Goliat bondadoso y gigante trabajador agricultor filisteo era admirado en su país por su fuerza y su gran tamaño. En los combates que tenían que emprender a menudo contra otras tribus se distinguía siempre por su valor y nobleza. Hasta que llegaron los envidiosos judíos, que siempre quieren la riqueza de otros pueblos, entre ellos por supuesto, Palestina.

Una observación necesaria y una idea fundamental en el estudio de la historia es que esta es escrita por los vencedores. Y por lo que ya conocemos de los judíos e israelíes, estos no eran ni son una gran tribu de sabios que tenían una conversación íntima con su dios que los llevaba a la guerra permanentemente, sino que era una tribu belicosa y agresiva que envidiaba las tierras de sus vecinos y guerreaban hasta desposeerlos de ellas. Esto significa que en sus relatos históricos reflejan los intereses, valores y la visión del mundo que como grupo triunfó en un conflicto y que llegó a tener el poder dominante en la antigua Fenicia, la cual conquistaron, el mismo territorio que hoy quieren nuevamente a someter.

En el caso de la Biblia, que es un libro de origen hebreo, el Antiguo Testamento, contiene las narrativas sobre los orígenes de los israelitas, su salida de Egipto, su asentamiento en Canaán y sus confrontaciones con otros pueblos, incluyendo los filisteos, fue escrita desde una perspectiva israelita y judía y para perpetuar su religión.

Esto tiene varias implicaciones importantes, como son el énfasis en la perspectiva israelita/judía, centrándose en la relación con su Dios, sus desafíos, sus triunfos y sus fracasos desde su propio punto de vista.

Esto genera un gran sesgo, que fue aceptado sin crítica por la cultura y la iglesia cristiana, donde las narrativas presentan a los enemigos de Israel, como los filisteos, los cananeos, de la manera menos favorable, resaltando sus aspectos negativos o justificando las acciones israelitas en contra de ellos. Es como si hoy justificáramos la hecatombe de Palestina.

Así en el relato del enfrentamiento entre David y Goliat, la narrativa se centra en la valentía y la fe de David, presentando a Goliat como un gigante arrogante y una amenaza para el pueblo de Dios. Es difícil conocer la perspectiva filistea de este evento ya que no hay referencias de otras fuentes, pero tomando en cuenta la prosperidad de la región, que los judíos envidaban y envidian fuertemente, Goliat debió ser un agricultor apreciado y querido por su pueblo filisteo.

Es grande el daño que se le hace a la lucha de los pueblos por su libertad, cuando se acepta a David, que era pequeño y cojo, como un hermoso joven que se enfrenta a Goliat y lo derrota, con su honda.

Es de señalar que Goliat seguramente fue con toda la nobleza guerrera de la época a ese combate esperando que se respetaran las reglas no escritas de la guerra de esos tiempos, que incluía espada, escudo, lanza y no esperaba una salida tramposa del pequeño y cojo David, quien rehuyó el combate cuerpo a cuerpo y desde lejos lo ataco con sus piedras.

Una versión que recoja el valor y el heroísmo de los filisteos enfrentando la invasión de una tribu belicosa como la judía no se exponen en la Biblia, donde solo se refleja la perspectiva de los judíos, que como hoy asesinan a Palestina ayer asesinaron a los filisteos, inclusive llevando a ese pueblo a su extinción. Ojo, eso los inspira hoy.

Los revolucionarios no debemos hacernos portadores del mensaje primigenio judío ya que en el estudio histórico moderno, se debe ser consciente de el sesgo inherente en las fuentes primarias tendenciosas de ayer y hoy, y tratar de complementar la información con otras evidencias y, cuando esté disponible, con fuentes de otras culturas para obtener una imagen más completa y equilibrada del pasado y reivindicar al pueblo filisteo y su antigua lucha contra los invasores judíos e israelitas que hoy continúan los palestinos.