"De hombres es equivocarse;
de locos persistir en el error"
Cicerón
En el futbol se han visto jugadas, que parecen salidas de los pies de las genialidades de un mago, como fue el gol del inmortal jugador, Diego Armando Maradona, cuando en el mundial de México, frente a Inglaterra, metió la mano para incrustar el balón en el arco rival y dar inicio a la victoria de Argentina en los cuartos de final. Uno de los goles más polémicos de cualquier mundial, porque no existían los adelantos tecnológicos del momento, el cual en minutos resuelve situaciones muy complicadas, como es el llamado VAR (Video Asistente al árbitro).
Ahora la discusión se centra en el pase garrafal, propio de un verdadero arrastrado, cuando el presidente de la FIFA Gianni Infantino, salió con el regalito en la mano, que estaba esperando Donald Trump, como un niño en navidad: el invento del premio de la paz, que no es otra cosa, si no el ingreso de los ridículos mortales congraciándose con los poderosos, para esperar la limosna en pago a un premio salida de la montaña de dólares de un mandatario, con una moral por el suelo, pero es la meta de los faranduleros, cuando andan buscando aunque sea una mirada del inquilino de la Casa Blanca.
Parece imposible conseguir un mandatario de la bajeza moral de Trump, y ahora para completar el show mediático le entregan un galardón, para que termine levantando la mano, con las ínfulas a punto de estallar, como hizo la María Corina, al enterrarse del Nobel otorgado, por sus andanzas apresuradas y trastornadas en contra de Venezuela, pidiendo una invasión, al no tener otra opción de llegar a Miraflores. El "premio" a Trump, lejos de quitarle cualquier señalamiento de la cantidad de crímenes de los últimos meses en el mar caribe, con el cuento de frenar el narcotráfico, cuando libró de toda culpa a un sentenciado por traficante, como es el expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, lo que hace es desvalorizar el premio otorgado a grandes personalidades por sus aciertos en bien de la humanidad.
Por su parte, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, se metió de lleno en la charca de la podredumbre, aún, cuando había dado señales de andar al lado de la derecha al importarle muy poco el genocidio de Israel contra el pueblo palestino. Se opuso rotundamente de sacar al equipo israelí de las eliminatorias para el mundial 2026, pero caso contrario arremetió contra el equipo de Rusia. Todos sus pasos, están señalados por la influencia imperialista y la mejor prueba, que lo delata de cuerpo entero, como un verdadero fascista es la entrega del premio de la paz a Trump, el cual lo sacó de la manga de la camisa.
Podemos presumir sin temor a exagerar, que el próximo mundial se va a realizar bajo la sombra y las imposiciones de Trump y la cabeza sumisa de Infantino y no es raro, que lo lleven a entregar el trofeo de campeón, sin saber absolutamente nada de futbol, aunque está pateando al mundo y a todo aquel, que se oponga a sus caprichos imperialistas, el cual nos una idea de lo descarado y falta de vergüenza de Infantino, y de ahora en adelante pasar a integrar el grupo de los trumpistas y mentirosos, el cual es un hervidero y lo difícil es saber, quien es el más destacado por lo arrastrado, que poco les importa la suerte del mundo, antes las amenazas de una guerra incitada por Trump.
