El PSUV-Mérida despedazado por meras y deprimentes ambiciones personales

Señores de la revolución, cuando ustedes vean en una asamblea, en un foro o en una simple reunión a ciertos personajes en los que en sus intervenciones echan rayos y centellas contra los infiltrados, contra los enemigos del proceso, y parecen unos demonios de la causa social para los que Robespierre apenas aparecen como pobres enanos, prepárense porque lo que se avecina es una gran estafa de sus sentimientos, de sus emociones.

Quizá hoy, la situación del PSUV de Mérida sea más grave que la que destroza a San Cristóbal. Durante la transición del MVR a PSUV, en el 2007, los espacios directivos de la revolución estuvieron reservados a una élite impuesta por Luis Miquilena desde 1999. No había manera de que algún luchador de la base pudiera tomar parte en las discusiones donde todo se decidía, por cuatro o cinco dueños del MVR. Al mismo tiempo, ciertos desesperados “revolucionarios” montaban tienda aparte en un grupo que se denominó Frente de Fuerza Socialista. Allí se practicaban los actos más decididamente críticos a Florencio Porras el entonces Gobernador; se lanzaban bocanadas de peste y alucinantes ataques a traidores que definían como los Montesinos de Mérida: Rubén Ávila, Luis Velásquez Alvaray, Jorge Cegarra, Eddy Gómez, Luis Martín, Carlos León, …
Entre quienes llevaban la voz cantante en estos ataques se encontraban personajes como Diógenes Andrade (mejor conocido con el mote de FANTASMA) y la señora Teresa Mora. Muchos frustrados y abatidos bolivarianos llegamos a creer en este par de picos de plata.

¡Huy, que verbo, qué furia cargada de pureza crítica e ideológica, qué fuego sagrado tan reverberante se avizoraba en la venas de estos dos tritonantes guerreros! Vino la elección de los 60 al Buró del PSUV, y estos dos personajes lograron ser favorecidos, a contra-corriente, venciendo a la mafia del MVR que todavía latía en todas las cuevas de la maquinaria partidista recién constituida. Qué triunfo, qué victoria, qué de luchas al fin coronadas, con esas esperanzas tanto tiempo añoradas por los sectores más humildes, por las comunidades más apartadas. Todos, aquel día, gritaban fervorosos: ¡Viva el Fantasma! ¡Viva Teresa Mora! Los de abajo estaban felices y muchos a pesar de todos los escepticismos y dudas, nos sentíamos reivindicados.

Luego llegó el triunfo de nuestro actual gobernador Marcos Díaz Orellana, y qué mejor premio para el pueblo que colocar como Secretario de la Gobernación al susodicho Fantasma. ¡Al fin, al fin (at last”, como dijera Martin Luther King) un verdadero socialista en un alto cargo de la Gobernación! Lo primero que hizo el Fantasma fue nombrar a su hijo en un cargo de confianza. Y luego nos caímos todos de culo (tirios y troyanos) cuando nos enteramos que nombra en cargos claves a ciertos personajes acusados por serias irregularidades. En fin, aquello fue menos que un suspiro, porque las locuras se esparcieron como maldición de brujas. El Fantasma se quebró y a los dos meses lo echaron de Secretario, aunque bien averiado no quedó tan mal porque lo contentaron dándole otro puesto menor: la Dirección de Infra-estructura. Pero él, ni tonto ni perezoso se dedicó a forjar su propia posición de poder dentro del PSUV, al estilo de las viejas componendas adeco-copeyanas. Yo debo declarar que nunca he tenido mucha confianza en este personaje, y apenas lo nombran en un cargo político inmediatamente se muestra como lo que es y ha sido toda la vida. Lástima de todos aquellos pendejos que crean en él (y si creen en él es porque van tras un interés personalísimo).

Por su lado, doña Teresa Mora había sido compensada por sus “tenaces luchas pro-socialistas” como Gerente de PDVAL en Mérida. Eso sí, pese a los desafueros de los que frecuentemente se le acusaba en su trabajo ella se sentía muy cómoda y blindada, muy bien protegida por ser miembro del Buro del PSUV. (Me acaban de informar que ha sido echada de este cargo en este momento.) Hoy se recibe información de que hay un presunto desfalco en PDVAL, bajo su gestión, por la pérdida de varias toneladas de alimentos. Toda una Comisión de la Dirección central de PDVAL se ha tenido que trasladar desde Caracas para conocer de esta terrible situación.

Esta señora dizque socialista se gastaba un carro pagado por PDVSA cuyo costo mensual era de 18.000 bolívares fuertes. A la comisión de PDVSA que tímidamente la vino a investigar recibió un documento con la firma de 53 trabajadores que ya no la soportaban y pedían a grito su destitución. Ella se afincaba por pertenecer al Buró del PSUV y difundir que se trataba de todo lo contrario, que a ella no la dejaban trabajar. Pero, insistimos, ella así y todo se sentía segura e inamovible como miembro del PSUV. RIP. Ha volado.

Pero la gota que ha rebosado el vaso de las desdichas en este PSUV, mil veces traicionado, la vino a dar el desfalco político que montaron estos dos señores (el fantasma y Dona Teresa) hace unas pocas semanas atrás. Querían ultra-blindarse al estilo de aquellos MONTESINOS del pasado. Unidos a otros grandes lagartos del viejo pantano del fundido MVR, armaron una espantosa triquiñuela mediante la cual pretendían hacer miembros del Buró a seres queridos muy íntimos de su entorno. Armaron un documento-lista para presentarlo a la directiva suprema del PSUV con el gobernador a la cabeza. En la mataperrera de estos agites, el hijo Teresa Mora y el hijo del Fantasma pasarían a integrar el Buró del partido. ¡BINGO! La cosa comenzó a coger cuerpo, hasta que llegó al ministro Rafael Ramírez y lo mandó a parar. Qué caradurismo, carajo. Así, por todo el cañón lo hicieron. Nosotros humildes militantes del PSUV pedimos que se sancionen y expulsen a estos dos ex camaradas que tan fea acción propiciaron para degradar los valores sagrados que rezan en los fundamentos para formar parte del PSUV. Coño, señores, esto no se puede dejar por alto. Esto es gravísimo. Si no hay sanción, esto se volverá un caos, caerá en una degradación bárbara y en un descrédito que sólo anuncia la total desintegración del partido en la región. Es decir, todo el mundo querrá hacer lo que le venga en gana.

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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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