante por la Justicia Social. Con el secuestro de Conrado en Barinas, el encarcelamiento ilegal y la solicitud de extradición al gobierno venezolano Las autoridades colombianas pretendían obtener una nueva entrega ilegal de un perseguido político por parte de Venezuela; pero los hombres y mujeres con ética de Venezuela y del mundo no cesaron su empeño en pedir libertad y Asilo para el Cantor, porque su Asilo simboliza la defensa del compromiso social revolucionario, porque su Libertad es lo menos que se puede esperar para un hombre cuyo principal “delito” ha sido elevar sus opiniones en contra de la miseria, el saqueo, la explotación y el Terror de Estado.
2. Porque si Julián era entregado al Estado colombiano su vida corría peligro, a la luz de la sistemática práctica de la tortura en Colombia
El DIH impide entregar a un opositor y perseguido político, sea este civil o insurgente, al país persecutor, en este caso Colombia. El DIH ampara el Asilo para el perseguido político, quién además está enfermo. Un hombre viejo, apresado cuando buscaba ayuda médica, no puede ser entregado a sus persecutores, por respeto a la ética y a diversos Convenios Internacionales. En las cárceles colombianas fallecen con inusitada frecuencia los presos políticos por tortura y por tortura de negación de asistencia médica.
La Convención de Ginebra y la Convención Contra la Tortura impiden entregarlo a Colombia. Los casos de tortura contra los presos políticos colombianos son aberrantes: casos de presos mancos y ciegos inmersos en patios paramilitares para que vivan una constante tortura, casos de presos políticos enfermos a los que se les niega la asistencia médica hasta que la muerte se los lleva; casos de presos políticos y de guerra heridos a los que se les niega la asistencia médica de manera a que la gangrena los carcoma y sufran sucesivas amputaciones; reiterados atentados contra la vida de los presos políticos que ejercen los sicarios amparados por la guardia; casos de presos políticos asesinados a golpes por la guardia del INPEC. Todos estos casos están documentados, y constituyen una evidencia flagrante de que ningún perseguido político debe ser entregado al Estado colombiano. Las organizaciones de Derechos Humanos denuncian la tortura y la “pena de muerte de facto”. En las cárceles existen más de 9.500 presos políticos, en lo que evidencia el carácter represivo del Estado colombiano, uno de los regímenes más represivos del mundo.
3. Porque la Libertad exigida no se trata de “clemencia” sino de respeto al DIH y la Constitución Bolivariana de Venezuela que protegen a los perseguidos políticos
La entrega de Julián Conrado, y de cualquier otro opositor político colombiano, sea éste insurgente o civil es absolutamente improcedente. Sería contravenir al DIH, y la Constitución Bolivariana, luchada por el pueblo venezolano, el entregar a Julián Conrado. El clamor incesante ha sido que las autoridades venezolanas respeten el DIH y la ética bolivariana y no entregaran al cantor Julián Conrado a una tortura segura. Como bien lo expresa el mismo Julián Conrado: aquí no se trata del clemencia, sino que se trata de respeto por los convenios internacionales, y por los principios mismos que defiende la revolución bolivariana.
Julián es un símbolo del revolucionario cuya vida dependía de las decisiones de un gobierno progresista, símbolo la necesidad de coherencia y ética como principios indeclinables a los procesos de emancipación humana. Cómo bien señala la solidaridad venezolana, su situación va de la mano con la evolución del proceso en Venezuela. Es vital para la lucha de los pueblos el asilo para Julián Conrado porque pone de manifiesto que “la solidaridad es la ternura de los pueblos”.
4. Porque el caso de Julián Conrado no lo representa a él solo, sino que es un símbolo del respeto por el derecho a Asilo, y que su caso se inscribe en un marco que afecta a todos los perseguidos políticos
Recordar que el caso de Julián Conrado se inscribe en unas políticas de colaboracionismo militar, que contravienen incluso la Constitución Bolivariana de Venezuela y el DIH: varios perseguidos políticos heridos y enfermos han sido entregados por Venezuela al régimen colombiano en total violación al DIH, incluso está el caso de guerrilleros retirados por graves enfermedades y de un civil: el periodista Joaquín Pérez Becerra entregado en abril del 2011, negándole el debido derecho a defensa y violando todo el DIH.
Otros países han otorgado el asilo a insurgentes colombianos, y por supuesto también a civiles perseguidos políticos, requeridos con fervor por el Estado Colombiano: es el caso de Brasil con el insurgente ‘Cura Camilo’ hace pocos años, o el caso del Chile de Allende que se negó rotundamente a entregar a los guerrilleros argentinos fugados de Trelew con un avión secuestrado, haciendo lo posible para que finalmente encontraran asilo en Cuba, y eso pese a estar Chile bajo amenaza de bloqueo alimentario por el régimen argentino. Varios estados han respetado el DIH y se han rehusado a la entrega de perseguidos políticos. Y de la Venezuela Bolivariana, que los pueblos del mundo hemos apoyado, y apoyamos, se pide la misma coherencia con los perseguidos políticos que a ella lleguen. Hoy Julián Conrado está libre porque el Estado colombiano retiró la solicitud de extradición, y no porque el TSJ venezolano haya actuado con valentía particular al asumir su libertad y asilo acogiéndose al DIH y a los elementales principios éticos que sustentan al Bolivarianismo. Queda esperar que en casos futuros las cosas se resuelvan con más agilidad y apego a los principios éticos de la hermandad bolivariana entre los pueblos.
5. Porque la solidaridad entre los pueblos es el único eslabón que no puede romperse ante las presiones imperiales; y por ético reconocimiento del sacrificio del pueblo colombiano
Gran parte de la solidaridad internacionalista con Julián Conrado entiende que Julián es hoy un símbolo de la necesidad de defender la figura misma del Asilo para los perseguidos políticos, es un símbolo también de la necesidad de defender la solidaridad entre los pueblos. Porque si bien la solidaridad internacionalista con los pueblos que han ganado poder de gobierno, como el es caso del pueblo venezolano, es indispensable, no es menos indispensable que los pueblos ejerzan su solidaridad constante y activa con los pueblos que luchan y enfrentan valientemente al imperialismo en su ataque más brutal de bombardeos, Drones y paramilitarismo, como es el caso del pueblo colombiano. Hoy en día la lucha del pueblo colombiano constituye una barrera de contención al imperialismo, que está indisociablemente ligada con la posibilidad de desarrollo de gobiernos progresistas en la región: si el imperialismo estadounidense arrasara hoy con la resistencia colombiana, tendría la vía libre para atacar más brutalmente a los gobiernos y pueblos de Venezuela y la región. Decenas de miles de jóvenes, mujeres y hombres, están entregando sus vidas por la libertad y la defensa de los sueños de justicia social.
Julián Conrado cayó preso en el proceso al que le ha cantado en reiteradas ocasiones. Varias voces de Venezuela y el mundo, organizaciones y defensores de DDHH, alzan sus voces por el respeto al DIH y que cesen las entregas de perseguidos políticos a un estado sobre el que pesan múltiples denuncias por torturas y homicidios en régimen carcelario, como es el caso del estado colombiano. De la Venezuela Bolivariana que los revolucionarios del mundo apoyamos, se clama por el abrazo en humanidad e internacionalismo a Todos los perseguidos políticos colombianos de los que nunca se habla.
Notas:
[1] http://www.aporrea.org/actualidad/n242961.html
[2] http://www.aporrea.org/venezuelaexterior/n242976.html
Carta de Conrado al anuncio de su Liberación:
http://www.aporrea.org/ddhh/n242977.html
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