A propósito de las advertencias de asesinato del presidente Chávez

La ultraderecha anarquista

Las acusaciones de Chávez sobre un posible asesinato por parte de de Bush, hace que este artículo de Roberto Hernández Montoya, publicado en Question en diciembre de 2003, cobre vigencia.

Venezuela es el país de las nulidades engreídas y las reputaciones consagradas.
Manuel Vicente Romero García
El Cojo Ilustrado, «edición de gala» del 1º de enero de 1896, p. 65.

When you have to kill a man it costs nothing to be polite.
Winston Churchill

La derecha, orden y buenos modales, es especie en extinción acelerada, si no está extinta ya desde hace mucho. Ahora no se lleva eso de que un conservador dé los buenos días, se vista correctamente para cada ocasión, sepa que el vino tinto se liba con carnes rojas, el blanco con blancas y no se confunda con enmarañadas cuberterías.

Creo que fue sir Winston Churchill quien dijo que no estaba de acuerdo con crear un servicio secreto —donde luego trabajó Bond, James Bond, porque «un caballero no husmea correspondencia ajena» (RHM, «James Bond analiza el 11-A», Question, Nº 1). Un conservador británico leía The Times de los siglos en que las noticias no aparecían, ni en guerra, en primera plana sino en las páginas interiores. Así fue hasta los años 60. En la primera salían solo los avisos clasificados. La prisa actual por la primicia era plebeya, como lo es su propietario desde 1981 Rupert Murdoch.

El mismo Churchill decía que «cuando hay que matar a un hombre nada cuesta ser educado». Es que Churchill era de derecha; no de ultraderecha. Y, claro, todo conservador tiene quien le haga el trabajo sucio, lo que ayuda mucho a salvar la distinción.

Los conservadores usan guineas. Esto va a sonar extraño: la guinea es moneda que no existe, pero equivale a una libra y un chelín. Así son los ingleses. No se puede tener una guinea en la mano, pues es moneda virtual. Se usa para adquirir objetos nobles: obras de arte, joyas, castillos. The rest is silence. Or mere earthly pounds. Para pagar en guineas se añade a cada libra un chelín por guinea y listo. Pero en 1971 eliminaron los chelines y la cuenta se incomoda. Ya no se puede ser conservador como antes (ver Juan David García Bacca (2002), «Valor y precio», en Ensayos y estudios, Caracas: Fundación para la Cultura Urbana).

Por eso lo que se lleva ahora es la histeria advenediza de ultraderecha. Gentuza callejera de alaridos, gangs de Harley Davidson, escuadrones de la muerte, ademanes villanos, patoteros nostálgicos, neonazis, skinheads, señoras exaltadas y vociferantes, sin glamour y de razonamientos bárbaros, si es que se pueden llamar razonamientos. Cacerolean en restaurantes, a domicilio, a moribundos, declaran que este pueblo «parece que los españoles lo hubieran engendrado con miao, esta raza», etc.

¿Dónde está el charm de los animadores de televisión que nariceaban a los otros histéricos que anduvieron disfrazados de bandera? ¿Dó la elegancia de los asaltantes de la Embajada de Cuba el 12 de abril de 2002? ¿Qué se fizo el garbo de los intelectuales? Antes era de buen tono, como los conservadores colombianos, emplear un castellano honrado. Ahora los intelectuales de ultraderecha en Venezuela firman la siguiente anomia verbal: tres redundancias jaraneras en una sola frase de 23 palabras, economía de medios, a saber: «Es un paro nacional con la contundencia de ser el primer paro total de todas las operaciones de la primera industria del país» («Intelectuales con el paro», El Nacional, 11 de diciembre de 2002). Como no puedo dudar de su competencia literaria, pienso algo peor: que eso lo redactó algún tinterillo faltoso y que ellos firmaron, adocenados como acostumbran, en el fragor de la batalla. Raro porque los manifiestos que en la misma batalla redactamos los que estamos en la otra orilla no contienen desperfectos así(ver documentos de Voces por la Paz). Ojalá nos consiguieran uno, para mejorar nuestro verbo. Y eso que somos «el mismo Lumpen de siempre»(El Nacional, lunes 14 de octubre de 2002. Ver aclaratoria del jueves 17 de octubre de 2002). Lo que pasa es que es Lumpen en positivo...

Idioteces como la citada son congruentes con su chabacanería general. Como lo demás es aburrimiento, pondré un solo ejemplo: la Coordinadora Democrática advirtió que los militares activos no debían acudir al «Reafirmazo» contra Hugo Chávez por temor a represalias. Pero si Chávez va a perder el Referendo, ¿cuál es el temor entonces? Encima los militares, a quienes se supone los más aguerridos, se quedan en la retaguardia mientras los indefensos civiles van al frente. Y por último intimidan a los firmantes. Con razón organizaron todo un paro patronal y un aparatoso sabotaje para cogerse a Pdvsa y fue Pdvsa lo primero que perdieron, en menos de 72 horas. Así gerenciaba la meritocracia. A esos errores de cálculo conduce la soberbia. Al lado de la ultraderecha venezolana, el francés Jean-Marie Le Pen es inteligente.

La cosa viene de siglos. Cuando me preguntan cuándo comenzó todo este pleito, siempre respondo: «Cuando mataron a Guaicaipuro». Es mentira que son los anarquistas los amantes del desorden público. Jamás un anarquista ha causado las siguientes ingobernabilidades o tiranías, todas extremas:

  • La ultraderecha de los Estados Unidos invadió a Cuba en 1898 y desató décadas de desorden.
  • La ultraderecha colombiana asesinó a Jorge Eliécer Gaitán en 1948 y desencadenó una guerra civil de baja y a veces no tan baja intensidad, que todavía dura y no da signos de conclusión, sino más bien de recrudecimiento.
  • La ultraderecha de los Estados Unidos derrocó a Jacobo Árbenz en 1953 en Guatemala y provocó en Centroamérica un desorden que apenas hace unos años se serenó.
  • Las ultraderechas de los Estados Unidos y la Gran Bretaña derrocaron en Irán al nacionalista Mohamad Mossadegh en 1953 para poner en su lugar a un ci-devant y feroz dictador llamado Shah, que duró 25 años (10 más que la dictadura que anhela Carlos Ortega), que luego terminó en los tumultos que provocaron su caída y la instauración de los ayatolas. Fundamentalismo con fundamentalismo se paga.
  • La ultraderecha de los Estados Unidos asesinó a John Kennedy en 1963, para, entre otras cosas, intensificar la Guerra del Vietnam en 1965, con lo que generó toda clase de inestabilidades militares, políticas, económicas, sicológicas y morales en su país y en toda Indochina.

El caso más reciente y de los peores es esta guerra contra Iraq. Todo comenzó cuando la CIA montó a Saddam Husseín para que asistiera a los Estados Unidos en su conflicto con Irán, para aniquilar precisamente el gobierno de los ayatolas. Sin éxito, porque Saddam no pudo. Igual hicieron con Manuel Antonio Noriega y con Osama Ben Laden, reclutados y entrenados por la CIA y luego desechados cuando ya no les servían —si es que la familia Ben Laden no está sirviendo aún a la familia Bush, después de tantos años de lucrativa asociación financiera. Pues bien, cuando Saddam se les fue de las manos (suena familiar), lanzaron una ofensiva para detener su avance. Arruinaron el país en medio de un bloqueo a lo bestia y generaron un odio feroz contra los Estados Unidos, que ahora están cobrando en atentados diarios. Y todavía se preguntan por qué los odian tanto.

Imagínate que te destruyen la Biblioteca Nacional, la escultura de María Lionza, el Reloj de la Universidad, Miraflores, la Represa del Guri, el Salón Elíptico —fresco Batalla de Carabobo y Acta de Independencia incluidos. Y miles y miles de muertos, penuria, destrucción, mutilados, contaminación radioactiva y un desorden incalculable. Por mucho menos de eso hubo un 27 de Febrero en Venezuela en 1989.

Eres comerciante: ¿quién te vende y quién te compra? ¿Vale la moneda nacional? ¿Solo hay dólares? ¿Cómo conseguirlos? Eres empleado público: ¿quién paga tu sueldo? ¿Quién es tu jefe? ¿Quién tu subalterno? Estás enfermo: ¿a qué hospital vas? ¿Consigues medicinas? ¿Qué médico te cura? ¿Con qué instrumentos? Quedaste sin brazos. A tus hijos los liquidaron como «daño colateral». Cinco minutos para imaginar tu ira. ¿Entiendes ahora la resistencia a los invasores?

Estimado imbécil que promueves una invasión: Las bombas inteligentes no son tan inteligentes como para llamar a tu puerta y preguntar tu filiación y si les dices que estás en favor de la invasión, se van a la puerta siguiente, luego de saludarte educadamente. Si tu vecino es bolivariano, estallan, pero no causan «daños colaterales» a tu vivienda. Si tu tío está en la Misión Ribas —ocurre hasta en las mejores familias— solo matan a tu tío. Esas bombas puede que sean inteligentes, pero tú no. Y eso que los intelectuales aquellos, tan exquisitos, tan que pasaron 40 años sin hablar de atropellos sociales y muchas veces de nada, porque era vulgar y panfletario, decían en el panfleto citado: «Es un paro contra la imbecilidad». Se volvieron tenues como el aire hasta hacerse imperceptibles y cuando volvieron a la vida fue para negarla apoyando un «paro total de todas las actividades», el fundamento de su estética.

Ahora no hay con quién negociar la retirada de Iraq. Si se retiran como del Vietnam, ¿quién se queda a cargo? Porque en el Vietnam había un gobierno en el Norte y un Vietcong guerrillero en el Sur, mejor organizado que los invasores. Y los Estados Unidos negociaron con ambos. En cambio en Iraq no se sabe quién quedaría encargado, como no sea Saddam de nuevo. Es la misma imbecilidad del paro patronal de diciembre y enero pasados: todo para desembocar en una recolección de firmas para un referendo constitucional que nadie estaba negando y que era más bien lo que Chávez les dijo que había que hacer. ¿Es posible mayor humillación? Derribaron puertas abiertas. ¿Para qué hacer perder al país más de diez millardos de dólares, negar la Navidad y crear tanta desgracia y ruina para que Chávez saliera más fortalecido? ¿Para qué provocar una devastación mayor que la que ya habíamos heredado de 40 años de nulidades engreídas y reputaciones consagradas?


 
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Roberto Hernández Montoya

Licenciado en Letras y presunto humorista. Actual presidente del CELARG y moderador del programa "Los Robertos" denominado "Comos Ustedes Pueden Ver" por sus moderadores, el cual se transmite por RNV y VTV.

 roberto.hernandez.montoya@gmail.com      @rhm1947

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