Todo parece indicar que Estados Unidos continuará aplicando su máxima de crear conflictos fuera de sus fronteras, esta vez en la zona del Asia y el Pacífico con la venta de cinco submarinos nucleares a Australia, de lo que se desprende la posibilidad de que también Taiwán en poco tiempo será abastecida de armamentos de guerra, y así conformar con estos dos países, un eje militar para intentar presionar a China.
El pasado 7 de marzo, en la Asamblea Nacional Popular, el máximo representante chino Xi Jinping, declaró que Estados Unidos "ha tomado a China como su rival geopolítico" y en consecuencia, por las medidas de dotar a Australia con submarinos nucleares, China se verá en la necesidad de fortalecer su estructura militar.
Xi Jinping junto al ministro de relaciones exteriores Qin Gang advierten que Estados Unidos reprime sistemáticamente a la República Popular China, lo que podría provocar conflictos con consecuencias impredecibles. Esta estrategia responde a los planes del pacto AUKUS, conformado por Washington, Londres y Camberra.
El analista Wang Guanglin de la Universidad de Estudios Internacionales de Shanghái, a través del portal Sputnik señaló: "La adquisición de varios submarinos de propulsión nuclear estadounidenses por parte de Australia desestabilizará casi con certeza la situación en la región de Asia y el Pacífico y obligará a los países vecinos a aumentar el gasto militar". Guanglin también apuntó que, "Estados Unidos está interfiriendo en los asuntos de Asia y el Pacífico para evitar que China tome medidas contra Taiwán", así los norteamericanos aseguran su presencia militar en la zona a través de estos países.
La decisión de la venta fue tomada este 13 de marzo en San Diego, en una reunión donde participaron el presidente de Estados Unidos Joe Biden, el primer ministro británico Rishi Sunak y su homólogo australiano Anthony Albanese.
Naturalmente, si los países de la región incrementan su gasto en seguridad y defensa, estos capitales en su mayoría irán a parar al complejo industrial militar norteamericano; recordemos que, en el sistema capitalista la guerra es un buen negocio, por eso las compañías como la General Dynamics fabricante de tanques, la Northrop Grumman que produce aviones bombarderos, la Raytheon con elaboración de misiles y sistemas de defensa, y la Boing especialista en el área aeroespacial y dueño del famoso bombardero B-52, estarían complacidos con desarrollos bélicos o tensiones que obligan al gasto militar en el Asia–Pacífico, lo que también ayudaría a reactivar en gran medida la economía estadounidense; que por cierto en los últimos días se ha visto fuertemente afectada por el deterioro de los bancos Western Alliance, Silicón Valley Bank, Fist Republic Bank y el Signature Bank.
Parece ser que, de las tres teorías para fortalecer a Estados Unidos, la Chalmers Johnson que establece un capitalismo sin imperialismo, la Brzezinki que se funda en atacar a Rusia y a China, y la Mearsheimer-Walt que considera que lo mejor es unirse a Rusia y enfilarse contra China, la más próxima y ya en ejecución es la segunda.
Los Estados Unidos a través de sus planes con la OTAN han puesto en marcha el ataque a Rusia, a través de Ucrania; con China tienen una guerra comercial hace años, además bloquean su tecnología para evitar su desarrollo, utilizan todos sus recursos diplomáticos para cercar a Beijing y desbordan su maquinaria comunicacional para confundir y echar abajo la imagen del gigante asiático.
El área Asia–Pacífico, se convierte en un tablero de ajedrez, donde se mueven piezas para el dominio geoestratégico, y se mantendrá por lo visto con inestabilidad y tensión por un largo tiempo.