FOZ DE IGUAZÚ. – La Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur, celebrada este sábado en Brasil, quedó marcada por una profunda división ideológica respecto a la crisis en Venezuela y la influencia de potencias extranjeras en la región. El encuentro contó con la participación de los mandatarios Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Javier Milei (Argentina), Santiago Peña (Paraguay), Yamandú Orsi (Uruguay) y José Raúl Mulino (Panamá), este último en calidad de invitado.
El asedio a Venezuela: Visiones contrapuestas
La tensión alcanzó su punto máximo cuando los líderes de las dos principales economías del bloque expusieron visiones radicalmente opuestas sobre la presencia de EEUU en el Mar Caribe y el asedio del gobierno de Trump contra Venezuela, en sus reveladas ambiciones sobre apoderarse de los recursos energéticos del país caribeño.
El anfitrión, Lula da Silva, alertó sobre los riesgos de una escalada militar: "Más de cuatro décadas después de la Guerra de las Malvinas, el continente vuelve a verse acosado por la presencia militar de una potencia extrarregional. Una intervención armada en Venezuela sería una catástrofe humanitaria y un peligroso precedente para el mundo", sentenció el mandatario brasileño, apelando al respeto del derecho internacional.
En contraste, Javier Milei respaldó abiertamente la estrategia de la Casa Blanca. "Argentina saluda la presión de los Estados Unidos y Donald Trump para liberar al pueblo venezolano", afirmó. El presidente argentino instó al bloque a abandonar el "acercamiento tímido" y sumarse a la línea de presión liderada por Washington, lo que para muchos significa un manifiesto servilismo a los intereses del Imperio estadounidense sobre Latinoamérica.
Por su parte, el uruguayo Yamandú Orsi mantuvo una postura de equilibrio, reafirmando la voluntad de su país para colaborar en una "restauración pacífica" basada en la soberanía y la integridad territorial. En una línea similar, el panameño José Raúl Mulino enfatizó el respeto a la voluntad popular expresada en las urnas como única vía para superar la inestabilidad.
Infraestructura y el "sabor amargo" de Paraguay
En el marco de la cumbre, se destacó la inauguración del Puente de Integración que conecta a Foz de Iguazú con Presidente Franco (Paraguay). Aunque Lula lo calificó como un símbolo de "determinación para caminar juntos", su homólogo Santiago Peña reconoció un "sabor amargo" por la falta de coordinación para realizar un acto conjunto, asumiendo que ambos gobiernos compartieron la responsabilidad de no haber coincidido en el hito inaugural.
Acuerdo Mercosur-Unión Europea: ¿Luz al final del túnel?
Uno de los puntos clave de la jornada fue el dilatado acuerdo comercial con la Unión Europea. Lula reveló que, tras las recientes reticencias de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni —quien temía por el impacto en el sector agrícola de su país—, una conversación telefónica parece haber destrabado la negociación.
Se espera que la firma se concrete a principios de enero de 2025, cuando Paraguay asuma la presidencia pro tempore del bloque. Lula insistió en la urgencia de estas alianzas, señalando que el comercio intrasur representa apenas el 15% del flujo total, muy por debajo del 60% que registran Europa o Asia.
Expansión comercial
Además de la UE, la cumbre repasó los avances en otros frentes estratégicos:
Consolidación de acuerdos con la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC).
Ampliación de los vínculos comerciales con India.
Reanudación de negociaciones con Canadá y avances significativos con los Emiratos Árabes Unidos.
Resumen de la jornada:
Fricción diplomática: Marcado contraste entre el proteccionismo regional de Brasil y el alineamiento pro-EE. UU. de Argentina.
Acuerdo UE: Avances hacia una firma en enero de 2025.
Integración física: Inauguración de infraestructura clave con Paraguay, pese a desajustes de agenda.
Para más información sobre las declaraciones oficiales, puede visitar los portales de la Presidencia de Brasil o la secretaría del Mercosur.