Pega loca opositora

Por ahí he escuchado atento y hasta con inevitable jocosidad, que el discurso de esa oposición antipatriota y golpista respecto del presidente de la República, Hugo Rafael Chávez Frías, se ha convertido en un envase de pegamento.

Me explico: cuando los adversarios del proceso revolucionario critican a los funcionarios del Gobierno, lejos de ponerlos en observación ante el país y el propio Chávez, pareciera que más bien le vaciaran completo un frasco de pega en el cargo.

Y la culpa no es ni del funcionario, ni del Presidente ni del pueblo en general, sino de los mismos adversarios del proceso, que pretendieron hacer una oposición sustentada en la mentira, para desestabilizar, crear caos, zozobra y coronar un golpe de estado.

Es más, si se analiza fríamente la situación de la oposición en el país, se pueda concluir que aquí no hay ni siquiera oposición como tal, que ayude a cogobernar, sino un grupo de pseudos políticos que todavía a estas alturas de la vida insisten en salir de Chávez por la vía de la violencia.

Es que como decía mi abuela: No dan puntada sin dedal. Detrás de cualquiera de sus movimientos por más ingenuos que parezcan, su objetivo es Chávez. Por salir del comandante son capaces de venderle el alma al diablo. Pero eso lo sabe y lo recrimina el pueblo, que ya dejó de ser incauto.

La gente tiene plena conciencia de las tretas opositoras. Ha sido mucho el descaro. Juegan al fracaso del Gobierno nacional, sin pensar en el sacrificio de las personas. No pueden ocultar el dolor que les produce esa mezcla de impotencia, rabia, tristeza que desbordan con el éxito de los proyectos ejecutados en el país.

Recuerden la Copa América. Hasta el final de los juegos tenían las esperanzas cifradas de que hubiera problemas y fuéramos el hazmerreír ante el mundo. Tampoco puedo olvidar el viaducto Caracas-La Guaira. Casi explotan de ira cuando los asaltó la noticia acerca de la inauguración de esta gran obra.

Fue tanto el impacto, que al día siguiente escuché algunos medios de comunicación entrevistando a ingenieros, arquitectos, con preguntas manipuladoras, a fin de lograr respuestas condicionadas según la cual, era imposible hacer una obra de tal envergadura en un año y de buena calidad.

Un fiel reflejo de lo que les planteo. No les importa el pueblo con tal de hacerle daño al Presidente. Por eso, nadie les cree y cuando critican sabemos que no están pensando en el país, sino diciendo una mentira para enlodar el proceso revolucionario.

O bien, se trazan lo que el líder del proceso expresó en uno de sus últimos Aló, Presidente, al referirse al ministro del Poder Popular para la Energía y el Petróleo, Rafael Ramírez. Lo atacan reiteradamente, lo señalan, acusan, para que lo destituya.

Todavía en el supuesto negado de que las denuncias pudieran ser serias, es imposible creerles. ¿Cómo?, si nunca han hecho un gesto de buenas intenciones. Sus acciones, repito, tienen un sólo objetivo: Chávez y en eso han gastado sus energías, enredándose en sus propias artimañas, trampas, artificios, falsedades y sobre todo, en su odio y rencor.

Ciertamente, la oposición le hace falta a los gobiernos, pero lamentablemente en Venezuela todavía no existe, porque ese sector que adversa a Chávez es sólo un detractor del proceso revolucionario, del camino que elegimos la mayoría de los venezolanos y en consecuencia, el país con su gente va por un lado y ese grupo por otro.

Viven pensando en ellos mismos. De allí que cuando atacan a un funcionario gubernamental, el venezolano más ingenuo piensa,-porque le han dado razones de sobra- de que quieren que lo destituyan porque, de alguna manera, le están tocando sus intereses. Además, es bien sabido que hay muchos disfrazados de rojos rojitos que siguen enquistados en el Gobierno revolucionario.

De tal forma, que tenemos a una oposición que como dice el ingenio popular, en lugar de llamar la atención en función de la responsabilidad y seriedad de sus críticas, análisis, observaciones, lo que ha hecho es convertirse en una sustancia adherente que el mismo pueblo ha bautizado chistosamente con el nombre de “Pega loca opositora”.

(*)Periodista

albemor60@hotmail.com



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Alberto Morán(*)


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