Rodilla en tierra del Tío Sam

Tendremos que acostumbrarnos a ver a los halcones de Bush vociferando alto contra nuestros compatriotas defendiendo la revolución. Acostumbrarnos a ser acosados por los medios privados que corporaciones multinacionales gobiernan con mano dura, dictando qué pensar, cómo pensar, y cuándo pensar. El capitalismo escamoteado en “libertad de expresión” y “democracia” lanza sus misiles mediáticos, en múltiples anuncios circulando el orbe terrestre. Nosotros decidimos por la libertad, y no sólo de expresión, libertad total. Que nadie nos venga a decir qué, cómo ni cuándo. Les dejamos a los “hijos del Tío Sam” pensar únicamente en lo que quieren las multinacionales de los medios. Ellos educan los nuevos “robots” que son adictos a Hoolywood, Walt Disney y lo que venga como la Coca Cola, y la forma norteamericana de ver el mundo. Nosotros ya hemos decidido ver el mundo con nuestros propios ojos. Indios ojos que laten en nuestra roja sangre. Ojos africanos que brillan en nuestro corazón de tierra roja. Ojos árabes que después de 8 siglos en España pasaron a ser nuestra mirada hispanoamericana. Ojos arco iris que miran el mundo como realmente es, y no como lo ponen en la televisión, o lo diseñan en las computadoras, en Miami. Ese mundo miserable que sólo ve lo que CNN, CBS, NBC y las demás cabezas de la hydra satánica mediática deciden no es el nuestro.

Tenemos que acostumbrarnos a esta guerra mediática mundial en la que nuestra bandera es la libertad frente a la siniestra mentira que el capitalismo pretende imponernos como “realidad”. Nosotros sabemos que lo que ellos desean es el poder total sin restricción para nada en todo el mundo. Sabemos muy bien que desean el agua, la tierra, el aire y el fuego y a nosotros como esclavos de su imperio mundial. También sabemos que Venezuela es el primer país en todo el continente que está levantando la mano contra tanta impunidad, tanta mentira e indignidad inhumanas. Y aunque nuestros hermanos sudamericanos no capten la importancia de la unidad revolucionaria tal como debería explotar en cada rincón del continente sabemos que tenemos que perseverar en el recto camino: la conquista de nuestra libertad de ser lo que queremos ser o no ser nada.

Por más que usen los medios masivos de difusión tanto como la moderna tecnología para degenerar lo que para nosotros es lo más sagrado y vital para vivir, no podrán competir con nuestro amor al suelo, la memoria y la sangre. Ellos, lo sabemos, lo poco que tienen, lo tienen ligado a un lugar que no está cerca de nosotros. Defienden intereses financieros, materiales, económicos, son incapaces de amar la tierra que los vio nacer porque no tienen corazón para ello, sin embargo, si tienen cerebro electrónico para obedecer ordenes como autómatas blandos. De arriba oyen, “golpe suave” y salen a la calle con flores y las manos pintadas de “paz”, “rodilla en tierra” para ser blanco de los medios militarmente disparando sus flashes ensordecedores de no pocas mentes automáticas ansiosas esperando la imagen de la “realidad”. No importa que mezclen, estudiantes, empresarios, policías, sindicalistas de la IV, actrices adictas a la mentira, venga esta de la coca, de la cuca, de la tele, de la radio o de MTV. Lo que importa es usar la imagen de una “mujer” que hable mal de Venezuela, y que sume a los que “ponen su granito” de arena virtual a los medios que devoran las imágenes, las palabras, los gestos fabricados por expertos.

El sistema capitalista, verdadero anticristo, controla detrás de las cámaras, el sentido y el sinsentido de las multitudes, a excepción de Venezuela. Nosotros hemos decidido romper el cerco. Por eso, nos lanzan a Condoleeza, a Otto, a Rato, Shannon, y tapan los escándalos de Wolfi, acusado de corrupto por aumentar el sueldo a su novia en el Banco Mundial y de Scooter Libby, asistente del Vicepresidente Chenney a pasar 30 meses en las sombras. No pueden justificar más el Vietnam que tienen en Irak. No pueden esconder más el odio que tienen a Miraflores roja rojita.

Utilizan la filosofía de Sharp, como usaron la de Leo Strauss, y cualquiera que les sirva para demoler toda forma de disidencia contra el imperio. Por eso, nos atacan, invirtiendo los factores. Ellos imponen una dictadura mundial, controlando los medios privados de difusión social, las corporaciones mediáticas que suman cadenas de cine, radio, tv, revistas, prensa, libros, música y nos acusan de represores. Saben que educan a través de canales privados, como lo hacía RCTV. Educan para la esclavitud mental y espiritual.

Sólo es el comienzo. Por eso compatriotas, debemos acostumbrarnos a esta guerra que se lleva compañeros y compañeras como víctimas del “hampa”, que sabotea, especula, acapara, desabastece como si fuera un “accidente” cuando en realidad se trata de atentados. Tenemos que acostumbrarnos a combatir al enemigo donde quiera que se encuentre y todo el tiempo que sea necesario. Con todas las armas de que dispongamos. Ya no se trata del pensamiento, ahora llegó la hora del sentimiento. No nos vamos a dejar imponer una forma de sentir como ellos quieren que sintamos. Ni OEA, ni CIDH, ni senados y congresos de países lacayos, ni medios privados como instrumentos del terrorismo mundial, ni actrices y actores, ni militares golpistas, ni políticos trasvestidos ideológicamente, ni sicarios, ni paramilitares, ni intelectuales mercenarios, ni estudiantes automatizados, ni profesores disociados, ni guarimbas, ni paros, ni golpes rosados, podrá vencer la revolución socialista bolivariana. Unidos somos invencibles, sólo libres somos dignamente soberanos.

Mforti9@cantv.net


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Mario Forti

Astrólogo, filósofo, músico, tatankisi, escritor, poeta, critico, ddhh, tarotista, taoista, lector, meditación, yoga, sanación, terapias shamánicas integradoras

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