Cuanto más tiempo pasa y más cerca vemos el fin de nuestra vida, más miserable vemos la ley española de eutanasia…
La libertad humana alcanza su máximo nivel de expresión en el pensamiento libre y en el suicidio. Y la sociedad y el Estado moral y éticamente más avanzados, alcanzan su mayor grandeza reconociendo al ciudadano el derecho al primero y facilitándole la realización del segundo,para que no sea necesariamente violento.
Pues bien, parece mentira que en el milenio que vivimos, cuando ya es una evidencia que la naturaleza empieza a agonizar y, en consecuencia, todo apunta a lo que nuestra cultura judeocristiana llama el fin de los tiempos, se promulgue en España una ley de eutanasia cuyos administradores principales son los médicosy subsidiariamente los jueces. Parece mentira que el objetivo de esta Ley, en el fondo se reduzca a no practicarse lo que antes se hacía, el encarnizamiento terapéutico.
Está claro que el espíritu de esta ley está dictado por los médicos, y en su caso por la justicia si no cumplieran con el deber que la ley les impone. Y está claro, porque la eutanasia "sólo" es posible en un solo supuesto: que el enfermo, terminal o no,"sufra una enfermedad grave e incurable o un padecimiento grave, crónico e imposibilitante en los términos establecidos en esta Ley, certificada por el médico responsable": que es lo que dice el apartado d) de su artículo 5º. Y además, otras formalidades, como la c): "si así lo hubiere solicitado dos veces", por si no fuera suficiente una.
¿Por qué el legislador. una ley de esta naturaleza ha de redactarla de acuerdo directo con médicos y jueces? ¿Por qué esa exigencia?
Esa manera de concebir la eutanasia no es consecuencia inmediata de prescribirlo una religión monoteísta y dogmática. Dado que España no es una teocracia, estamos ante una ideología que despacha la eutanasia sólo desde el punto de vista médico y el judicial, pero no el natural. Así, el único avance sociológico es el compromiso de la clase médica de no practicar el encarnizamiento terapéutico. Sólo contempla la eutanasia para el caso concreto de la persona que "sufre una enfermedad grave e incurable o un padecimiento grave, crónico e imposibilitante". Sin embargo, a una persona completamente lúcida que precisamente por su lucidez no desea vivir, si no sufre una enfermedad grave, etc, no le está permitida la eutanasia, morir dulcemente. ¿Por qué? ¿Cuál es el motivo "racional"?
Es increíble, que en los tiempos que vivimos sólo se tenga en cuenta la física de la enfermedad orgánica según la Medicina oficial, y el dictamen cerrado, incuestionable, de entender, sin vacilar, el aspecto médico, el punto de vista del galeno, que es como se llamaba al médico en otras épocas pasadas. Parece mentira que no cuente para este caso la metafísica, el sufrimiento moral derivado, por ejemplo, precisamente de la lucidez o del exceso de lucidez generalmente en el anciano que no ha perdido en absoluto la cabeza, pero posible también a cualquier edad. Parece mentira que una persona que no desea vivir por las razones que sean, siga teniendo que recurrir al suicidio trágico, violento.
Aunque esta ley sea un paso más del raciocinio colectivo, es más cierto que para legislar de esta manera la eutanasia, no valía la pena tocar el asunto. Bastaba evitar el encarnizamiento terapéutico, la obstinación médica por mantener viva á una persona aunque sea ya un vegetal…
Lo verdaderamente "inteligente" e ilusionante es una ley des-ideologizada y des-clasada. Una ley que, una vez decidido el suicidio por una persona, enferma o sana como una manzana sana, le facilitase el modo de morir con dignidad. Y eso sólo es posible con sustancias que sólo la clase médica y farmacéutica manejan y custodian. Una ley que tuviese muy presente, que el ser humano que sabe puede terminar su vida de una manera digna, sea cuando esté cansada de vivir o simplemente lo desea, es más feliz.
Esta ley es del año pasado. Pero España nunca deja de ser un país de pícaros, reino del fraude, del engaño, de la trampa, del truco, de la impostación y del chanchullo. Esta ley es una mezcla de todo ello…
Jaime Richart
2 Febrero 2025