Desde hoy le hago campaña a Pablo Pérez

La precandidatura presidencial de Pablo Pérez es lo más sensato que se ha registrado en la política regional en estos últimos años, no por el hecho estúpido de que un zuliano podría ser el competidor del comandante Hugo Chávez al Palacio de Miraflores ¡no!, sino porque esta sería una oportunidad fácil para salir de una vez por todas de un Gobernador, cuyas obras sociales sólo aparecen en sus discursos demagogos y en los millonarios avisos publicitarios que paga en los diferentes medios de comunicación social.

Ojalá Capriles Radonsky, María Corina Machado, Antonio Ledezma, César Pérez Vivas, Oswaldo Alvarez Paz y todo ese grupo de dinosaurios escondidos en la mal llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), lo dejen llegar. Para él sería un privilegio, para el Zulia una oportunidad excelente de deshacerse de un mandatario ineficiente, para Venezuela un dirigente menos al servicio de ese pasado oscuro, de los que lanzaron al país por un barranco, de los que promovieron el sabotaje petrolero, el Golpe del 11 y 12 de Abril, en fin, de los que plagaron de hambre y miseria a la población venezolana, porque jamás le ganaría a Chávez y así, automáticamente, quedaría reducido a una deprimente mentira política como muchos de sus compañeros opositores.

Apoyemos entonces a Pablo Pérez en su disparate presidencial. ¡Camaradas revolucionario!, ¡esto es un llamado!, hagamos votos para que sea el candidato a medirse en las mayores. Soy zuliano y el Zulia sería el beneficiado más directo; por eso hago esta propuesta, sé que es una propuesta individualista, sólo estoy pensando en la gente de este pedazo de tierra; perdónenme esta angustiosa mezquindad revolucionaria, ¿pero saben qué sería saludable?, que al día siguiente de las elecciones despertáramos bien temprano en la mañana con Chávez de alpargatas en su fresco chinchorro tendido largo a largo en Miraflores, y nosotros aquí libres de las ataduras y la desesperanza de un gobernador que en las chiquitas aún lagrimea por un hombre fugitivo de la justicia, escondido en Perú o Panamá. Que todavía ni siquiera ha podido ser él, como dicen los chamos y las chamas.

El Zulia siempre se ha visto afectado por la audacia de esos políticos con una habilidad tan impresionante, que no sólo convencen a los coterráneos de una obra que no han hecho, sino que son capaces de convencer a gente de otros estados. Y esto hay que admitirlo, no sé qué tendrán, ni qué dirán, pero se venden con todo desparpajo como la salvación de la democracia, de la política, del país, como el último refresco frío del desierto y, para colmo de males, consiguen quien los compre.

Pablo Pérez es uno de esos políticos que fue capaz de hacer trascender una obra regional ficticia; inexistente, pero tengo que decirle a los chavistas y a los zulianos más específicamente, que ahora nos conviene continuar esa falacia para que se estrelle contra el comandante Chávez. Hay que apoyarlo: ¡Adelante Pablo Pérez! De esa forma, repito, quedaría fuera de la Gobernación y, por supuesto, sin nada en la presidencia; en el escenario de la política nacional e internacional sería otro gran derrotado más.

Y con qué gusto el pueblo zuliano vería al diputado y candidato Francisco Javier Arias Cárdenas desde el Palacio de Los Cóndores, enderezando los entuertos de ese nefasto gobierno adeco; sería un gobernador revolucionario como ya lo fue y mejor si cuenta con un alcalde afecto, honrado, que no haya sido señalado de corrupto, que mire al pueblo a los ojos y sostenga la mirada sin bajar la cabeza; esos hombres los hay, existen, la revolución tiene gente con esas virtudes; humildemente creo que el profesor Giovanny Villalobos es uno de ellos. Hay que aprovecharlo.

En Zulia y Maracaibo hace metástasis esa destreza dañina de Pablo Pérez, nunca tiene la culpa de nada, porque según su manido discurso no tiene injerencia en nada. No tiene injerencia en la inseguridad, no tiene injerencia en el deterioro del transporte público, no tiene injerencia en la falta de pavimentación de las calles, no tiene injerencia en las escuelas en mal estado, algunas lamentablemente dependiente del Gobierno regional; no tiene injerencia en el caos en que se convierten Maracaibo y otros municipios foráneos cuando llueve, no tiene injerencia en la falta de viviendas, no tiene injerencia en cuanto a las obras inconclusas, no tiene injerencia en esos terrenos sucios y enmontados en áreas céntricas, no tiene injerencia en la parte deportiva, no tiene injerencia en el acaparamiento de alimentos.

Con más de cinco mil policías no tiene injerencia en el contrabando de combustible, no tienen injerencia en el maltrato de los jubilados frente al Palacio de Los Cóndores, no tiene injerencia en los justos reclamos de los maestros y otros empleados de la Gobernación. ¡Por Dios! ¿En qué tiene injerencia? ¿Para qué se es gobernador?...Pero cuidado ¡ahhh!, hay que tener mucho cuidado… eso es aquí entre nos, parece que ya hablé más de la cuenta y así no le hacemos campaña a Pablo Pérez.


albemor60@hotmail.com


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Alberto Morán


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