El intrigante integracionismo de Pompeyo

¿Quién le administra la vejez a Pompeyo Márquez?

Es muy triste llegar a viejo, no cometiendo pendejadas, que al fin y al cabo son cosas propias de la edad, sino diciendo y haciendo todo lo contrario, sin necesidad de ello, de cuanto hicimos y dijimos de jóvenes y maduros. Lo que es peor, ser usados por quienes antes nos odiaron y combatimos; en tanto me enemisto con quienes en nuestra juventud y hasta avanzada madurez, en las malas y en las buenas, respaldaron nuestras acciones, compartieron ideas, luchas y hasta llegaron a amarnos. Es mayor la tristeza cuando dejamos de reconocernos en el pasado y doblados integralmente por los años, nos hallamos rodeados de personas sin rostros y en quienes no percibimos calor alguno.

 El viejo maestro, el predicador, entrado en la vejez, no es que se muestre cambiado, lo que es natural y dialéctico, sino que califique el discurso anterior completo, hasta en lo medular y filosófico, como una sarta de mentiras y ahora, cuando debería sentirse orgulloso de sus viejas luchas, diga que su vida pasada fue una payasada.

 Es lamentable ver a Pompeyo, el otrora dirigente comunista, guerrillero, por lo que sus amigos de hoy ayer le zahirieron y burlaron, adalid de las luchas antiimperialistas, contra las oligarquías acumuladoras ociosas del producto del trabajo y renta, voltearse de manera radical y dejarse usar por sus viejos enemigos.

 El heróico combatiente liberal Aureliano Buendía, el de los cien combates o más, llegado a la vejez, hizo lo contrario de Pompeyo. Se descubrió usado por los cachacos, propietarios explotadores, que allá en Bogotá, se aprovechaban de los esfuerzos de los ilusos como él. Mientras combatía e iba dejando la vida en riscos y peñascos, los políticos liberales y conservadores se acordaban para repartirse la tajada.

 Por eso mismo, en medio de la guerra, preguntó a su compadre, compañero de combate, Gerineldo Márquez:

 “¿Por quién luchamos?”

 El interrogado respondió al de Macondo:

 “¿Por quién va ser compadre, por el gran partido liberal?”

 El Coronel Aureliano Buendía, le miró de frente y respondió:

 “Dichoso tú que lo sabes. Yo sólo lucho por orgullo”.

 Ya en Macondo, mientras forjaba pececitos de metal, se reconoció usado y ultrajado por las oligarquías y cúpulas del partido liberal. 

 Pompeyo en el pasado fue jefe. No le usaron los cachacos. De él podría decirse lo contrario. Usufructuó el esfuerzo, especuló la ingenuidad de jóvenes, por miles, en un esfuerzo inútil y un mal uso de signos y vientos. Nunca supo de la ruta a transitar, pero aún así se empeñó por años en ser conductor. Lo única certeza era la estrategia y justamente de esa, ahora en la recta final reniega.

 Para Pompeyo Márquez, el ex jefe marxista y leninista, lo de la amenaza de una invasión norteamericana, es sólo una visión fantasmal de Chávez. Entonces siendo así, bases para recibir aviones de gran alcance, enorme fuerza destructiva y autonomía, son para el turismo, detener a narcotraficantes y combatir la guerrilla. A los gringos, según su criterio, para nada les interesan los recursos del sur del continente. Ellos están llenos de buena fe y altruismo.

 Además, opina que en el continente, con los gringos a la cabeza, no soplan vientos de guerra, sino “profundos deseos integracionistas”. No es una aspiración nuestra, los del sur y Centroamérica, en gran medida alentada desde que Chávez llegó a Miraflores. Sino que, si nos atenemos al criterio de Pompeyo, serían de los Estados Unidos, Uribe y hasta Alan García. Pareciera que a sus oídos no ha llegado nada sobre el golpe en Honduras.

 Pompeyo, ya no ve en Estados Unidos, por el capitalismo que allí prevalece y por faltarle lo que nos sobra, un enemigo histórico. 

 Como eso parece increíble, no puede uno evitar preguntarse:

 ¿Quién la administra la vejez a Pompeyo Márquez?

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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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