Vientos de la sabana

El vago Capriles se desinfló

Estos últimos días hemos podido ver como poco a poco el pseudo líder opositor Henrique Capriles Radonski se ha venido desdibujando del paisaje político nacional. Ya su figura no da para más y esto era de esperarse de un ser que a costilla de traiciones, desvalores, contraculturas, vagancias y un desinterés por la esencia del país no podía engañar todo el tiempo a una parte de los seguidores antichavistas que se han empezado a dar cuenta que más allá de los odios inoculados por este personajillo y otros de la “multilogía” del mal, quisieron destruir un proyecto hermoso de independencia y de patria, donde todos podemos convivir en paz y amor.

Sus méritos políticos no provienen de un trabajo social de renombre sino que provino de aquellas cuotas de poder de los políticos cuartorepúblicanos, quienes le compraron un curul en el extinto Congreso Nacional por el partido Copei. De allí vino otra serie de irregularidades delictivas como estafar a Pdvsa para formar a Primero “inJusticia” con la finalidad de que un grupito de niños malcriados llegaran al poder político y económico del país. De allí en adelante la película todos las saben, todo un rodaje de perversidades siguiendo al pie de la letra los intereses del imperio norteamericano y de un grupúsculo económico del país que ha visto con terror y rabia como ahora, con mayor equidad, se le da participación e inclusión a las mayorías de venezolanos y venezolanas.

Capriles Radonski, aún con sus pretensiones de llegar a Miraflores anda, como de costumbre, tratando de impulsar algunas de las candidaturas a Alcaldes para este próximo 08 de diciembre; vergüenza produjo su visita a Barinas, recientemente. “Se le espichó el caucho a la bicicleta”, me comentó un viejo amigo periodista quien me aseguró que no logró en ese recorrido de cuatro municipios congregar unas dos mil personas. “83 en El Cantón (algunos traídos de Colombia), 500 en Santa Bárbara, 400 en Socopó y unas 600 personas en Barinas”, lo calculaba el experimentado comunicador que siempre se ha caracterizado por su ecuanimidad y ponderación política y muy conocedor de los medios y las estrategias publicitarias de los partidos políticos.

No era para menos, eso se estaba esperando. Toda su maldad, inclusive asaltador de Embajadas, estimulador de una constante desestabilización, partícipe del saboteo económico, golpista y quien encabezó el terrible daño a la nación con el paro petrolero, tenía que recibir el desprecio de las mayorías de gente buena y noble que habitamos en este suelo, que queremos cada día que rutile de igualdad y justicia social. A Capriles Radonski no le interesaba nada que tuviese que ver con la inclusión, por eso su constante odio al proyecto Bolivariano y Chavista, por eso su constante odio a nuestro presidente Nicolás Maduro, por eso su constante odio al pueblo inocente y digno que ha sabido con tolerancia soportar su fechorías y actos delictivos en detrimento de su propio país. Desorbitado, descarrilado, generador de divisiones, ese es uno de los pocos venezolanos que desea que no haya comida para este diciembre, que no haya regalos a los niños, que no se preparen hallacas ni pernil de cochino en las mesas de los venezolanos. Ellos obedecen sus intereses y formas de vida estadounidenses, marioneta del imperio que poco a poco se desaparece de la política venezolana y camina a la historia como una persona que protagonizó muertes en el recién abril, desestabilizaciones y conspirador de la escases de alimentos de todos, sólo por conseguir sus beneficios personales de ser presidente, porque así se lo dijo su papi y mami.

Capriles se desinfló por asesino, convicto y confeso. El, como otros de la “multilogía” del mal, se irán al sumidero político, allá donde descansan los cuartorepúblicanos genuinos que por lo menos tienen la vergüenza de no aparecer en los medios a oponerse a este proyecto hermoso que no se cansa de llevar felicidad al pueblo…, lo que ellos no pudieron hacer en 40 años de derroche, perversiones, corrupción y una universal indolencia con el pueblo pobre que a duras penas logró subsistir en medio de una riqueza petrolera que despilfarraron. Bien se lo dijo un genuino adeco, Ramos Allup: “Lechugino, petimetre y mariposo”. Se desinfló Capriles, su maldad le implosionó y el próximo 08 de diciembre se verá como este pueblo ama a Chávez, ama a su hijo y nuestro presidente Nicolás Maduro y ama a la paz y al mismísimo amor.


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Geovanni Peña

Diputado a la Asamblea Nacional. Militante del PSUV.

 santanajerez@hotmail.com

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