Para que los BRICS sean una alternativa significativa y una fuerza impulsora en la economía de los países que la integran, es fundamental que tengan un programa, proyecto o políticas sólidas para el impulso de los medios de producción.

Es que la única y real opción de desarrollo es romper con la actual división internacional del trabajo, donde unos países imperialistas e industrializados monopolizan los medios de producción a escala mundial y limita a otros a ser productores de las materias primas que necesitan, bajo la cínica paradoja que las materias primas son producidas o explotados por las propias empresas trasnacionales de los industrializados. Todo pa ´ti nada pa´ mí, diríamos.

Esa es la postura que deben asumir y debería ser la posición venezolana en su participación y mensaje internacional, porque es la que puede proporcionar un verdadero sentido estratégico e histórico al llegar al corazón mismo de la dominación económica global imperialista, como es el control diferenciado sobre la producción.

El reto para los BRICS, no es solo acumular reservas o comerciar en monedas alternativas. La verdadera "alternativa" empieza cuando impulsen un programa de mutuo apoyo para la industrialización soberana, el desarrollo tecnológico propio y el fortalecimiento de cadenas de valor internas. Si los BRICS no avanzan en ese sentido, corren el riesgo de ser un bloque más dentro de una arquitectura global asimétrica, solo que con otros actores de reparto.

Impulsar la inversión en medios de producción generaría muchas cosas como son empleo, empleos calificados, fomento a la innovación y una contribución a un desarrollo económico equitativo y sostenible, mientras que por otro lado como bloque de naciones con capacidades productivas ofrecería, no sin oposición, una alternativa a las estructuras económicas globales actuales basadas en la exclusión productiva.

Es que el control sobre los medios de producción es fundamental para las naciones y su progreso en sus diversas dimensiones alimentaria, energética y tecnológica, y convertiría a los BRICS en un atractor de nuevos países a este grupo.

A pesar que en los BRICS están nuestros mejores jugadores, este punto no está considerado de esta manera dentro de las iniciativas que adelanta, ya que no se planea la industrialización de sus miembros y participantes, amigos y allegados, con cooperación y apoyo para la oferta productiva que generen los medios de producción a impulsarse.

Ese no es su objetivo actual y no puede lograrse de una forma indirecta, con iniciativas interesantes pero limitadas en la industrialización necesaria, como son, el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), para financiar proyectos de infraestructura y desarrollo, la Asociación BRICS para una Nueva Revolución Industrial (PartNIR), para la cooperación en áreas la digitalización, y la transformación digital de la industria, la manufactura inteligente y la robótica.

También impulsan el Centro BRICS de Competencias Industriales (BCIC), con el objetivo de mejorar habilidades de la Industria 4.0 y fomentar la productividad y la otra iniciativa es la Promoción del comercio y la inversión intrarregionales. Se plantean una Política industrial coordinada para aspectos muy específicos como las restricciones de propiedad intelectual, los requisitos de contenido local y la contratación pública sostenible, especialmente en el ámbito de las tecnologías verdes.

Así que los BRICS están involucrados en el desarrollo de políticas y programas que estimulan algunas actividades productivas pero no dirigidas a las carencias productivas, carencias con las que nos esclavizan bajo la consigna imperialista preferida "si tu no produces yo lo hare por ti".

Desde nuestro punto de vista como ya dijimos, de no hacerlo, los BRICS serían una iniciativa ambiciosa en el papel, pero cuya implementación y resultados reales pueden ser cuestionables o lentos, con iniciativas que se quedan en la "moda" o en las "ramas" y carecen de fuerza política y técnica para avanzar más.

Los BRICS deben impulsar sin temor la industrialización, con el desarrollo de medios de producción propios, nacionales y distintos, fortaleciendo industrialmente las cadenas de valor de las materias primas tradicionalmente exportadas por sus miembros.

Otro mundo es posible pero hay que luchar y nuestra Venezuela, cercana a los BRICS puede plantear esta vía de funcionamiento.