Nobel tapa amarilla para Obama

¿CÓMO ES LA COSA?...Medio mundo está sorprendido. Boquiabierto. Si a usted le preguntan la razón o el motivo para que el Presidente Obama se le otorgue el Premio Nóbel de la Paz, que de alguna manera mantiene prestigio, ya no se si mediático, sencillamente responderá que ciertamente no sabe o no entiende. Que no encuentra explicación y que no conoce los méritos del señor Obama para ganarse un premio que todos tenemos entendido se lo ganan aquellos que durante su vida han puesto su empeño, sus días, noches y esfuerzos para lograr soluciones pacíficas en determinados conflictos o situaciones sociales. Se trata de luchadores sociales, seres desprendidos que entregan su vida a la noble causa de la paz mundial.

Sobran razones para que el mundo haya recibido con sorpresa tal nombramiento, lo cual no indica que en el pasado se le haya otorgado a prominentes guerreristas, tumba gobiernos y financistas de conflictos como el tristemente recordado Henry Kissinger (1973) (Recuérdese Chile) y el israelita, no menos belicoso, Menajen Beguin (1958). No entendemos como es eso que se trata de un premio para estimularlo o porque ha dicho “que va” a contribuir a frenar la proliferación y el desarme nuclear, o “va” a propiciar un acercamiento al mundo mulsumán. ¿Serán suficiente tales promesas para hacerse acreedor de un premio, llámese Nóbel o como quieran? De verdad que nos unimos al mundo sorprendido, como el mismo Obama, y nos inclinamos por emitir y compartir algunas opiniones que van en la dirección de creer que tal otorgamiento es una burla a los pueblos y dirigentes que desde distintos rincones del mundo luchan todos los días y hacen esfuerzos por solucionar sus conflictos que los envuelve en miseria y desolación.

LUZ VERDE PARA IMPONER LA PAZ…Con el garrote, así como siempre lo ha hecho el imperialismo yanqui. Si quieren noticias fresquitas sobre los “planes de paz” del gobierno de la Casa Blanca, esta misma semana se conoce que el Presidente Obama no ordenará un retiro de tropas de la guerra de Afganistán. El “premio Nóbel” estudia el pedido de enviar 40 mil soldados adicionales a ese maltrecho país. Es el gobierno que preside el nuevo Nóbel quien ha dejado al pueblo iraquí en la ruina y apertrecha a Israel en su afán por acabar con el heroico pueblo palestino. Es el mismo gobierno que ahora se presta a la instalación de siete bases militares en territorio colombiano bajo claros planes imperiales. Y por supuesto es el gobierno que no oculta su cinismo cuando apoya y mantiene a los golpistas hondureños. En fin, se está premiando el guerrerismo. Se les está dando luz verde para que impongan con cañones y miles de muertos su tradicional estilo de lograr la paz. Y lo que no queda duda es que el conocido Nóbel está devaluado.


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Juan Azócar


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