La paradoja de la paz colombiana

Querido hermano Libardo. En relación a nuestra anterior discusión sobre el tema de la paz, te expondré mi visión, para tu análisis.

El sentido común me dice que la paz no se firma entre amigos. La historia nos enseña que los procesos de paz siempre se han firmado entre enemigos que se odian, entre enemigos que se han causado dolor y muerte recíprocamente. Este proceso de paz, se está firmando entre enemigos que se han hecho mucho daño, incluida la violación de derechos humanos. Sin embargo, en la Habana se logró que las partes, guerrilla, gobierno y víctimas, debatieran, se sacaran verdades vergonzosas y al final, después de cuatro largos años de diálogo deliberante, se dieran las manos, como símbolo de madurez, acercamiento, compromiso, vergüenza y hasta perdón. Ha sido una mesa de negociación a tres bandas. Las tres partes más comprometidas decidieron sentarse a negociar la paz durante cuatro años, a contrapelo de la maligna influencia del "señor de la guerra".

Y entonces resulta que, cuando plebiscitariamente se le consulta al pueblo, en aras de refrendar el proceso de paz, ¡oh sorpresa!, cerca del 65% decide, con su abstención, despreciar el cese al fuego; fue el caso particular de los citadinos, que mayoritariamente vieron la guerra por televisión, los que despreciaron la paz, con su "no" prepotente. Lo admirable es que los pueblos campesinos, los que más sufrieron los embates de la guerra y los sectores más vulnerables, votaron por la paz y además perdonaron, como fue el caso del chocoano pueblo de Bojayá, donde el "sí" ganó por más del 90%. Nada extraño, por cuanto allí, por fortuna, muy poco llega la mediática alienante del "señor de la guerra".

Hermano, por culpa de esta maldita guerra centenaria, los colombianos nos hemos matado por millones. Y si hablamos de desplazados, sólo en Venezuela somos más de seis millones. Por esta maldita guerra, en Colombia se han practicado todas las formas de tortura, de asesinatos masivos, de secuestro, de desapariciones y hasta hemos usado, según una revista, hornos crematorios. Todo esto inducido por manos invisibles, pero que todos conocemos. No queda forma de matar que no haya sido practicada. Hasta por un infortunado autogol hemos asesinado. ¡Qué vergüenza!

Sin embargo, la historia de Colombia nos dice que los colombianos en esencia, no somos así. Históricamente hemos sido un pueblo trabajador, amante del campo, alegre, festivo, la única batalla que conocíamos era la "batalla de flores" del carnaval currambero. Pero, desafortunadamente, técnicas criminales importadas desde Israel y otras partes, hace más de cincuenta años, fueron sembradas en nuestra cultura. Ésas que "el señor de la guerra" está introduciendo actualmente en Venezuela y en otros países de nuestra Latinoamérica.

Todo indica, aparentemente, que la oposición a la paz, hoy día, no surge de la guerrilla, tampoco del gobierno, tampoco del componente militar y menos de las víctimas –de ambos bandos- que participaron en los diálogos. El problema pareciera centrarse en ese importante porcentaje del electorado que, con su rechazo al "sí", está enviando un mensaje al mundo. Y que, como todos los mensajes del Guasón a Batman, debemos decodificar: ¿Será que a buena parte de nuestro pueblo, le han hecho desarrollar una mentalidad de guerra tal que ya no le interesa la paz ni la vida? ¿Será que las herramientas neurocientíficas de los poderes mediáticos de la guerra, han logrado controlar las mentes de esos enemigos del "sí a la paz", al punto de hacerlos actuar como verdaderos zombis? ¿Por qué pareciera que a veces nos interesa más el futbol que la paz? ¿Será que los que votaron por la guerra, tomarán los fusiles, mandarán a sus hijos a la guerra o seguirán viéndola por TV? ¿Será Uribe el enmascarado Guasón de la guerra? ¿Por qué tantos intentos por la paz han fallado? ¿Quién está detrás de estos intentos fallidos? ¿A quién le puede interesar la continuidad de la guerra y que no cese el conflicto? Evidentemente al "señor de la guerra". Lo que sí es seguro, mi querido hermano, es que nuestros hermanos campesinos seguirán ¡sufriéndola y maldiciéndola!

Pese a todo, sigo convencido que más temprano que tarde, el pueblo colombiano escribirá esa tan ansiada página de paz, que la humanidad aún sigue esperando. Aunque los poderes fácticos nos han saturado la mente con manipulación mediática, nos ha faltado como pueblo, ese toque de amor sabio para reencontrarnos. No es la guerra la que sacará a Colombia del subdesarrollo. Sabes que no soy "santero" ni "santista", pero creo que en esta oportunidad, Juanma está haciendo lo correcto.

Para despedirme y a manera de síntesis, te diré mi querido hermanito, lo que percibo de estos primeros resultados: no son más que la consecuencia de una Guerra de Sexta Generación que se le ha venido aplicando a nuestro pueblo desde hace muchas décadas y ya ha idiotizado la mente de mucha gente, con signos evidentes de un extraño comportamiento zombi.

Saludos a la familia. Desde Caracas y en la espera de tus reflexiones, me despido, John Jairo.

El autor de la misma me autorizó para su publicación.

Jorgetejera2010@gmail.com



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Jorge Tejera

Trabaja en ALCALDÍA GIRARDOT-ARAGUA Estudió en UNIVERSIDAD DE AIX-MARSEILLE-III, FRANCIA Vive en Maracay, estado Aragua

 jorgetejera2010@gmail.com

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