¿Para que sirve la actual Gobernación del Zulia?

Cada vez es peor el descaro y la ineptitud del gobernador del estado Zulia, Manuel Rosales, máximo líder de la oposición y fuerte aspirante a presidir nuevamente la Alcaldía de Maracaibo, sin importarle bajar de jerarquía política, con tal y que eso le garantice mantenerse por mucho más tiempo en el poder.

No asume ninguna responsabilidad en esta región en cuanto a gestión se refiere, por eso, mí pregunta es: ¿Para que sirve entonces la Gobernación zuliana?

Y es que cuando Rosales habla de los atracos, asesinatos secuestros y otros delitos, principalmente en Maracaibo, acude a los medios de comunicación que tiene a sus servicios y en lugar de aportar soluciones, emplaza al Gobierno nacional a enfrentar la situación, como si él no tuviera competencia en el caso.

Una actitud irresponsable, sabiendo que el gobierno zuliano cuenta con la Policía Regional, una de las instituciones más antiguas del país, pero que el precandidato a la Alcaldía no ha sido capaz si quiera de reestructurarla, pese a las críticas y las presiones de la propia población afectada por el baño de sangre.

Ahora ha emprendido una crítica y un ataque artero en contra de la Alcaldía de Maracaibo, sólo por dañar la gestión de la principal autoridad del ayuntamiento, Gian Carlo Di Martino.

Agresiones que llegan al colmo de mostrar las costuras de los embustes de Rosales. Les cuento: el gobernador ha optado por publicar en algunos medios de comunicación unos avisos que muestran como se encontraba presuntamente Maracaibo cuando él presidía el ayuntamiento y como está en estos momentos.

Hasta allí se podría decir que todo luce normal. Una jugarreta sucia a la que nos tienen acostumbrados los políticos de la IV República. Y eso no asombra en las campañas electorales.

La desproporción se presenta dado que uno de los avisos pagados por la Gobernación muestra una avenida impecablemente pavimentada, y dice que desde ese tiempo las calles de este municipio no han recibido asfalto.

Tengo que decir, que esa publicidad, es una especie de trampa fácil de montar. Les explico: Un fotógrafo llega a una avenida pavimentada, hace una toma y después va a cualquier otro sector y hace una de calles sin asfalto. Así de sencillo. Luego lo publican en la prensa.

De esa forma se orquesta cualquier bajeza en campaña. Además, eso es una copia de la publicidad que hace la Alcaldía para presentar la labor comunitaria del alcalde Di Martino, con la diferencia de que el ayuntamiento no miente. Usted, amigo lector, cuando escuche, observe o lea sobre un proyecto realizado en la municipalidad, puede ir en ese momento y corroborar el trabajo que el burgomaestre marabino ha hecho por la gente, porque allí está la obra. Y eso es lo que le duela a Rosales.

Ahora bien, el mayor problema es la aseveración que se hace en la publicación en nombre de la Gobernación, según la cual desde que Rosales abandonó la Alcaldía no se han asfaltado equis calles. Eso en boca de un alcalde que luego es gobernador raya en la burla, en la falta de respeto para con la comunidad que lo eligió.

Se interpreta de esa forma, que si la Alcaldía no hace las labores de bacheo, las vías de Maracaibo no se arreglan porque la Gobernación no asume ningún compromiso con la comunidad.

Me disculpan mi ignorancia en la materia, pero creo que si la Alcaldía tiene el deber de acondicionar las vías de Maracaibo, mayor debe ser el de una Gobernación presidida por un político que realmente se deba al pueblo, que trabaje por la gente, no que se la pase buscando culpables y evadiendo las verdaderas funciones de un gobernador, como hace Manuel Rosales.

Rosales, en vez de criticar la Alcaldía, debe más bien de ponerse a reparar las calles de los barrios, pero de eso no habla y cuando lo hace, lo hace solo para decir que los bacheos debe ejecutarlos el Gobierno nacional o el ayuntamiento.

Tal actitud no puede calificarse de otra manera, sino de irresponsable. Y es que el líder de la oposición venezolana nos tiene acostumbrados a este tipo de acciones. Sale a la luz pública y con la cara bien lavada, no asume ninguna responsabilidad y pelotea los problemas de envergadura, que requieren de un gobernante a carta cabal, al Gobierno revolucionario.

¿Quien no es gobernador así? Rosales sólo tiene la Gobernación para imitar la gestión del presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías y descalificarla en un discurso enrevesado y que resulta contradictorio, pues se copia y luego dice que la gestión del comandante no sirve. Obviamente nadie entiende, porque es que este candidato se enreda con sus propias espuelas.

Si la gestión de Chávez no sirve, la de él tampoco y con más razón, debido que la imitación que hace de la labor del Ejecutivo nacional es totalmente pésima.

Porque es que Manuel Rosales se copia y se copia mal. Así como emula la publicidad de la Alcaldía, hace burdos calcos de la Misión Barrio Adentro, de los programas escolares, alimentarios y actualmente anda en el Sur del Lago comprando tierras para repartirla a los campesinos, sin ningún proyecto a futuro, eso sí, con un discurso que quien lo escuche cree que tiene en frente la única solución de desarrollo del campesinado de la zona.

De manera que cuando no es Chávez es Di Martino. Pretende que el Alcalde de Maracaibo se plante ante los medios de comunicación y diga que Rosales es la última pepsicola del desierto. ¿Cómo lo ven?

Y ni el alcalde ni nadie pude ser tan irresponsable para hacer semejante afirmación, sabiendo, repito, que este líder opositor no asume ninguna obligación con la gente.

Lo demostró además con el Metro de Maracaibo. Llenó al municipio de expectativas y sólo colocó un aviso en el patio de talleres. Igualmente sucedió con Puente Venezuela. Puso repleto de vallas de la Gobernación los sectores cercanos y después terminó asumiendo los trabajos el Gobierno de Chávez, con las críticas incluidas, porque es que Rosales no tiene pudor, esquiva las funciones que le son inherentes sin inmutarse siquiera y luego exige, hace recomendaciones desde lejos, como si no tuviera injerencia directa en un asunto regional.

Pero es que no le paga bien a los trabajadores y empleados de la Gobernación y se queja públicamente porque, de acuerdo a su apreciación, es poco el incremento del 30 por ciento decretado por el Gobierno nacional el 1 de Mayo, para la gente de la administración pública nacional, pero se niega a darle aumento a los maestros dependientes del Ejecutivo regional en tanto el sector salud le exigen que sea puntual con el pago de la cesta tique, dos casos, entre muchos, que ejemplifican y sustentan mi planteamiento y la forma de actuar del aspirante a la municipalidad.

El discurso de Rosales es una farsa, un disparate que no tiene ni pies ni cabeza y que termina enredándolo en sus propias mentiras, con el agravante de que piensa que el grueso de la población le cree lo que dice, sin darse cuenta que ya la gente no come de paños de agua caliente y menos da credibilidad a esas promesas electoreras que hace en su empeño de ser nuevamente alcalde, y que se sabe que no cumplirá como tampoco ha cumplido con la Gobernación del Estado Zulia.

albemor60@hotmail.com


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Alberto Morán


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