Poder popular

El burocratismo y la corrupción, dos hermanos mellizos, son vicios prácticamente inevitables, especialmente en los sistemas políticos de los países de economía capitalista. En la medida en que la competencia y la acumulación de capital sean las fuerzas dominantes de la economía, la desigualdad que generan favorece esas dos lacras que conspiran contra el bienestar colectivo.

Ninguna ley, por muy drástica que sea, logra desanimar a quienes persiguen privilegios particulares mediante procedimientos burocráticos y fraudes contra el patrimonio público. Paradójicamente, mientras más se extreman las medidas de control, más atractivas se hacen las ventajas adquiridas por estos medios perversos.

El único mecanismo que puede acorralar paulatinamente estos vicios es la participación popular organizada, hasta que la socialización de la administración pública logre la preponderancia del interés colectivo sobre los provechos individuales.

La participación del pueblo organizado tendrá que remontar múltiples obstáculos, interpuestos por quienes ostentan posiciones de poder político y económico. El presidente Chávez constantemente llama a la construcción del poder popular, pero esos llamados tropiezan con la resistencia de la administración pública, de los partidos políticos y del sector privado capitalista.

La lucha es de todos los sectores populares comprometidos con el cambio revolucionario y requiere de constancia y decisión. Cada comunidad, cada organización, deben tomar la iniciativa y trabajar sin descanso y sistemáticamente, para tejer la red del poder popular, que sirva de base al proyecto socialista impulsado por el presidente.


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Luis Vargas


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