El enemigo somos todos

Soy periodista, vivo en Margarita y comparto el esquema socialista
planteado por el Presidente Chávez; ello no me impide hacerle críticas al
gobierno y, en particular, al estilo pugnaz del mandatario.

Si bien soy ³chavista² no suelo ataviarme con una franela roja
rojita y una cachucha que haga juego, pues no soy pelotero ni me interesa
parecerlo. Para ser sincero los anfiteatros atestados de fanáticos
uniformados que corean cada palabra de Chávez como un dogma no me dan nota.

El caso es que vivir en una isla no implica vivir aislado, mucho
menos en esta época de Internet y televisión por cable o satélite. Mediante
mi ³laptop² mantengo contacto con distintas corrientes ideológicas y recibo
más información de la que puedo absorber. Así pues, no descubro nada al
señalar que Venezuela vive actualmente un momento estelar, único, de
significación histórica.

Por desgracia un sector del país está empeñado en lograr que los
cambios de esta hora maravillosa impliquen retrocesos en vez de adelantos.
Tras el desmoronamiento del bipartidismo tradicional los dirigentes de la
oposición política se han hecho refractarios al diálogo e incluso a la
discusión sensata.

Desde la provincia se percibe una sociedad capitalina inmersa en
discrepancias estériles y sin sentido. Familiares y amigos describen la
radicalización que priva en las reuniones sociales, donde el que se confiese
chavista es agredido o execrado.

La disociación psicótica existe, es una realidad palpable. Cientos
de miles de compatriotas creen al pie de la letra las mentiras o
desinformaciones que les imponen los medios empeñados en una oposición
destructiva. Cada mañana Globovisión y casi toda la gran prensa capitalina
pregonan hechos falsos y noticias tendenciosas. He dicho, y lo repito, que
eso no lo aguanta nadie y que el gobierno no puede hacerse el loco ante las
violaciones a la Ley Resorte.

La salud mental de nuestra población vale más que todas las
concesiones radioeléctricas. Se trata de preservar la posibilidad de que las
próximas generaciones trabajen juntas en la construcción de un país de
conciudadanos o compatriotas y no de enemigos beligerantes.

augusther@cantv.net


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Augusto Hernández


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