Por favor no malinterpreten. Nadie está insinuando que en el combativo canal de televisión, caracterizado por sus vistosas locutoras y reporteras, los representantes del sexo masculino sean machos disminuidos, o sea machitos. Nada de eso. Se trata mas bien de un juego de palabras, pues la acreditada marca de vehículos Toyota produce un rústico que denominan “machito”, del cual se encontraron varias unidades en la casa u oficina del magnate Guillermo Zuloaga.
Desde luego jamás supuse que los negocios del acaudalado caballero se redujeran tan solo a un canal de televisión. Los jerarcas de nuestra aristocracia empresarial por lo general tienen múltiples empresas para distraerse, preferiblemente integrando un oligopolio que fije precios y elimine competidores estorbosos.
Lo que este columnista ignoraba es que don Guillermo Zuloaga fuese concesionario de la Toyota en Valencia y quién sabe en cuántos sitios más.
Casualmente hace algunos días las cámaras de Globovisión recogieron una serie de imágenes pavorosas sobre los destrozos causados en la planta Toyota de Cumaná por hordas de obreros que, por lo visto, no tenían más oficio que destruir vehículos e instalaciones de la susodicha empresa.
Con estos ojos que se han de comer los gusanos pude ver como el señor que llaman “el matacuras”, en compañía de un entrevistado, comentaban con profunda tristeza los destrozos causados por los vándalos, transmitidos con música de suspenso y variados enfoques, para resaltar el atentado contra la firma multinacional.
A pesar de conocer los métodos de Globovisión esperé inútilmente que los periodistas mencionaran, aunque fuera de pasada, que los hechos se originaron a raíz del vil asesinato de un dirigente sindical de la Toyota.
Fue en vano, pues en ningún instante aludieron al sicariato ordenado contra el joven sindicalista Argenis Vásquez Marcano, cuya causa probable fueron sus denuncias contra la empresa por combinaciones sórdidas con sus concesionarios.
Ahora caigo en cuenta que quizás al sindicalista inmolado le tocó revelar algo similar a lo que presuntamente quedó al descubierto en el negocio del presidente de Globovisión.
augusther@cantv.net
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