Como cuento de nunca acabar

Por estos días nuevamente la oposición pretende surcar los viejos caminos del golpismo y las asonadas contra Venezuela. Desde los tiempos de las “guarimbas” del Revocatorio no habíamos tenido el tormento de oír la aún célebre y escatológica cancioncita de Globovisión. Esa que verdaderamente logró estigmatizar en todos los venezolanos el resultado de lo que nos traería aquellos aciagos días. La misma que anunciaba de pomposa manera El Paro Cívico Nacional. La que rutinariamente y de modo majestuoso antecedía los comunicados de la Coordinadora Democrática, CTV, Súmate, FEDECAMARAS, la meritocrática PDVSA, mediante los cuatro canales privados (RCTV, GLOBOVISIÓN, VENEVISIÓN y TELEVÉN), oportunamente llamados “los cuatro jinetes del Apocalipsis”. A partir de las seis (6:00pm) fue acostumbrado el reunirse frente al televisor para saber lo que se nos vendría. La gasolina y el transporte fue lo primero. Le siguió el gas-doméstico. El agua y la electricidad estuvieron a punto, aunque en algunos lugares sufrió tormentosas interrupciones. La escasez de alimentos y de medicamentos se tornó la hazaña más apreciable para los que así demostraban su querer por Venezuela. La vida del venezolano había sido llevada de pronto hasta el martirio y la funesta realidad de una guerra. Qué venezolano no recuerda los rostros de aquella gente saltando de alegría al ver cómo el país se nos venía abajo: “¡En vista del éxito y del apoyo de todo el país, el paro cívico se pica y se extiende!” refería en su momento el muy aclamado Carlos Ortega. Su idílica e histórica hazaña se venía así consolidando según las claras instrucciones del Manual de la CIA, “exitosamente” llevado a cabo en el Chile del compañero Allende.

Ahora, cuando tiempo y enseñanzas nos han dejado aquellos difíciles días, bajo la figura de la juventud y los estudiantes, los mismos de ayer, quieren nuevamente perseguir la zozobra del pasado. Están a la búsqueda de los más confundidos para convertirlos en los muertos que originen el desorden generalizado. Condolezza y Bush ya han dado la señal para que los importados paramilitares vengan a cumplir sus asesinos planes. Pero como ellos mismos dolorosamente se están dando cuenta, la solidez nacional e internacional del Gobierno Bolivariano de Venezuela se muestra inmensa y llena toda de dignidad. Atrás quedaron los días del miedo y la resignación, la angustia de no poder hacer cuando arremeten contra pueblos enteros. En Panamá se le dijo que el tiempo de las felonías ha pasado, ahora es el tiempo de la dignidad de los pueblos. ¡Ahora, Venezuela se respeta!”.

waldo.munizaga@corpomaracaibo.net


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Waldo Munizaga


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