Hace mucho que un estudioso alemán, Robert Michels, en su obra clásica sobre “Los partidos políticos”, formuló la célebre “ley de hierro de la oligarquía”, según la cual toda organización política tiende a ser dominada por un pequeño grupo. Más recientemente, el brasileño Leonardo Boff resumió en una frase el mismo fenómeno: “La lógica del poder es mantenerse como poder”.
A la luz de estas ideas, no resulta extraña la intervención de los partidos y los burócratas, para tratar de controlar los Consejos Comunales, que son la figura impulsada por el presidente Chávez para desarrollar el poder popular, el poder de las comunidades. Pero, si se van a constituir cincuenta mil Consejos Comunales en todo el país, podrán manipular diez mil o veinte mil, pero no todos.
Las prevenciones de los tecnoburócratas dan risa: Están sumamente preocupados por la administración de los fondos destinados a los proyectos comunales (treinta millones de bolívares por proyecto); pero nunca se preocuparon por el manejo centralizado y discrecional de miles de millones, que se asignaron a una oficina o a un ente privado.
Lo que realmente les preocupa es la descentralización del manejo de los recursos y el progresivo avance de las organizaciones populares hacia la autonomía organizacional y administrativa. Cuando más bien debieran estar promoviéndola y apoyándola de la manera más desprendida.
A medida que la comunidades se apropien de la iniciativa, seguramente con fracasos y algunas pérdidas económicas, van a ir aprendiendo y corrigiendo y, lo más importante, adquiriendo independencia, adoptando mecanismos de participación y control, lo que equivale a la construcción de la verdadera democracia, la del pueblo, no la de los partidos.
Si los funcionarios y los dirigentes políticos están realmente comprometidos con un cambio revolucionario, los veremos dando pleno respaldo al funcionamiento independiente de los Consejos Comunales. De lo contrario, se verán anunciando peligros y desviaciones y oponiendo trabas burocráticas a un proceso que ven como una amenaza a sus privilegios.
