De la CIDH y nosotros

Respaldo plenamente la postura del camarada Hugo Chávez frente a la decisión de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos en el caso del pilluelo Leopoldo López. Asimismo, me han parecido valederas las explicaciones escuchadas a Carlos Escarra sobre el tema. Me sumo a quienes señalan a la CIDH como instrumento del imperialismo para hacer de las suyas en América Latina. Justo que se le recrimine a estos señorones de la derecha americana que no se pronuncien respecto a la violación de los derechos humanos en Honduras, ni en torno a la represión del gobierno chileno contra los estudiantes, ni respecto al trato discriminatorio contra la indios mapuches, ni diga un tantito así de los crímenes cometidos por el Estado colombiano contra su pueblo.

Acompaño todas esas posiciones desde mi condición de ciudadano venezolano, mayor de edad, en pleno uso de mis facultades mentales (no tanto las físicas), pero ¿quién demonios aceptó presentar alegatos ante esa Corte en el caso de Leopoldo López? Si esa vaina es un cuchitril de la derecha reaccionaria ¿por qué no los mandamos para el carajo al momento en que el pilluelo de Chacao se presentó allá? No sé si es que hubo alguien de conocimiento en leyes, títulos de por medio, que le recomendó al Presidente que se tirara por ese barranco. ¿O es que fuimos tan ingenuos para pensar que la CIDH iba a actuar con justicia, respetando la soberanía de nuestras instituciones, apegados a la decencia? Camaradas, estamos hablando de la misma Corte Interamericana de los Derechos Humanos a la que no se dejó entrar a Venezuela a petición de unos estudiantes huelguistas. Y no se dejó entrar porque esa CIDH no se ha pronunciado con respecto al Golpe de Estado del 2002.

Y el gobierno que no le permitió la entrada, con sobradas razones, es el que se fue a presentar alegatos a la misma en el caso de Leopoldo López. A mí parecer nuestra revolución es a veces demasiado institucional, poco irreverente, nada subversiva, demasiado apegada al mandato de las estructuras burguesas; por eso terminamos como mansos corderos metidos en esas instituciones que devoran al hombre y sus libertades. El camarada Hugo Chávez debe tener anotado por allí el nombre de la o de las personas que le recomendaron ir a la CIDH en el caso de este pillo. Ojalá se tome un tiempecito para pasearse cuáles han sido sus aportes a este proceso, de qué manera siguen apegados a la idea de ser “gente de buenas costumbres” de acuerdo a las escalas impuestas por la burguesía. Disculpen la franqueza, camaradas, pero sale que nos digan como al tercio aquel: “tarde piaste, pajarito”.


psalima36@gmail.com



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Pedro Salima


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