La Colombia pobre a la sombra de la oligarquía

La callada pobreza en Colombia y la amenaza de su conflicto armado

El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, sostuvo este martes que el hospital Cardiológico Infantil Latinoamericano Dr. Gilberto Rodríguez Ochoa es símbolo de la transformación social y del camino socialista que está transitando el país. Las declaraciones las da desde el hospital Cardiológico Infantil, en Montalbán, Caracas, durante la conmemoración del tercer aniversario del centro asistencial. El Jefe de Estado señala, “el camino socialista que emprendió Venezuela busca igualar las cargas sociales…La fe nos indica que es posible la resurrección, y éste pueblo resucitó, se levantó de nuevo…”.

Este hecho me trae a la memoria una noticia que escuché por la televisión colombiana en abril del año pasado, en donde me encontraba por razones de trabajo y la voy a relatar porque en ese momento entendí la gran diferencia entre los gobiernos de Venezuela y Colombia, muy en especial en relación al apoyo social que se brinda a los más pobres. En ese tema el presidente Chávez, a diferencia del presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez, indiscutiblemente, en estos diez años, ha tenido una gestión sobresaliente.

La noticia televisada presentaba a la esposa del alcalde Bogotá con el doctor de una clínica privada, quien “solidariamente” había operado del corazón a un reducido número de niños pobres, hijos de campesinos, quienes tuvieron esa oportunidad de ser atendidos por la caridad gubernamental. La nota fue adosada por uno que otro testimonio de madres de los pequeños, declaraciones de la Primera Dama, dando las gracias por el gesto.

Mientras veía la nota recordé nuestro Cardiológico Infantil. Y por eso me alegra saber que en Venezuela estemos celebrando casi tres años de funcionamiento del hospital, fundado el 20 de agosto de 2006, en el cual, afortunadamente, se ha salvado la vida de más 3 mil 158 pacientes, entre venezolanos y otros procedentes de diversos países de América Latina, algunos operados por cardiopatías congénitas, entre otras dolencias.

Pero además recordé algunas otras noticias e informaciones sobre Colombia, de las cuales es oportuno hablar. Por aquellos días llamó mi atención el canal del Congreso colombiano, con acertada programación en donde el debate parlamentario es permanente. La plenaria daba cuenta que los legisladores están a la orden del día y a la vez revela que el Gobierno de Álvaro Uribe no evoluciona precisamente a favor de los más pobres. La atención en lo social no es su fuerte. Los diputados y senadores colombianos redundan en asuntos tan diversos como; la parapolítica, la seguridad democrática, programas de protección a líderes sindicales, reelección presidencial, inversiones foráneas, hablan de desplazados, secuestros, violación de los DDHH, etc. Y a medida que se conocen los acontecimientos, lo que ocurre dentro y fuera del parlamento, la realidad colombiana ensordece. Difiero de esa Colombia perfecta que intenta vender Beatriz de Majo, la internacionalista de Televen, que más que análisis hace panfletos políticos televisados, todo en contra de Hugo Chávez.



Precisamente, en ese Congreso muchos legisladores han sido relacionados, denunciados e incluso sacados de sus curules, por su vinculo con paramilitares, también en ese entonces recuerdo que se hizo una denuncia a multinacionales que apoyan a paramilitares (se habla de seis empresas bananeras). Otros temas, como el sindicalismo, que alguien lo definió como un “hecatombe sindical”, es abordado por lo sórdido del tema, un sector donde han sido muchos los asesinados y donde menos aun “se cumple con los convenios internacionales en materia sindical laboral”. Hablaban del asesinato de 16 o más líderes sindicales (abril 2008), quienes se sumaban a los 72 muertos del año 2006. Otra información revelaba que en el gobierno de Alvaro Uribe habían asesinado alrededor de 573 sindicalistas. El congresista refería el miedo e informaba, “las contrataciones colectivas han declinado en un 68%”, en un país en donde “no hay derecho a huelga”.

Y en cuanto a La Ley de Política y Seguridad, (para no entrar en el tema de la “seguridad democrática, que es extenso y temerario”) ésta ley al parecer no da cuenta de algunos datos. En el año 2008 se informa, “se han desmovilizado unos 31.671 paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) de unas 34 estructuras”. Pero desde el 2007 “hay rearme, reductos no desmovilizados, reclutamiento y control de economías ilícitas, por parte de miembros de las AUC”, aquellos que no se acogieron al proceso de paz (alianza de paras y narcos, en diferentes regiones del país).

Sobre este asunto, una Organización No Gubernamental (ONG), Indepaz, indica “existen 76 grupos (Paras) identificados, con 8.924 efectivos, ubicados en 25 Departamentos del país (norte de Santander, Nariño, Córdoba, Valle, Guajira, Bolívar, etc). Estos grupos se dedican al narcotráfico, extorsión, apoyo a políticos, etc. También se revela que a la fecha no logran la reducción de las exportaciones de cocaína desde Colombia, en donde Europa y EEUU, según reciben del 40% al 50% de la producción.

Es conocido que el gobierno de Uribe ha sido acusado por su relación con paramilitares y dicen “el 80% de los parapolíticos son uribistas”.

Sobre este tema, luego de cinco años de los acuerdos de desmovilización y desarme con los narcoparas, ahora denuncian la permanencia y ampliación de una red de más de 30 mil testaferros que amparan el lavado de activos y expropiaciones de tierras y bienes por negocios, aquellos que protegen redes mafiosas en centros urbanos, y han seguido en sus delitos como paramilitares ligados al narcotráfico. Todo indica que ha surgido un nuevo narco-paramilitarismo, más fuerte y ampliado, entre los más afamados se cuenta a Los Águilas Negras.

En cuanto al Plan Colombia, iniciado en 1999 con el presidente norteamericano Bill Clinton y seguido por George Bush- según para respaldar un modelo de desarrollo y seguridad, erradicando los cultivos de amapola, para contrarrestar el narcotráfico- por el contrario, el mismo fue un fracaso. Las fumigaciones en las zonas focalizadas dejaron envenenamiento de aguas, enfermedades y un mayor desplazamiento de personas.

Sobre los colombianos desplazados las informaciones no son menos escabrosas. Los datos apuntan que hay unos 4 millones en Colombia y ubica a esta nación, luego de Sudán, en un alto rango. Al respecto se informa que desde 2002, de 191 municipios han sido desplazados el 73% de esas entidades, incluyendo el asesinato de cientos de personas.

Volviendo a los datos de pobreza. Según el senador colombiano Gustavo Petro, señalaba, “20 mil niños murieron de desnutrición en el año 2006”. Otro diputado, Luís Carlos Tarazona, refería en una intervención en el Congreso que el mercado laboral “mantiene la misma tasa de trabajo informal, subempleo de jóvenes por el orden de 44% y el empleo sub pagado seguía en aumento”.

También ha sido tema de la plenaria en el Congreso el Programa Bienestar Familiar, que atiende el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, cuya labor se contrapone al determinar que “un 48% de las familias colombianas no tienen acceso a una de las comidas diarias”.

Como dato curioso, Colombia no tiene un Ministerio de Justicia y el Ministerio de Salud está fusionado con el de Trabajo, representado por la Ministra de Protección Social.

Las reseñas antes planteadas no difieren de los datos que esta semana emite el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane), del gobierno colombiano, que luego de tres años, informa: “de una población de más de 44 millones de habitantes, cerca de 20 millones de colombianos son pobres”. De acuerdo con la institución, la pobreza en el país llega al 46% de la población, dato que toma como límite estadístico a diciembre de 2008. A su vez, el Dane señala que la pobreza urbana en Colombia en 2008 fue de 39,8% y en el área rural de 65,2%. En cuanto a la indigencia según ésta se ubica en un 17,8% . Esta realidad se contrapone abismalmente cuando se conoce que un grupo de colombianos invierte más de 1 millón de dólares diarios fuera de su país y en el 2007 marcó la cifra de 370 millones de dólares de colombianos en el extranjero.

Para algunos el gobierno de Álvaro Uribe en materia social es “asistencialismo” en lugar de “productividad”. Por ejemplo, un plan de atención al adulto mayor de 60 años, en el que se invierten unos 200 mil millones de pesos, se limita a la entrega de una bolsa de comida, (mercaditos de 21 pesos) y en otros casos comida preparada, que apenas llega a satisfacer las necesidades alimenticias de una parte de esa población de la tercera edad, que en ese país se estima llega al 8.9%, así lo informaba el legislador Juan Luís Londoño. La queja en ese momento era que “sirven comidas no aptas para el consumo, con carnes descompuestas”. A pesar que el referido instituto da apoyo a la familia y cuenta con más de cien programas de asistencia, su condición efectista es evidente.

Mientras que en Venezuela, en relación a los jubilados se ha hecho justicia, con los viejitos, que en gobiernos anteriores no salían de las calles pidiendo su pensión. Hoy, afortunadamente un gran número cuenta con una mesada digna, la que cada año se homologa y permite al menos una vejez con menos rigor.

Por igual debo decir, como lo reitera el presidente Chávez, me sumo al amor por Colombia y su pueblo. Lo considero un país hermano, hermoso y pleno de cosas buenas, gente noble, pero sin duda que algunos de sus gobernantes y líderes, de turbio proceder, casi siempre apuestan a la confrontación, al odio y el extremismo y una prueba de ello es la permanencia de la añeja guerrilla colombiana.

Recordando parte de esa realidad que en Colombia merma la paz y afianza la desigualdad social y evidenciando que ambos países mantienen una política y gobiernos muy disímiles, y observando la marcada y permanente agresión que regodean los medios, no hay duda que sus autoridades, al menos sus líderes, los que toman decisiones de Gobierno, se han prestado para avanzar con un plan desestabilizador en la región y cuya trampa, cercado, comienza por Venezuela.

¿Por qué llegamos a esta situación, luego de casi diez años de convivencia permeable?.

.La Colombia pobre, a la sombra de la Colombia pujante, la cual efectivamente existe, tendrá que encontrar una salida para la paz al dejar de negar la guerra, ese sería un primer paso para derribar toda la distorsión del delito que allí impera impunemente, (narcotráfico, paramilitarismo, desplazados, guerrilla, violación a DDHH, y cruda pobreza) y que desatienden y se interconecta con una casta enriquecida, sorda, ciega y muda.

No es contra Venezuela y sus países hermanos como se va a remediar el conflicto armado colombiano, hecho que se anticipa al conocer datos sobre el auge armamentista, la retaliación política contra Venezuela y países fronterizos, el ataque mediático desmedido contra el presidente Chávez y su gobierno y otros líderes del Sur, también se evidencia en la dualidad, y desconfianza diplomática, expresada contra Venezuela claramente con el tema de los secuestrados por la guerrilla y ahora nos sorprenden con la decisión inconsulta sobre la instalación de siete bases militares norteamericanas en ese país.

Todo revela que quieren minar el camino de la revolución bolivariana por el continente. El objetivo es levantar un muro fronterizo entre Colombia y Venezuela, que sin ser de concreto como el de Palestina y México, es tan visible y temerario como el de aquellos. Y ese plan sí es inherencia en la soberanía de los pueblos. Por eso, no se equivoca Chávez cuando compara a Colombia con Israel o evoca su parecido con la traumada guerra del Vietnam

“Nos están rodeando pero no podrían con nosotros”, dice Chávez. Sin embargo, la verdad tiene patas cortas y serán los pueblos quienes la alcancen, en esa veloz carrera que en estos tiempos anima a millones de ciudadanos de Latinoamérica y el mundo por alcanzar mayor justicia social y humanismo. Y diría a Uribe y a sus malos consejeros…¡Cuidado!..el que juega con candela se quema.

Leonjudi@gmail.com

Periodista


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Yudith León

Periodista e internacionalista.

 Leonjudith@gmail.com

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