La escuela de David de Lima

El hecho de ingresar a la historia podría ser una meta loable de cualquier dirigente político, pero entrar como un hombre de bien o un manipulador ambicioso capaz de hacerle daño a quien sea para lograr sus objetivos personales, indudablemente que esto último nunca podría ser motivo de orgullo.

La astucia de David de Lima, indudablemente que no lo llevará al Panteón Nacional, cosa que no le importa para nada, ya que se convirtió en un dirigente pragmático preocupado en vivir el presente con la mayor comodidad y con una máxima cuota de poder. Tiene una filosofía especial con respecto al manejo de los medios de comunicación, experto en hacer que otros inviertan en la compra de ellos para intentar manejarlos a su favor. Pero con la claridad que si esto  no se logra por fracasos administrativos, no tiene el menor problema que lo critiquen diariamente en periódicos digitales o redes sociales. 

Tiene la habilidad de convertir esas críticas, en material de informes para entregarles cuentas a sus superiores. De tal manera que un trabajo periodístico de opinión como este lo entrega como aval de su labor a favor de los que lo utilizan en perjuicio de la actual oposición democrática.

Tiene como norma utilizar a la gente y posteriormente ignorarlos, regla que enseña muy bien en esa escuela itinerante con que ha contaminado el país. Uno de sus mejores alumnos, el diputado José Brito, en esa escuela de alacranes lo imita magistralmente, en la ciudad de El Tigre se burló y utilizó a Alexander Gonzales, de la propia Lily, madre de sus hijos al ofrecerles y prometerles el apoyo a la alcaldía de esa ciudad, y resulta que después que se restearon con él en las elecciones parlamentarias, les sacó el cuerpo pactando con Raydan el alcalde adeco del municipio Simón Rodríguez.

En Barcelona, puso a caminar todos los barrios de la ciudad  capital al dirigente sindical Cheo Hurtado con  la promesa de un apoyo a la alcaldía de Barcelona, y ahora le dice que se quede tranquilo, que intente con una candidatura del movimiento sindical, pues temen que Richard Arteaga se termine de molestar rompiendo la unidad de Primero Venezuela. Total que Cheo gastó la suela de los zapatos para nada, porque ni carro le asignó. Puras falsas promesas igualito que David de Lima.

Lo cierto es que todo tiene su final, ya no hay diputados a quien convencer, trabajo en el que se desempeñó muy bien el fundador de esa escuela de alacranes, en las últimas elecciones parlamentarias se cuidaron de hacer llegar a una buena mayoría de diputados maduristas, muy pocos se colearon. David tomó la actividad política a nivel de diversión, con un excelente buen humor  armaba todo tipo de estrategia sobre todo en horas nocturnas, trabajaba cuando parrandeaba convenciendo gente, llegando acostarse normalmente a golpe de 5 de la mañana, de allí que se despertaba al medio día.

Su trabajo le proporcionó suficiente dinero para pagar gastos de compañías femeninas. Ya que su voluptuosa figura física fue un impedimento para conquistar mujeres, viéndose obligado a ayudarse con generosos regalos a las féminas.

El exgobernador sabe que está viviendo sus últimos días en la política, de tal manera que anda recorriendo sus pasos vividos en el pasado con sus aventuras amorosas, como la las disfrutadas con aquella espectacular bailarina carioca. Muy recordada por los barceloneses, cuando hizo que David enloqueciera ante tanta belleza. Precisamente en ese andar hace algunos días viajó al Brasil a visitarla llevándole de paso una serenata con un abogado cantante, con la intención de recordar viejos momentos y despedirse definitivamente de ella.

Al igual que él, ya el madurismo lo utilizó, uno no sabe cuán orgullosos se sentirán sus hijos de haber tenido un padre así, hasta donde el hijo dejará la peluquería en New York, para hacer política en su nombre. 



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Claudio Schiveci

Exdirigente juvenil en el Liceo Cajigal de Barcelona, Cofundador de la revista Horizonte, redactor de la revista cultural Candilejas. Columnista en los diarios El Metropolitano, La Nueva Prensa de Oriente y Diario Impacto en Anzoátegui.

 claudioschiveci@gmail.com

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