"De los fumadores podemos aprender la tolerancia.

Todavía no conozco uno solo que se haya

quejado de los no fumadores."

Alessandro Pertini

(1896-1990) Político italiano

 

He mantenido una predica constante, en contra del hábito de fumar. Siempre me las ingenio para llegarle a cualquier persona, que se encuentra fumando, sabiendo la manera, como este vicio embelesa a cualquiera persona, y por eso hay que tener mucho cuidado de no recibir una mala respuesta de cualquier empedernido fumador. En días pasado entable una amena conversación, con una profesora, a quien conozco desde hace varios años, y sé, de su apego al cigarro, a pesar de su labor pedagógica. Sin preguntarle me confesó de haberlo dejado, desde hace poco tiempo. Al curiosear sobre el motivo de haberlo apartado, me dio la misma contestación que escucho de todo aquel, que por momento deja los cigarros, y tabacos, o intenta librarse de un problema bastante dañino: ¡Se han puesto muy caros!

La conversa se desarrolló de una manera muy cordial, y prácticamente se refirió al tema del consumo del cigarro. En el rato del fructífero dialogo, nos fue dejando algunas enseñanzas, para compartirlas más adelante y de esa manera ayudar a muchas personas a enfrentar este terrible vicio. Lo primero que me llamó la atención, es la respuesta pensando en lo económico, y no en el terrible daño a la salud. Todos, o la gran mayoría responden ¡Están muy caros! Salvo algunas excepciones se les escucha, tocar el problema de la salud, para dejar de fumar. Y, en segundo lugar, los insensibles fumadores se convierten en la mayoría de los casos, en unos defensores del vicio, como si estuvieran defendiendo una tesis de grado, poniendo, como ejemplos mensajes muy repetidos para justificar la poca voluntad para enfrentar el problema: "Conocí un señor, que murió a los 90 años, y nunca dejó de fumar"

La conclusión que podemos sacar de la conversación con esta pedagoga, es muy aleccionadora; porque nos permite profundizar en lo aditivo de este vicio, y no está muy lejos de la opinión de investigadores, que han llegado afirmar con muestras en las manos de muchos años, al colocar por encima de la cocaína en cuanto a la adicción todo lo relacionado con el tabaco, y por eso, vemos profesionales, obreros, y menores de edad, tomando bocanadas de humo para después dejarlas escapar con tanta satisfacción, como si estuvieran degustando un exquisito manjar, para finalmente ver la colilla con tanta nostalgia, como si, se estuvieran despidiendo de un familiar, cuando se marcha a la eternidad, según la tradición católica.

Crear conciencia sobre el daño del tabaquismo a la salud, no es fácil, pero nada es imposible. Reconocidos personajes se han enfrentado con éxito, porque entendieron de la responsabilidad frente a sus semejantes. Para nadie es un secreto, la afición a los habanos del Comandante Fidel Castro, y antes el compromiso con el proceso revolucionario se apartó del consumo, para dejarnos algunas reflexiones; transcribo la siguiente, expresada en un discurso en la facultad de derecho, en la Universidad de Buenos Aires, Argentina: "Cuando regalamos una caja de puros a un amigo, le decimos lo siguiente: ¡Si fumas, puedes fumar; si algún amigo fuma, le puedes brindar, pero lo mejor que puedes hacer con esa caja es regalársela a tu enemigo!"

El principal motivo para dejar de fumar no puede ser otro, si no el resguardo de la salud, y la reflexión de un amigo, obrero de pico y pala, lo testifica en cada oportunidad, cuando oye una conversación sobre el cigarro, o ve alguien echando humo: "Dejé de fumar, hace más de 20 años, cuando vino al mundo mi primer hijo, y mi mujer, prácticamente no me lo dejaba agarrar, porque lo iba a dañar" Para finalmente, escucharle una expresión muy utilizada por nuestros campesinos: ¡Puede más el juicio, que el vicio! Esta reflexión nos motiva a tomar conciencia para diferenciar el bien del mal, en beneficio de la salud en un mundo por demás contaminado.