Crítica ácida

La esquizofrenia del cretinismo periodístico está llegando al paroxismo por estos días en los predios de la oposición mediática. “Tooooorpes” como la frase humorística en programas de El Chavo, o cultores de la muerte con un desparpajo lleno de inhumanidad, no atinan a pensar más allá del poner en duda desde la enfermedad del Presidente hasta el éxito nacional e internacional alcanzado por la realización del grandioso y patriótico desfile, cumplido sin asomos de lluvia y con fervor soberano este cinco de Julio, Bicentenario de la Independencia venezolana. Resulta de un mal gusto extremo el periodismo necrofílico contenido en las reseñas de quienes parecen no alegrarse con la recuperación de la salud el Presidente Chávez, para transmitir y escribir en sus medios de agitación social, tesis y más tesis de la duda y el rencor. Resulta desagradable verles los rostros descompuestos a declarantes entrevistados en televisión, que en el pasado cumplieron papeles corruptos durante gobiernos adecos o copeyanos, para decir hoy “a mi me importa un comino la salud del Presidente”. Consuela sin embargo en medio del asco que provocan, comprobar que se trata de personeros atrabiliarios, llevados por entrevistadores al estilo de la periodista del toque de diana, que se peina como una emo…, el conductor de “entre periodistas” quien hace gala de satisfacción masticada y saturada de interrupciones a los defensores del proceso reovolucionario, mientras deja a sus anchas a los invitados de oposición. Se convierte en molestia irritante la especulación y la duda que siembran escribidores al estilo Giusti, Marianela Salazar, Bocaranda o la inefable profesora Colomina. Pasado el desagrado y pensándolo mejor, uno se convence que, sin llegar a la comicidad de los personajes inventados por Gómez Bolaños, podríamos citar a la Chilindrina observando que siempre son los mismos, -aunque con peor amargura-, justificando sus gestos cuandl le dice a Kiko “lo que tienes de bruto… lo tienes de bruto…”. Estos ejemplares venezolanos enchavados en su odio contrarrevolucionario a través de la comunicación social disociada, con su disconformidad opositora sólo logran llevar más aliento revolucionario al colectivo, incapaces de imponer la politiquera intención que persiguen, pues la auténtica, solidaria y mayoritaria colectividad de todos los estratos sociales, venezolanas y venezolanos inteligentes y patriótas, no es partícipe en desear la muerte del adversario, por más escándalo que provoque un minúsculo grupo de tweeteros, o un irresponsable equipo de agitadores de la comunicación social desestabilizadora, aunado a politiqueros que hablan de la “probable” enfermedad del Presidente Chávez, sin una pizca de fe cristiana ni personalidad. Los perros ladran porque la caravana revolucionaria pasa y arrasa, mientras la Venezuela bicentenaria celebra.

luissanchezibarra@hotmail.com


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Luis Sánchez Ibarra


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