The Manchurian Candidate es una película de 1962, protagonizada por Frank Sinatra, Angela Lansbury y Lawrence Harvey acerca de un ex combatiente de la guerra de Corea, a quien le lavan el cerebro para que asesine al candidato presidencial de mayor opción, lo sustituya se convierta en el candidato presidencial, siendo enviado nada menos que por el comunismo asiático! En una nueva versión de 2004, con Denzel Washington, Meryl Streep y Liev Shierver, se sustituye al fantasma del comunismo, como el malo de la película, por una corporación globalizada, proveedora de seguridad y armamento, llamada Corporación Manchuria, y el soldado en cuestión estuvo en la guerra de Irak a principios de los 90. La importancia y pertinencia de la cinta original en su época (en los inicios de la Guerra Fría y por haber sido premonitoria de la muerte de Kennedy) y de la versión actual, por haber sido estrenada durante la última campaña presidencial de Mister Danger, aunque son un asunto muy pero que muy interesante de analizar, no es de lo que pretendo hablar aquí. Eso lo dejaremos para otra ocasión. Me referiré únicamente a las semejanzas que el personaje del “candidato” lobotomizado tiene con el candidato opositor venezolano.
No soy yo, ya lo confirmé, la única que cree que Rosales es de hecho un autómata. Dice la periodista Luz Mely Reyes, en la edición del domingo 10 de octubre en su columna Politikón, del diario Ultimas Noticias, que “Rosales no tiene expresión, no se sabe cuando está molesto o cuando está contento”. Ciertamente si se fijan bien se darán cuenta que el señor cuando habla ante un público numeroso, tiene la mirada perdida, como si estuviera abstraído en sí mismo, pero habla y manotea de manera absolutamente calculada. Es como una marioneta. Se le ven los hilos. Y ya sabemos quien es el titiritero que maneja los hilos… Rosales no tiene personalidad. Borges la tiene a pesar de su seriedad. A Petkoff le sobra, y de Er Conde, ni hablar, destila exceso de personalidad. Sin embargo Rosales, ¿de qué está hecho ese hombre? ¿será de carne y hueso? ¿le corre sangre por las venas? ¿o estará relleno de aserrín? Como el candidato de Manchuria, parece que le han lavado el cerebro, le implantaron un chip en la cabeza para manejarlo a su antojo, para que diga y haga lo que el imperio quiere. No parece estar conciente siquiera de lo que hace o por qué lo hace. Él no se lanzó, lo lanzaron. Como a Carmona, lo escogieron mientras pasaba por ahí no más! Lo vieron mal parado un día, durante los devaneos de Súmate con las primarias, dijeron “tú mismo eres!”, y el hombre en un tris era candidato presidencial. ¿Y su programa de gobierno? Bien gracias! Se queja Vico C en su canción Desahogo: “y los políticos hicieron sus campañas con regueton”, ahora resulta que el candidato les dice a todos Atrévete. Pero ¿y él se atreve? ¿Quien es ese hombre que se atreve? ¿A qué se atreve? ¿Se atreverá a ser él mismo, a ser real, a ser un hombre de verdad? No puedo imaginar que alguien que no tenga el cerebro tan lavado como él, lo apoye y vote por él. ¿Sufrió la oposición una lobotomía? Hace rato que nos parece que es así.
El hastío existencial que embarga a la fracturada oposición venezolana es tal, que ni siquiera les importa que clase de robotizado ser le imponen como candidato presidencial. Es demencial como el imperio pretende imponernos sus esquemas mentales, tan retorcidos y rebuscados con un candidato a presidente que no tiene ni alma ni esencia humana, que no sea por el hecho de que respira y se mueve. El cineasta Michael Moore, inscribió como candidato al congreso norteamericano en el año 2000 a una planta… que tenía más carisma que Rosales. No sé si a Rosales le implantaron un chip en el cogote, pero es obvio que esa candidatura no salió de su propio fuero interno, porque no lo tiene. El autómata Rosales es nuestro Candidato de Manchuria. Ojalá no lo hayan programado para asesinar al “otro” candidato, como en la película… Igual no tiene el coraje.