Será que no hay organismo alguno competente que defienda los interese de la masa laboral porteña ante los reiterados y continuos atropellos que cometen a diario las empresas de recursos humanos: Seaport Trader; Caridad del Cobre; Costa del Norte; Buquemar; R.H. Suministros; Davimar; Estibadores; Servicios Andinos; Seproal; Faice Serven; Service Marítima del Centro; Macenca; Peso 40 Inversiones; Operadores Porteños; Servibuques; Multiservice; P.D. Kireh Ner; Argas Frading. Todo ello sucede bajo la complaciente mirada de quienes, lamentablemente, deberían de exigir respeto y valoración para quienes, por necesidad, deben soportar humillaciones, atropellos y atrocidades barbaries de empresarios, disfrazados de honestos Recursos Humanos, cuando verdaderamente son grupos explotadores de humildes trabajadores que muchas de las veces deben soportar humillaciones e insultos, sólo por el hecho de reclamar y exigir sus derechos legales como trabajadores que son.
Basta ya de de tanta injusticia laboral cometida por todos los grupos de Recursos Humanos -unos más y peores que otros- que de humanos solamente tienen el nombre, pero no entiendo como estas cosas suceden en presencia de las autoridades portuarias del IPAPC, quienes son los verdaderos garantes de toda legalidad, mientras que las arbitrariedades e injusticias deshumanas aumentan cada día más, la cual es vivida por todo el sector laboral portuario, incluso, el propio personal, responsable de la vigilancia interna de las instalaciones portuarias, y que prestan sus servicios para la empresa VECTOR.
Las injusticias más palpables cometidas contra la masa laboral portuaria, tiene que ver con: salarios miserables, incumplimiento con el seguro social, no cancelan bono nocturno, no cancelan las horas extras legalmente, no cumplen con el pago de cesta ticket, muchas veces son obligados a trabajar más de 12 horas, no tienen póliza de seguro de vida, no entregan recibos de pago, no cancelan vacaciones, utilidades ni fideicomiso, los descansos legales no los cancelan, los días feriados los cancelan como mejor les parece. Cuando todos estos beneficios son legales pero nunca llegan a los trabajadores.
Y mientras estas cosas suceden, los representantes de las mal llamadas empresas de Recursos Humanos, se enriquecen de la noche a la mañana, dejando muchas veces a familias enlutadas y sin el pago o reconocimiento por y con ocasión de algún accidente sufrido por alguno de éstos compatriotas que prestan sus servicios en condiciones infrahumanas, donde son vulgarmente explotados y pisoteados sus derechos legales, sin que hasta ahora haya organismo alguno que responda ante tantos atropellos e injusticias dentro de las instalaciones portuarias. “La esclavitud no se abolió, se cambió a 8 horas diarias. Les Luthiers
José Salcedo
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