La nueva política económica, (NEP) y muerte de Lenin. Parte II

La Guerra Civil. Todas las disposiciones emanadas del Consejo de Comisarios del Pueblo eran, en realidad, papel mojado porque Rusia se debatía, ya desde tiempos de la Revolución de Marzo, en un inmenso caos. Contra el régimen soviético se alinearon desde el principio los campesinos ricos, o kulaks, que habían adquirido grandes posesiones a consecuencia de la misma revolución y que se sentían inmediatamente conservadores; el separatismo que afectaba principalmente, como se ha dicho, a Polonia, Finlandia, Ucrania y, además, a los países del Cáucaso y hasta Siberia. También los Aliados, que se veían defraudados por la deserción del gran país oriental y por la firma del Tratado de Brest-Litovski, que permitió a los alemanes lanzar todas sus fuerzas contra el Oeste en la ofensiva de primavera de 1918, que ya quedó vista al tratar del conflicto. Incluso dentro del movimiento de izquierdas se oponían los social-revolucionarios, dirigidos por María Spiridovna, la agitadora que había asesinado al gobernador de Tambov.

Frente a todos estos enemigos, el Consejo de Comisarios desplegó una terrible energía. Trotski fue encargado de organizar el Ejército, utilizando si era necesario la oficialidad zarista e imponiendo una disciplina de hierro, y Stalin fue nombrado generalísimo de las tropas del Sur, que habían de reprimir la tentativa separatista de los países caucásicos. Pero franceses e ingleses se habían establecido en el puerto de Arkangel, en el norte de Rusia; los alemanes ocupaban Ucrania; los ingleses dominaban en el Cáucaso, con su cuenca petrolífera; los franceses operaban en Crimea y, cuando terminó la guerra, en Polonia; los japoneses desembarcaban en Vladivostock e iniciaban la penetración en la Siberia oriental. Cuatro generales rusos se pusieron al frente de las llamadas tropas blancas: Wrangel, Yudenitch y Koltchak. Para complicar la situación, mes y medio después, el 30 de agosto de 1919, el jefe de la Cheka de Petrogrado, Moisés Uritski, era abatido a tiros en una calle de esta ciudad.

La guerra civil ardía en toda Rusia: divididos sus habitantes en rojos y blancos, comenzó una contradanza de entrada y salida en ciudades y aldeas, con las subsiguientes y terribles represalias. Se llegó al extremo de formarse un tercer grupo, los “verdes”, que atacaban imparcialmente a unos y a otros. Trotski constituyó dieciséis ejércitos revolucionarios. Vorochilov y Stalin batieron a los cosacos blancos en la ciudad de Tsaritsin, que cambió de nombre denominándosele Stalingrado. Kornilov fue rechazado hacia los Urales. Ucrania fue ocupada por el ejército rojo después de la derrota alemana. Koltchak fue vencido en Siberia y, capturado, fue fusilado. Sólo Yudenitch pareció por un momento conseguir su objetivo al acercarse peligrosamente a Petrogrado, pero también quedó derrotado. Denikin, por su parte, alcanzó algunos éxitos iniciales; sin embargo, el 17 de octubre de 1919 era espectacularmente vencido en la famosa carga de caballería de Budienny, un oficial zarista que se había incorporado al ejército rojo. Como complemento a esta labor militar, el Consejo de Comisarios del Pueblo organizó en marzo de 1919 la III Internacional Comunista, con delegados procedentes de todos los países europeos, con el claro designio de propagar la revolución a todo el mundo. El Ejército Rojo contaba con más de un millón de combatientes embriagados con sus triunfos. A principios de 1920 los Aliados evacuaron sus tropas del territorio ruso y la paz se consolidaba.

El joven gobierno ruso había de tropezar con un enemigo interior, El comunismo de guerra, con sus decretos rápidos y tajantes, con sus impensadas acciones sobre los elementos de producción, había fracasado rotundamente. Caos económico era la consecuencia del caos político en que se había debatido el país en los tres años de guerra civil. Para atender y remediar la lamentable situación, Lenin ideó un nuevo plan que llevó el nombre de Nueva Política Económica (N.E.P.). Se trataba de un pacto temporal con los elementos capitalistas, a fin de salvar los últimos restos de la economía de la nación y tratar de asentarse en ellos para la restauración de la misma.

En marzo de 1921 entra en vigor el nuevo sistema que transigía con la existencia de una pequeña industria y detenía las requisas efectuadas hasta entonces en las propiedades privadas, en tanto que el Estado se reservaba el control sobre los bancos, los transportes, el comercio exterior y la grande y mediana industria. Los tributos sobre los campesinos se establecían en especies, se declaraba libre la contratación de trabajo y el comercio interior, e incluso se aceptaba la entrada de capital extranjero para financiar nuevas empresas.

Lenin había previsto el fallo de la NEP. Es decir el enriquecimiento de los campesinos, (kulaks), que tendrían a su merced a las gentes ciudadanas, y la subsiguiente crisis industrial con el desempleo consiguiente. Pero no tuvo más remedio que plegarse a esta situación ante la imposibilidad de continuar la radical política que había iniciado después de la Revolución de Octubre. Pero por otra parte la NEP, restableció una situación económica más equilibrada que la caótica anterior. Y aunque hubo muchas voces discordantes que partían de la derecha, los mencheviques, siempre predispuestos a creer en los beneficios de un régimen “democrático” de tipo occidental; y la izquierda, orientada por Trotski, que ambicionaba una revolución universal como único medio de llegar a una situación estable, lo cierto es que el régimen de la NEP, duró casi siete años. Esta estabilización económica se manifestó por la creación de una nueva moneda, el tchervonetz, apoyado en las reservas de oro y en las divisas extranjeras y por el progreso en la producción agrícola e industrial que, en 1927, había rebasado el nivel existente en 1913.

Desde el punto de vista internacional, la NEP consiguió el tratado de Rapallo (1922) con Alemania, por el que se renunciaba a las reparaciones, se reanudaban las relaciones diplomáticas y ambos países se concedían el trato de nación más favorecida. En realidad, el Tratado de Rapallo rompía el aislamiento económico de Rusia, aunque no el político, e iniciaba las relaciones comerciales con el resto del mundo, ya que a este pacto siguieron otros con diversas naciones tanto europeas como asiáticas.

En el orden político hubo también grandes cambios. El partido comunista se consolidó con la prohibición de toda crítica interior, y la Checa fue sustituida por una nueva policía, la GPU (Administración Política del Estado), que cobró un gran relieve en años sucesivos. En abril de 1922, el mal estado de salud de Lenin hizo que renunciara a algunas de sus atribuciones a favor de Stalin, que fue nombrado secretario del Partido. En diciembre del mismo año se adoptaba oficialmente la designación de Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas como nombre del nuevo Estado.

En 1923, el Comité Ejecutivo de los Soviets preparó una nueva Constitución que fue aprobada en el Congreso de los mismos el 31 de enero de 1924. Esta Constitución establecía el carácter federativo de la Unión Soviética, que incluía entonces seis Repúblicas –Rusia, Ucrania, Transcaucasia, Rusia blanca o Bielorrusia, Uzbekistán y Turkmenistán-, además de Regiones autónomas, Repúblicas autónomas y Territorios autónomos. A cada uno de estos organismos componentes gozaría de cierta autonomía, pero en los Asuntos Exteriores, Guerra, Marina, Comercio exterior y Vías de comunicación, todo el poder quedaba centralizado en el Consejo de Comisarios de Moscú.

Serían electores todos los trabajadores, hombres y mujeres, mayores de 18 años; no lo serían los comerciantes, sacerdotes, antiguos agentes de la policía, locos y criminales. Estos electores designaban un representante del soviet por cada 1000 habitantes en los distritos rurales, y por cada 400 en los urbanos. Los así elegidos nombraban a su vez representantes para el Congreso de los Soviets y para el Soviet de las Nacionalidades. Del primero surgía el Comité Central Ejecutivo y el Consejo de Comisarios del Pueblo.

Toda esta Constitución, sin embargo, quedó en pura teoría. En realidad la Unión Soviética estaba dirigida por el Partido Comunista, formado por los diferentes partidos de cada una de las Repúblicas y demás territorios del país. Este Partido se reunía en Congresos periódicos que elegían un Comité Central, el cual, a su vez, seleccionaba el Politburó, organismo restringido, como ya se vio, y que poseía, de hecho, todo el poder en manos del secretario del Partido.

MUERTE DE LENIN 21 DE ENERO DE 1924.

Muerte del tenaz y consecuente revolucionario Vladimir Ilitch Ulianov puede decirse ciertamente que quemó la vida en aras de sus ideales. El atentado que sufrió le había dejado malherido, a pesar de lo cual continuó entregado a su trabajo. (Ay informes de que fue asesinado lentamente por el clan judío encabezado por Trotski, a través de medios bacteriológicos que le inyectaba el médico judío que lo atendía, de nombre Dr. Levin) El atentado que sufrió el 30 de agosto de 1919, por medio de Fanya Kaplan (judía) que disparó sobre Lenin al salir este de una fábrica, causándole dos graves heridas, que mermó sus facultades. En 1922 su estado le hizo delegar parte de sus funciones en Stalin. El 23 de mayo de 1923 sufrió su primer ataque de parálisis que le privó de movimiento la parte derecha del cuerpo. A principios de octubre del mismo año mejoró notablemente, pero en diciembre sufrió un segundo ataque mucho más fuerte que le dejó totalmente paralítico.

El 21 de enero de 1924 la enfermara que lo atendía advirtió una total falta de vida. Y avisados los médicos comprobaron su muerte. El parte oficial con que el gobierno comunicó la muerte de Lenin estaba redactado en los siguientes términos: “El 21 de enero el estado de Vladimir Ilitch se agravó repentinamente. A las 5,30 de la tarde hubo una interrupción en su respiración y perdió el conocimiento”. Siguieron las convulsiones. A las 6,50, Vladimir Ilitch murió de parálisis de los órganos respiratorios.

La autopsia, realizada a las 2 de la tarde del día 22 de enero, reveló grandes alteraciones en los vasos sanguíneos del cerebro y una reciente hemorragia en la pía madre aracnoide, en el área de las corpora cuadragésima. (Informe presentado por el médico judío Dr. Levin).

El entierro del fundador del socialismo en Rusia revistió caracteres de apoteosis. Bajo una temperatura de 20 grados bajo cero, centenares de miles de rusos desfilaron delante de su cadáver, sepultado el día 27 en una cripta excavada junto a los muros del Kremlin, en la Plaza Roja, que ya así llamaban antes de la Revolución. Desde entonces hasta el momento actual, millones de rusos y de extranjeros han desfilado delante de su cadáver momificado, como una especie de peregrinación

Salud Camaradas Revolucionarios.

Hasta la Victoria Siempre.

Patria. Socialismo o Muerte.

¡Venceremos!


manueltaibo@cantv.net


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Manuel Taibo


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