Los guarimberos son unos resentidos

«El resentimiento es la emoción del esclavo, no porque el esclavo sea resentido, sino porque quien vive en el resentimiento, vive en la esclavitud.» F. W. Nietszche

Inicio estas cortas notas, enunciando dos voces fundamentales para que sirvan de guías en la lectura de las mismas; una es resentimiento y la otra  guarimba.

     Usaremos la voz Resentimiento como  la acción y efecto de resentirse (tener un enojo o pesar por algo). El resentimiento consistirá en «un odio impotente hacia aquello que se admira o se estima, pero no se puede ser,  o no se puede poseer, según  dice García-Pelayo (2004).

     Por otro lado usaremos la voz, Guarimba, pese a no existir en el diccionario de la R.A.E; aceptaremos la más cercano, reseña el Dr. Germán Flores Hernández, como  la voz usada en un juego infantil, con la acepción de «sitio seguro o refugio en el que el jugador estaba a salvo, según reglas no escritas pero siempre respetadas.».

La emoción

     Lo primero es precisar al resentimiento como una emoción es de carácter personal o individual, y que podrá  trasladarse hacia una actitud emocional de un grupo, (en vez de  ser yo,  será un nosotros),  amalgamándose en el compartir un de un mismo catalizador  real o  supuesto,  el agravio.

     Cuando un grupo lucha contra un agravio como equipo, lograra que la posible  culpa, por los comportamientos antisociales individuales, se trasmute en una responsabilidad  ajena. Liberando así al sujeto (yo), de sus obligaciones y deberes personales individuales, y haciéndolo libre de hacer a su antojo, sin fronteras ni valores sociales.

    Actuando como grupo será  validado de cualquier acto; desde  ser un agresor violento,  el no tener necesidad de ser honesto. No será necesario  respetar ni gentes, ni vidas, ni propiedades, se  perderá valor la vida misma, incluyendo la propia. 

     El asumir como grupo este carácter de guarimba,  libera al individuo (parte de la guarimba) de su negativa actuación como persona (Perico de los Palotes), pues asume  que no es él el actor de los desmanes, es la guarimba. Aún a  sabiendas que dicha  actuación, echa en solitario,  es el actuar de un delincuente.

     Siendo un guarimbero, se es libre de culpas individuales, haciendose valido el odiar y el atacar al otro, al supuesto ofensor. Confundido entre la guarimba, se puede mantener la integridad personal, pese ser actuador de la violencia y de la irracionalidad.  

     Así, cuando destruye y quema no es él (Perico de los Palotes), no es el individuo, es  la Guarimba, sin embargo  cuando (Perico) como persona o como parte de los guarimberos es  reprimido u arrestado, inmediatamente  vuelve a ser el individuo (Perico),  además sintiendo que es injustamente reprimido, puesto que los desmanes no los hizo él (Perico), los hizo la guarimba.

El agravio

     La segunda precisión es el agravio. Observamos que el agravio no termina de  definirse claramente, puesto que solo definiéndolo se lograra buscar la solución al mismo.

     Pese a esto o precisamente por esto, la guarimba muta diariamente  sus razones, las cuales pueden ir desde inseguridad, no ir a clases porque me atracan, no poder rumbear hasta la madrugada pues no es seguro, libertad, libertad de expresión, papel sanitario suavecito, harina Pan, no Juana, dólares libres para viajar a Panamá, aunque nos estén robando los comerciante panameños, autonomía universitaria (ya lograda hace décadas),  y así a cualquier cosa que moleste al resentido, como hemos podido leer en sus carteles.

     No definir la exigencia,  permite convertirla en cualquier cosa, aun careciendo  la misma de algún  sentido práctico, legal o social.

      Al no poder satisfacerse la demanda;  los agraviados asumen que la guarimba  es legítima, sintiéndose impunes para  seguir agrediendo al supuesto ofensor.

     En la actualidad la causa insatisfecha, o el agravio se han volcado a él imposible de solicitar la renuncia del presidente de la Republica. Quien  legal y democráticamente fue electo hace menos de un año, sin embargo los guarimberos asumen que es normal el  exigir;  Maduro, renuncia ya

Los otros

      Al no poder truncar el gobierno democrático dirigido por el presidente   Maduro,  los guarimberos trasladan su odio hacia los  grupos culpables.

     Así, actuando como nosotros los agraviados,  arremetemos contra (ellos) los chavistas,  y contra la población en general,  que no se pliega a nuestro justo  odio, pues si no están con nosotros, están en contra. El principio de esta locura social, es  hacer del otro (los no guarimberos),  un  extraño, un enemigo, un diferente.

      Siendo el otro un extraño, el guarimbero se siente   liberado  de la vergüenza y el dolor de atacar a un vecino, a un compañero de la  universidad, al chofer de autobús que ve a diario,  del vecino de la cuadra, en fin a alguien igual; pero que no es  guarimberos. Aunque  el otro no guarimbero, sea   tú conciudadano, quien socialmente eres tú mismo.

     Las continuas  derrotas electorales sufridas por la oposición durante los últimos 14 años, y la imposibilidad de ganar alguna elección en algún futuro  cercano, se han traducido en una frustración, en una continua ofensa, para la minoría derrotada electoralmente. Esta oposición minoritaria reclama la supuesta privación de sus satisfacciones políticas (poder gobernar), en contraste con el grupo con el cual se comparan y menosprecian;  los chavistas.

      Dicho de otra manera; la oposición guarimbera resiente que tras el gobierno chavista,  han dejado  de ser superiores, sintiéndose desguarecidos  frente a un ascenso popular, sienten que  se les disputa y se les limita su supuesto lugar preminente. No se les deja demostrar el ser mejores que los chavistas.

     Encerrando  la anterior construcción psicopática,  el más profundo racismo y resentimiento de clase.

La guarimba (protección)

     La guarimba termina siendo un lugar más seguro que la escuela, el trabajo o la vida real, pues en ella no cumples obligaciones. En la guarimba (más de tres  Pericos) se es  un semi dios, exento de obligaciones sociales y cuidado por otros resentidos (guarimberos) iguales.

     La guarimba es la destrucción, es el castigo, es el asecho, es el caos, donde poder expresar, sin reglas ni fronteras todo  el resentimiento, por no poder ser rico de verdad o por no poder ser superior a otros venezolanos  que ahora ha  obtenido igualdad de posibilidades, en la educación, la salud, en la vida misma.

     Las guarimbas son los catillos con fosos de fuego, del pequeño burgués, son las capas medias, defendiéndose ante la pérdida de reconocimiento de méritos y estatus, valores que una porción minoritaria de la población llego a sumir  le eran  propios, igual que el  poder político (ser gobernantes).

     Tristemente las guarimbas, también son  laboratorios de ensayo para la violencia fascista, (cuando Perico de los Palotes) caiga en cuanta, puede ser  tarde. Pues todos sabemos que fascismo es la  violencia de los realmente ricos, donde no tiene cabida, ningún Perico de los Palotes

Argenis Ortiz Malavé

monjeortiz@gmail.com



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