Sueños de una nueva carmonada

Cada vez que terminamos de escribir alguna aproximación a las infelicidades que salen de la bocaza de bestia del averno, en idioma adeco el cacuzo de Rosalillo; nos prometemos a nosotros mismos no volver a escribir una sola letra sobre este engendro retrasado de Escila y Caribdis. Pero las cacadas de este Chambelán del Imperio son tan tristemente infaustas que ineludiblemente nos llevan a romper con nuestra promesa.

Y henos aquí otra vez hablando del zutano sirviente del enemigo del Pueblo de Bolívar. Ahora resulta que el Cacuzo ha lanzado su programa de gobierno desde un Hotel Capitalino, y lo que ha botado es espuma y baba de sapo cachón. En lo que dice que va a hacer con respecto a la Asamblea Nacional, la duración del período presidencial, el Plan de Becas Gran Mariscal de Ayacucho, el reestablecimiento del barraganismo lussincherista dentro de las funciones de un gobierno, un billón de veces negado, presidido por él; el tratamiento a la producción petrolera signada por su particularísima fórmula cachérica: “a más producción mejores precios del crudo”, y en general una diarrea de burradas más o menos sublimes, que no vamos a enumerar, no sea que nos salga una hernia en cada neurona; en toda esa sarta de imbecilidades hay una intención develada: Piro Piro no tiene un Plan de Gobierno; el escapado de Robinson cancanea una cartillita restauradora de todos los privilegios que perdió el Imperio y su celestinesca oligarquía criolla en Venezuela, escrita para él en Washington. De anteojitos está que el sirviente de Rosalito tiene Sueños de una nueva Carmonada, y tarugo como es, lo dice abiertamente.

Frente a esta bestia más bestia que todos los moustros que tuvo que vencer el habilidoso Odiseo en su accidentado regreso a Itaca, uno nunca podría estar seguro de nada. Siendo su Rebuzno de Gobierno una Carmonada ¿Por qué no menciona a la Constitución? Lo que dice que va a hacer, es decir la Carmonada, no se podría iniciar y completar, si antes no pulveriza la Carta Magna. ¿Es que acaso el Filósofo zuliano, es la antípoda del principio más incipiente de inteligencia? ¿O es que definitivamente estamos frente a un troglodita perverso y poseído por la manía de jetear mentiras de mal gusto? Y por último ¿será que este espécimen en sus delirios mentiripichos continúa creyendo como está de creyón que el Pueblo venezolano podría soportar 24 horas una dictadura malandrinesca como la que él asoma después de su segunda Carmonada?

Si el borrico sigue rebuznando como rebuznó en el lujoso Hotel capitalino, nosotros no estaríamos seguros de cumplir con nuestra promesa de no escribir sobre el borriquillo de Borricolandia; ahora, si desiste de su concierto de burro flautista, pudiéramos dedicarnos a cualquier cosa, incluso hasta de escribir sobre la dientera que da la conjugación del verbo bushear.


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Eduardo Mármol


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