Hay muchas cosas predecibles; mucho pragmatismo en la vida y esto sirve de guía para "adivinar", ciertas cosas. Cuando abordo estos temas, suelo recordar a Bretch, a quien antes de leer el texto de "La Ópera de los tres centavos", vi en el "teatro universitario" de la UCV, montar esa obra dirigida por Alberto Sánchez, hijo de la gran Magdalena Sánchez. En esa obra se dice, a través del grito de las multitudes, "lo primero es el comer, la moral viene después".
Luego leí a Don Quijote, en su segunda salida, decirle a Sancho, "vamos a comer, porque para tener el dominio de las armas, hay que tener el dominio de las tripas".
Y todo lo anterior suelo repetirlo, porque no solo es en gran medida verdad y porque es línea fundamental de la moral del capitalismo.
Varios trabajos he escrito ya, en los cuales basándome en opiniones de personajes bien conectados con los canales donde circula la información y de quienes manejan con sobriedad y equilibrio el acontecer, he dicho que en lo que concierne a las relaciones entre Venezuela y EEUU, ahora bajo el gobierno de Trump, no está dicha la última palabra.
Las opiniones más generalizadas habían previsto que Trump, vendría en lo inmediato, con la intención de recomponer las relaciones con Venezuela, pero lo acontecido el 28J, acerca del cual podemos decir que se impuso la narrativa o interpretación que había habido un fraude, en lo que la conducta sinuosa, extraña y aún no bien explicada, convincentemente, del CNE, pese la oposición tampoco probó nada a su favor, sirvió para que factores que apoyaron a Trump, como los representados por Narco Rubio, quien traslada su estado emocional, derivado de la historia de Cuba, esa asociada a la llamada "Revolución cubana", a todos los gobiernos que tengan buenas relaciones con el de la isla caribeña, la de donde es originario. Ese enredo electoral, promocionado desde muchos frentes, incluyendo la UE, le dio más fuerzas a quienes esperaban que, el reelecto presidente de EEUU, continuase con la fracasada estrategia de deshacerse del gobierno de Maduro por cualquier vía. Un asunto más de oportunismo político, emocional y como tal transitorio pareció detenerlo.
Ese cuadro impuso en Trump una política sinuosa frente a Venezuela que, en los últimos días, tenía las características de ruptura definitiva. Tanto que, Chevrón, a finales de este mes de mayo, debía poner término a sus operaciones en el país.
Pero cualquier analista despojado de sentimientos y deseos, sabiendo que la política de la Casa Blanca no se distrae y menos se sujeta en moralismos de ningún tipo, sino está determinada por las ventajas y conveniencia de sus capitales y sabiendo bien que, el gobierno de Venezuela no constituye para ellos ningún peligro y menos amenaza, pues eso sólo fue un cuento para justificar el peligro que percibieron en los tiempos de Chávez, que implicaba a varios gobiernos de América Latina sobre los que aquel tenía significativa influencia, entiende que la normalización de las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos, es un objetivo de mutua conveniencia, de necesidad inaplazable para ambos.
Son abundantes las razones dadas por los técnicos petroleros y conocedores del negocio que hablan de la necesidad mutua, entre el comprador e inversionista, EEUU y el propietario de los recursos, más, en unas circunstancias cuando, en tiempos anteriores, por privilegiar la Faja petrolífera del Orinoco, se desmantelaron los campos petroleros y abandonaron los pozos de petróleo liviano, todavía en capacidad de producir abundantemente y a más bajo costo. Pese lo que se diga, el paso de los años, no han dado muestras que, en realidad China, por sólo hablar de este aliado, esté urgida o sustantivamente interesada y necesitada como si el país del norte. Es un recurso cuantioso, de inversión sustentable y como solía decir Walter Martínez, a sólo 3 o 4 días de viaje.
Cuando uno mismo, imbuido en la interpretación anteriormente expuesta, no por las deportaciones, pues ellas al contrario son un motivo más para que EEUU se interese en la normalización de la situación venezolana y volvamos a ser como antes un atractivo para migrantes, sino por cosas como el cierre de Chevron, ahora mismo a finales de mayo, habíamos estado pensando que la opción extremista emocional, que vemos reflejada en Marco Rubio, se había impuesto definitivamente, nos enteramos de una doble noticia, la extensión de las operaciones de la petrolera por dos meses más y un acuerdo, entre el gobierno de EEUU y el de Venezuela, para liberar a un estadounidense acá detenido.
En efecto "Este martes 20 de mayo el Gobierno de Venezuela entregó a Estados Unidos un militar estadounidense que había sido juzgado en el país, de acuerdo a fuentes bien informadas desde Antigua y Barbuda que confirmaron al medio de comunicación La Iguana TV.
La entrega habría ocurrido en el marco de las negociaciones entre Venezuela y Estados Unidos que todavía se llevan a cabo en Antigua y Barbuda.
Previamente se conoció que en el encuentro estaban presentes representantes del gobierno del presidente Nicolás Maduro y Richard Grenell, enviado especial del mandatario de EEUU, Donald Trump".
https://www.aporrea.org/actualidad/n404814.html
Pero el asunto no quedó en eso, pues tal noticia, fue de inmediato complementada por la información dada extienden las operaciones de Chevrón, según la agencia de noticias Bloomberg.
https://www.aporrea.org/energia/n404812.html
Pero casi de inmediato, Richard Grenell, a quien desde el inicio Trump encargó de manera especial el manejo diplomático de los asuntos con Venezuela, declaró, en coherencia con lo que ha venido diciendo, desde antes que el presidente estadounidense asumiese por segunda vez, declaró de manera contundente, en el Podcast de Steve Bannon, Bannon's War Room, "Trump ha sido muy claro en que no quiere hacer un cambio de régimen en Venezuela sino en cumplir lo mejor para EEUU y aquello que es mejor para los estadounidenses".
https://www.aporrea.org/energia/n404823.html
Sustantivamente, "salga sapo o salga rana", como solíamos decir por allá en la década del sesenta, la lógica del capitalismo no ha cambiado. Para los capitales estadounidenses y todos los capitales del mundo, allí está Chevron, como evidente prueba, lo sustantivo son las ganancias y más aquellas que demandan menos esfuerzo e inversión; pues al fin, esto determina la ganancia. Pero es bueno tomar en cuenta que, en estas declaraciones, Grenell, además confirma la extensión de las operaciones de la antes nombrada empresa petrolera, de la que esperan siga operando en Venezuela; pero también agregó que Trump, "desea impedir que China siga comprando petróleo venezolano".
Por supuesto, dentro de los deseos de Trump, que Grenell, llama "aquello que es mejor para los estadounidenses", está incluido detener la ola inmigratoria procedente de nuestro país que, dada la crisis económica interna, provocada entre otras circunstancias, por las sanciones, destinadas a tumbar al gobierno, aparte de no lograr el efecto buscado, se volvió un boomerang que les golpeó a ellos.
Y es muy sustantivo que Grenell haya expresado que Trump, "no quiere hacer un cambio de régimen en Venezuela". Siendo Grenell el autorizado vocero de Trump, en lo que respecta a la "diplomacia" con Venezuela, lo que acaba de decir, es un modo de distanciar a Trump, con quienes siguen pidiendo sanciones y acciones destinadas a tumbar al gobierno. Es decir, como dijimos en artículo escrito días atrás, Trump tiene claras sus metas, pero su modo de operar como a lo loco, precedido luego de un recoger las piezas y ordenarlas es, aparte de un estilo personal, para dejar marcada su huella y su estudiada intemperancia, una manera de quitarse de encima, sin generar grietas o resentimientos, algo que le estorba momentáneamente, pero que, con posterioridad, en cualquier momento podría necesitar.
Para Trump o EEUU, el gobierno de Venezuela no es ninguna amenaza, nunca lo ha sido, los hechos lo han demostrado, como tampoco lo es Cuba ni Nicaragua. Recientemente, como otras veces, el presidente Maduro, ha manifestado sus deseos de llevar las relaciones con EEUU al mejor nivel. Uno y otro se necesitan. Además, que en los negocios impera el pragmatismo, el más elemental análisis prueba que no hay de por medio nada sustantivo que evite que EEUU acceda al petróleo venezolano con sustantiva ventaja. Y EEUU no va a correr el riesgo del cual habla Grenell, al referirse a China, por factores que, por años le han dado muestras que no hacen otra cosa que acumular errores.