El editor de El Nacional piensa con las tripas porque tiene una hernia en el cerebro

Toda crítica debe basarse en el conocimiento de los hechos, criticar más allá  de los límites de nuestro conocimiento, es irresponsable; hay que saber para criticar.

Nuestra visión del mundo mejora o desmejora de acuerdo a la naturaleza de los datos que incorporamos a la cabeza. Sí un dato es fidedigno, al captarlo, la persona amplía su visión de la realidad y su capacidad de criticar y de tomar decisiones; no obviemos que la persona suele actuar en función de la información que posee. Pero, sí los datos están trucados deliberadamente, entonces esa visión del mundo y de su realidad, desmejora, por lo que la persona puede ser fácil víctima de los chupasangre.

La verdad es una luz que te hace ver las cosas tal como deben ser y, aunque nunca lo sabrás todo, sí en la práctica es suficiente tu saber al respecto, eso es bien bueno; en cambio, el embuste es pura oscuridad y tú, en lo oscuro, poco sabes a que atenerte, por lo que metes la pata.

De ahí  que sea tan lamentable que el editor de “El Nacional” utilice su periódico como un instrumento de guerra, propiamente un instrumento de tortura contra el pueblo trabajador.

Es una tamaña irresponsabilidad y una incalificable falta de respeto meterle embustes a un pueblo digno y trabajador como nosotros los trabajadores, que trabajamos como unos burros para que no le falte la comidita a nadie, absolutamente a nadie, no obstante, viene el sinvergüenza a pretender engañarnos para seguir explotándonos.

La secuencia de titulares e imágenes de primera plana de El Nacional cuyo editor es Miguel Enrique Otero, constituyen un sabotaje contra la paz, dan asco, son una inmoralidad.

En una democracia morbosa, tal editor viviría feliz pero en una democracia revolucionaria como la que acá tratamos de sacar adelante contra viento y marea, no.

La secuencia de los titulares y  su relación con la propaganda comercial puede constituir una invalorable pista para descubrir quienes-además de la CIA y de sus testaferros-financian la campaña de terror desplegada por “El Nacional”.

El sabotaje periodístico es un frente de guerra, lo pudimos comprobar los días previos al 11 de abril de 2002, ocasión en la que El Nacional blandió la batuta conspirativa que tumbó a Chávez, acribilló al pueblo y derogó el Estado para imponer una dictadura feroz.

A semejanza de “El Mercurio” de Chile, en 1973, cuando derrocaron y fusilaron al Presidente Salvador Allende, actúa El Nacional y todos sabemos la mano peluda que lo rige y financia.

Un poco antes de 1973, cuando ya se vislumbraba la derrota gringa en la guerra del Vietnam, se empezó a usar con macabra saña, la criminal estrategia del periódico como frente de guerra.

Para entonces, USA había evitado que se publicaran los horrores de esa guerra pero, finalmente, no pudo evitar que el mundo se enterara y fue el momento en que lo inocultable se hizo visible, USA instrumentó entonces una contraestrategia, consistente en atapuzar toda su prensa, hasta la saciedad, con los peores horrores de esa cruel guerra, a tal punto que lograron aplacar-por acostumbramiento, de ver tanta maldad, tanta destrucción-el morbo de su propio pueblo.

Mas, eso no es todo. Al tiempo que USA empezó a publicar los peores horrores, aumento la publicidad de las grandes corporaciones capitalistas como la Coca-Cola y etc. que aumentaron súbitamente sus ventas. Es que esa gente carece de escrúpulos para hacer dinero.

Cuando el derrocamiento de Allende, USA empleó pero con mayor refinamiento, las experiencias periodísticas de cuando la guerra del Vietnam. Lo mismo hicieron en Caracas cuando el derrocamiento de Chávez, usaron lo aprendido Chile, sólo que acá fracasaron por la conciencia y la voluntad de un pueblo invencible.

Ahora pretenden nuevas estrategias para imponer su esclavitud y “El Nacional” es uno de sus frentes de guerra sucia.

Hay que observar meticulosamente la propaganda que financia ese periódico y sacar cuentas acerca del financiamiento tras bastidores. No hay que exprimir mucho el cerebro para saber que Obama Bin Laden maneja desde la Casa Blanca y por intermedio de la “Caza” de Nariño-Casa cazada-la conspiración.

En el criminal cambio de estrategia enemiga, se trata de achacarnos a nosotros las causas de la criminalidad, burda manía.

La violencia en todo el mundo es de vieja data. Empezó a generalizarse a la par que surgió la primera propiedad privada-e inclusive mucho antes cuando un tal Adán fue echado del paraíso junto con una tal Eva, por una pendejada, tengo entendido-y desde entonces, no ha parado.

Para no ir tan lejos habría que recordar las promesas incumplidas al pueblo durante cuarenta años por el binomio AD-COPEI cuyas consignas “Maten primero y averigüen después” “¡Cédula y contra la pared”, “Hampoducto para los pobres” y “Plomo al hampa”-entre otras perlas-acendraron la miseria y la injusticia social. 

Las causas más determinantes de la violencia son la injusticia que imperó  aquí cuando los que ahora la esgrimen lavándose las manos, como angelitos, como Pilatos, la impusieron, esa es la verdad.

La violencia tiene sus raíces enterradas en el pasado funesto en que la hoy oposición gobernó  a Venezuela con rapiña y empujó  al pueblo trabajador hacia los cerros inhóspitos, a vivir en ranchos de cartón y, la revolución no va a desterrarla de buenas a primeras, en sólo 10 años porque eso no es posible completamente pero, se avanza estructuralmente y eso lo sabe el pueblo.

Ya basta de tanta demagogia, no olvidemos los muertos del caracazo, de los responsables de esa vil matanza.

A la oposición debería darle un poquito de vergüenza hablar de violencia porque ellos son los grandes responsables y por eso el 26 de septiembre el pueblo venezolano, debe ser paciente con el desarrollo de los avances sociales y políticos  y, afianzado en un diluvio de esperanzas- como yo califico a la revolución bolivariana- debe conformar una Asamblea Nacional popular y revolucionaria, votando por el PSUV, sólo así va a afianzar el porvenir, de lo contrario, estaríamos jodidos tutilimundi.

Por último, entiendo que en política las palabras  no bastan y, menos desde lejos pero yo abrigo la esperanza de que alguien cerca del sinvergüenza le sugiera que pare la guerra, que este país es también de él y de sus hijos, que no sea tan maluco.

Es obvio que el referido editor debe tener una hernia en el cerebro por lo que trasladó sus funciones cerebrales a sus tripas, lo que se infiere de su visceral comportamiento. De otra manera, él  no actuaría de tan reprochable manera. 

oceanoatlanticoguillermo@gmail.com



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Guillermo Guzman


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