Racismo

José Martí no pudo decirlo mejor: «No hay odio de razas porque no hay razas» (en «Nuestra América»). Difícilmente se halle término más fofo que el de ‘raza’, que no se refiere a nada real sino a prejuicio puro. Cualquier examen físico enseña que todo lo que atribuimos a raza no es más que rasgo accidental. Hay africanos de labios delgados y europeos de labios gruesos, ningún conjunto de rasgos biológicos constituye, pues, raza alguna. Los nazis se fajaron a buscar una descripción clara y distinta de las razas y solo consiguieron matar a millones sobre rasgos físicos borrosos. Pero si el concepto de raza no tiene valor científico, tiene una vigencia política de una perversidad apabullante.

Antes de América no había negros. Para los antiguos había abisinios o etíopes, considerados tan bárbaros como los germanos y demás catires norteños. Para ellos civilizado era solo el mundo del Mediterráneo. Negros, rubios y demás que no hablaban latín, eran bárbaros, nombre que viene, según dicen, de la onomatopeya del supuesto ruido de su lengua.

En América el imperialismo europeo, a diferencia del romano, por ejemplo, no tenía que negociar con sus colonias. Roma no tenía un poderío militar radicalmente superior al de sus pueblos dominados. Cartago estuvo a punto de acabar con Roma, Espartaco también. Pero en América no, porque aquí el poderío militar, ideológico y político europeo era formidable, hasta el punto de que el dominio sobre africanos e indios fue absoluto. Así sería de terrible la esclavitud de los africanos, que aún nos llega su eco en forma de racismo.

América y el racismo son hijos gemelos del capitalismo. El racismo ha sido, pues, instrumento primordial del capitalismo, desde Cristobal Colón hasta Adolf Hitler, pasando por estos comiquísimos mestizos racistas venezolanos. Tienen sangre africana e indígena bastante visible y son racistas. Es que todo racista es prodigiosamente ridículo. No creo mucho en los tests de inteligencia, pero el racismo es para mí una evidencia inapelable de imbecilidad. No hay estúpido más estúpido que un racista, como la señora que propone desinfectar de chusma el Teatro Teresa Carreño.

Si supieran lo sabroso que es percibir el color de la piel solo como una gala más del cuerpo.

roberto.hernandez.montoya@gmail.com


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Roberto Hernández Montoya

Licenciado en Letras y presunto humorista. Actual presidente del CELARG y moderador del programa "Los Robertos" denominado "Comos Ustedes Pueden Ver" por sus moderadores, el cual se transmite por RNV y VTV.

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