Al ciudadano Vicepresidente de la República de Colombia, doctor Germán Vargas Lleras

Señor Vicepresidente.

Nací en Colombia,  un 15 de abril de 1947. Antes de que yo cumpliera los ocho años de edad, mis padres debieron abandonar Colombia a causa de la violencia que imperaba en el país por esos años. Mi abuelo fue un perseguido de los godos, por ser un luchador social por la paz y la justicia. Mi padre se fue a Panamá, buscando paz y trabajo, nunca volvió y allá murió, así como dos tíos maternos que también se fueron a Panamá para nunca más volver. Dentro de ese contexto vinimos al mundo mis dos hermanos y yo, en la hermosa Barranquilla, en tiempos del asesinato de Gaitán; eran tiempos de violencia. Mi madre, mis dos hermanos y yo, nos vinimos a Venezuela, buscando paz, seguridad y bienestar. Fue la desintegración de la familia, como otras tantas miles. Éste es a grosso modo, mi testimonio de más de cincuenta años de vida en tierra venezolana, que públicamente voy a contarle.

A mi madre, que llegó a Maracaibo en la década de los cincuenta, atravesando trochas y caminos, hoy le hemos dado seis nietos y cinco bisnietos, todos venezolanos de nacimiento y gente de bien. Con ella, aprendimos a amar a Venezuela,  además de apreciar el amor que nos brindaron las amistades venezolanas que fuimos construyendo, con trabajo decente y buenas costumbres. Después de nosotros, se vinieron otros familiares. Ellos, algún día, contarán sus historias.

Aquí en Venezuela estudiamos, vivimos adolescencia, juventud, adultez y la honrosa tercera edad. Aquellos tres hermanos que una vez dejamos Colombia, hoy día gozamos de nuestra digna pensión de adulto mayor. A mi hermano que sufre de Parkinson, a los 67 años, el gobierno venezolano le proporciona su medicamento. Mi esposa también recibe su pensión.

Apreciado y respetado doctor Vargas Lleras. Quiero compartir con usted, sólo un poco de la inmensidad de alegrías y felicidades que este pueblo maravilloso nos ha brindado como familia. Tendría que recurrir al lenguaje de los “emoticones” para que usted pudiera apreciar un poco, las emociones me embargan, por los más de cincuenta años de recuerdos que vienen a mi memoria, en estos momentos cuando le estoy escribiendo estas letras, que no son sólo para usted, sino para todos mis hermanos colombianos de bien, que pudieran tener una imagen equivocada de Venezuela.

Con mi madre como jefade familia, entre la enfermería, la zapatería, la costura y el comercio, levantamos unidos un hogar humilde y decente en esta hermosa  y bendita tierra venezolana, hasta su cambio de paisaje, un 7 de julio de 1999, en Caracas. En este testimonio sólo voy a resumir de manera cronológica, los hitos más resaltantes:

Año 1967: inicio mis estudios en la Universidad del Zulia: ingeniería de petróleo.
Año 1975: el gobierno venezolano me otorga beca, para estudiar en Francia. Obtenida mi carta de naturalización, viajé con mi esposa, colombiana y mi primer hijo venezolano de dos añitos. El gobierno venezolano, entendiendo mi condición familiar, me otorgó una beca adicional para mi esposa, sin mirar su condición de colombiana. Mi esposa disfrutó de todos los beneficios del gobierno de Venezuela, con su pasaporte colombiano, sin ningún tipo de racismo o xenofobia, ni de parte del gobierno, ni de parte de mis compañeros venezolanos con los que estudiaba en Francia. Fueron cinco años de estudio, de felicidad. Cinco años de beca, no de crédito estudiantil que me atara a una deuda económica “eterna”, como sucede en otras partes del mundo.

Año 1980: retorno a Venezuela, con cuatro títulos: dos de pregrado, uno de posgrado  y el cuarto: mi hija nacida en Marsella. Y le cuento más, apreciado Vicepresidente, el gobierno francés nos brindó toda la atención de salud; como a cualquier bebé francés recién nacido, con todos los derechos sociales, tanto para mi niña como para mi esposa. Un detalle histórico contextual: esa década de los 80 y 90 fue muy dura para el pueblo colombiano, además, muy negativa la imagen que estaba saliendo al exterior, sin embargo, mi familia no tuvo problemas de desconfianza o xenofobia, como tampoco ninguno de nuestros amigos colombianos conocidos. Siempre he tenido un digno trabajo, a Dios gracias, como ingeniero, como docente universitario, como gerente, siempre dentro de las instituciones del Estado venezolano.

Año 1980: me inicio como Profesor universitario, categoría Agregado, dependiente del Ministerio de Educación del Gobierno Venezolano.
Año 1995: Gerente Nacional de Asistencia Técnica de Corpoindustria, dependiente del  Estado Venezolano.
Año 1996: Gerente Nacional de Infraestructura, Corporación CASA: responsable del mantenimiento de los 28 silos cerealeros del Estado venezolano.
Año 2000: Director de INCES La Morita, en Maracay. En este centro se forman los profesores del INCES de todo el país. Le recuerdo que el INCES es el equivalente al SENA en Colombia.

Año 2001: participo como ingeniero en la construcción de 3.000 viviendas de carácter social, en Barquisimeto, Estado Lara. Por cierto, la Misión Vivienda Venezuela a través del Vicepresidente de la República ha construido y entregado, más de un millón cuatrocientas mil, en todo el país. Son viviendas de 70 m2 de construcción, sobre parcelas de 90 m2, con  3 habitaciones con mobiliario, dos baños con sus accesorios, techo de machimbrado, teja criolla y piso de cerámica. Un dato importante es que en estos tiempos de Revolución Bolivariana, más de doscientas mil viviendas han sido otorgadas a familias colombianas, incluyendo la mía en 2004. Puede verificarlo a través de la Embajada.
Año 2004: Gerente de Promoción de Corpocentro, para la Región Central, Carabobo, Cojedes, Aragua, Miranda, Caracas y Vargas. Institución dependiente del Ministerio del Poder Popular para la Planificación.

Año 2006: Director del INCES Regional del Estado Aragua.
Año 2009: Secretario de Desarrollo Económico y Tecnológico de la Gobernación del Estado Aragua. En este período tuve el honor de formar parte del equipo técnico que acompañó al Presidente Hugo Chávez, a la firma de unos convenios con el Presidente Lula, en Salvador de Bahía en Brasil. 26-05-2009.

Año 2011: asistente a la Alcaldía del municipio Girardot del Estado Aragua. De allí obtuve mi jubilación en 2016, con todos los beneficios de ley.
Año 2011 hasta la fecha: continúo mi labor como profesor de la Universidad Experimental de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana UNEFA.

Hoy me mantengo activo, siempre dispuesto a brindar mis servicios por la paz y el desarrollo de Venezuela, de Colombia y de toda Latinoamérica, que nuestro Libertador nos enseñó amar como una gran patria.

Hoy, disfruto de jubilación, pensión, salario como profesor universitario, CLAP, casa propia otorgada por el gobierno del Comandante Chávez, servicios sociales de salud, además del cariño y respeto de amigos y de ese pueblo. Actualmente estoy escribiendo tres libros, además de que escribo artículos de opinión en la página digital Aporrea, que usted puede consultar. Asimismo, me estoy inscribiendo en un programa del gobierno, para la obtención a crédito, de un vehículo familiar, que seguro me otorgarán y por supuesto cancelaré correctamente como ya lo hice con la inversión de la casa que me otorgaron.

Sería bueno que un día visitara Venezuela, respetado Vicepresidente, se reuniera con nosotros, para que conociera más de cerca, nuestros testimonios. Por supuesto, antes debería resolver el conocido “incidente veneco”.  Por cierto, entiendo que en Venezuela está radicada la más grande colonia colombiana. Corríjame si estoy equivocado, por favor. Los “venecos” como usted los ha llamado, nos abrieron sus puertas, nos tendieron sus manos, compartieron su riqueza y su suelo;  y con su amor, nos enseñaron a amar a Venezuela. La palabra VENECO tiene una fuerte carga peyorativa. No es digna de un servidor público con rango de Vicepresidente y notorias aspiraciones. Utilizar estrategias xenofóbicas para campañas presidenciales en países donde los presidentes se eligen por el voto directo del pueblo, no es rentable.  Con la excepción de USA, donde perdiendo los colegios electorales elegidos por el voto del pueblo, se puede ganar la Casa Blanca.

Respetado Vicepresidente: No existe escala universal que pueda medir mi agradecimiento al pueblo venezolano, por su infinita hospitalidad y amor a esos seis millones de colombianos que aquí encontramos paz, seguridad, trabajo, sosiego y felicidad. Y esto sin incluir la gesta heroica del Padre Libertador Simón Bolívar, ese “veneco” que a caballo se fue hasta Bolivia a darle la libertad  a cinco naciones, entre ellas Colombia, derrotando al imperio más grande de la época. Como se puede notar, el Padre Libertador Simón Bolívar, nos enseñó un corazón donde jamás tuvo cabida la miseria humana.

Soy un convencido de que el discurso y las acciones deben ser de hermandad sincera, de unión, de solidaridad entre los pueblos; no podemos tener espacio para el odio, las miserias o las mezquindades y mucho menos para catalogarnos peyorativamente entre nosotros. Queremos paz para Colombia y paz para Venezuela. No permitiremos que en Venezuela se instale lo que hace más de cien años generó la violencia en Colombia,  que hoy, afortunadamente, está intentando erradicar el Presidente Santos.

Hoy, este afro-descendiente que le escribe, Jorge Eliecer Tejera Ricaurte, por todo lo que le he contado y más, canta los dos Himnos Patrios, ama, canta y baila la música de ambos países, con igual emoción, con el mismo amor, con el mismo respeto. A los sesentainueve años, mi país es la gran Colombia que soñó nuestro Libertador, es Venezuela y Colombia juntas. Mi nieta de tres años y medio, canta el “Gloria al bravo pueblo”, baila joropo  y también canta vallenato. Mis nietos tendrán descendencia, sin discriminaciones, sin fronteras estúpidamente conceptualizadas desde la visión de la segregación, de la xenofobia y de la guerra.

Bueno, Vice, espero no haberlo ofendido con mis palabras. Sólo he querido dejar claro y sin la menor sombra de duda, cuáles son nuestros sentimientos, que estoy seguro, recoge también los de la inmensa mayoría de los seis millones que habitamos en esta tierra de gracia llamada República Bolivariana de Venezuela.

Cordialmente.
Ing. Jorge Tejera



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Jorge Tejera

Trabaja en ALCALDÍA GIRARDOT-ARAGUA Estudió en UNIVERSIDAD DE AIX-MARSEILLE-III, FRANCIA Vive en Maracay, estado Aragua

 jorgetejera2010@gmail.com

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