La mayor suma de felicidad

El imperialismo lleva a cuestas una bolsa de gatos. Inventa con la creatividad del falsificador, delictiva y perversa, que da asco. Sólo la oposición venezolana en especial, y la derecha sudamericana en general, apoyada por la ultraderecha española, fracasada y fundamentalista, cree en las idioteces mediáticas que salen a la luz, que se ven, que se oyen simplemente porque tienen el apoyo de los grandes y todopoderosos dueños de los medios. Por más gritos que demos para rebatir, refutar, replicar a favor de la verdad, ellos tienen el capital, el mercado, el dinero, las multinacionales, que producen la noticia, y que los infinitos medios de prensa, radio, televisión e Internet sólo reproducen como pericos cibernéticos mundiales. El imperialismo es una gran máquina satánica cuyos engranajes no sólo están oxidados, sino que ya chillan, están quebrados, agrietados, y lo peor de todo, sin lubricantes. El desierto les ha abordado, y se trata de la arena de una realidad inexorable: la hora de los pueblos.

Desde Canadá hasta Argentina todo el continente americano sufre un terremoto social que no lo puede tergiversar, ni confundir la prensa mundial en manos de los oligopolios capitalistas. Los medios imponen furiosos las imágenes del descalabro climático, de lluvias imparables, violentos terremotos, voraces incendios; pero no puede reproducir el grito unánime de centenares de millones de seres vivos clamando por sus derechos fundamentales violados por el sistema capitalista, hoy neoliberal y fundamentalista. Peor aun para ellos, surgen voces que creían sepultadas por la historia de la explotación y la opresión humana. Negros, indios, mestizos, mujeres, gays, niños y adolescentes, y toda clase de excluidos suman voces al soberano grito que la humanidad unificada como por arte de magia está dando en los cuatro rincones del planeta. ¿Cómo grita el pueblo? Muy sencillo, organizándose lenta pero sistemáticamente, en consejos comunales, comunas, comunidades, redes de comunidades o mancomunidades, pronunciando su idea de libertad y de justicia que se resumen en soberanía y patriotismo. Legislando y construyendo modelos de gobierno y autogobiernos que darán al mundo una nueva esperanza de vida digna aplastando un milenio de dolor, muerte y sufrimiento para el hombre y para la tierra.

En España donde la abstención se ha generalizado, los políticos son una casta elitezca, y el triunfo de los partidos depende del dinero y de favores de la prensa y los medios con que cuenten, donde la política monetaria se ha entregado a instituciones claramente antidemocráticas, y los llamados poderes democrácticos están limitados y coartados a la hora de aplicar políticas fiscales, sociales o laborales por efecto del mercado que es la fuerza económica dictatorial. Este es el espejo con que se miran la mayoría de las naciones de Europa; este es el infierno que viven los pueblos llamados “civilizados” de occidente. Un ejemplo bastaría para determinar cuan hegemónicos se sienten los antes colonizadores, después imperialistas, y ahora socios menores del gran imperio yanki, actual monstruo herido que impone una dictadura mundial disfrazada de libertad democracia. La Gran Britania para los que se están desayunando es el conjunto de las siguientes 17 naciones: Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Fiji, Granada, Islas Salomón, Jamaica, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y Las Granadinas, Santa Lucía, Tuvalu. Y la reina de Inglaterra es la jefa de estas naciones. ¿Con qué autoridad pueden hablar de democracia, libertad, soberanía, igualdad y derechos los pueblos aún sometidos a la corona británica?

Está claro que cuando Venezuela socialista y bolivariana reclama con patriotismo, dignidad y soberanía la reforma constitucional dando un paso hacia el socialismo del siglo XXI apoyado por un número no menos de 7 millones 400 mil electores que dieron su veredicto en las pasadas elecciones presidenciales a favor de un proyecto socialista y bolivariano, no cabe duda que el verdadero desequilibrio mundial no lo sienten en el cataclismo ecológico que todos vemos a diario por los medios, sino el cataclismo social que para ellos es la revolución socialista bolivariana liderada por su comandante máximo Hugo Chávez. Está por demás clarísimo que han utilizado tanto las fuerzas de la ultraderecha continental, en los casos del maletín en Buenos Aires, y en la ayuda humanitaria que brindó Venezuela a los afectados por el terremoto en Pisco, que el imperialismo ha traducido como mensajes propagandísticos (latas de atún) de Chávez y Humalla, cuando las evidencias demuestran claramente la incursión de la mano peluda del gobierno de Alan García, el periódico Expreso, vocero de la derecha inca, y por su puesto la sombra siniestra del Pentágono, y la red de medios al servicio del Nuevo Orden Mundial. Suman a estas fuerzas oscuras las sotanas negras de los curas como Lukcer (lucifer local) reclamándole al gobierno bolivariano o tergiversando con miedos al pueblo, asustándole con el diablo de la expropiación, la entronización gubernamental, la inseguridad familiar, la violencia del castrocomnismo, etc. Miedos que impulsan en verdad, creánme, porque ellos mismos lo tienen y se les acaba la materia prima de la que viven: los pobres. La iglesia satánica del Vaticano sin pobres ¿qué puede hacer? Cuando los que eran pobres comienzan a organizarse y a tomar conciencia de su verdadero poder, a travès del conocimiento y la liberación reales, las garras del imperialismo, como los barrotes de la tiranía sacerdotal oligárquica se ven disueltas, a corto, mediano o largo plazo, pero definitivamente disueltas.

Destruidos antes en Vietnam y ahora en Irak, resistidos en Cuba, descubiertos en Colombia con más de 50 años de genocidio y narcotráfico, desestabilizados por países como Nicaragua, Ecuador, Venezuela, Argentina y Bolivia que como bloque van unificando esfuerzos (ALBA) y resisten el Nuevo Orden Mundial impuesto por la Comisión Trilateral, el Club Bilderberg, el Consejo de Relaciones Exteriores, el Club de Roma, el Comité de los 300, el Bohemian Club, Aspen Strategy Group, Skull and Bones, y las demas organizaciones mafiosas político-económicas que dirigen el mundo, dominando los 6 bancos más poderosos del planeta, a las instituiciones como el FMI, el Banco Mundial, la OCM, OEA, ONU, CIDH, FAO y demás “ministerios” del gobierno mundial; todos bajo la sombra endiosada y soberbia de un David Rockefeller, que desde 1954 viene creando al satánico mundo de la plutocracia universal contra la hora de los pueblos. Imperialismo de las multinacionales que intenta callar el clamor del poder comunal cuyo sonido como la trompeta de Samuel está destruyendo el muro de la ciudad santa sitiada por los enemigos.

Venezuela socialista bolivariana es la vanguardia mundial resistiendo pacíficamente al imperialismo donde quiera que se muestre. Vamos todos por el SI que en 4 meses proclamará históricamente la Carta Magna número 27 desde 1811, pero esta vez la imagen amada y venerada de Simón Bolívar como guía espiritual, y la de los próceres independentistas, y la corte de sus predecesores indígenas y afroamericanos, verán encendidas las antorchas de la unidad y la soberanía, aplicando en letras doradas de la ley, la mayor suma de felicidad para los pueblos, verdaderos soberanos de nuestras naciones que construyen el socialismo del siglo XXI.

Mforti9@cantv.net


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Mario Forti

Astrólogo, filósofo, músico, tatankisi, escritor, poeta, critico, ddhh, tarotista, taoista, lector, meditación, yoga, sanación, terapias shamánicas integradoras

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