La Revolución va en serio

El reto de la Revolución Bolivariana desafiando el poderío del Imperialismo Norte Americano, repercutió en el resto de las naciones de Latinoamérica, los bastiones de la dominación imperialista se resintieron, se desplazaron del poder, en varios países, a sus más connotados personeros. Y con el ejemplo de este reto, se están reincorporando nuevos países a estas luchas; a pesar de las presiones y amenazas que se están ejerciendo por todos los medios, a través del Imperialismo Internacional. Con la llegada de Chávez y el fracaso de la “social democracia” (social-imperialista), y la “democracia cristiana”, fue también, el fracaso de todos los intentos del Imperialismo para lograr colocar en Venezuela a uno de sus lacayos en el poder. Todavía no nos alumbra el rayo de la esperanza, luminoso y enloquecedor, de cantar, en reducido plazo, la victoria sobre las intromisiones e infames rebeliones, y suena en los Revolucionarios, como lenitivo a tanta desdicha, el recurso de la Reforma Constitucional. Tiene la tolerancia varias raíces, que nos hace comprender la verdad de la relatividad de todo conocimiento, que es ayudar al pueblo. Una idea no puede decirse en rigor que sea verdadera, sino en aquel espíritu en que está en consonancia y acuerdo con las demás ideas, en que forma con éstas un todo orgánico y coherente, en aquel espíritu en que ha brotado como un mundo propio o a que se ha asimilado.

Es cierto que teníamos muchas esperanzas de un “futuro mejor” después del 23 de enero de 1958; esperábamos una regeneración, este pasivo optimismo reflejaba únicamente la inercia de un trabajo laborioso y honesto, pero no se sustentaba en ninguna perspectiva, la clase dirigente “adeco-copeyana” no presentaron ningún proyecto de desarrollo para enrumbar el país hacia la paz social. Por lo que destrozaron las esperanzas del pueblo y nos desterraron a la más cruel de las miserias. Lo que nos obligó a buscar salidas violentas, como fue, el 27 de febrero de 1989; el 4 de febrero y 27 de noviembre 2002. Muchos de sus dirigentes, sintieron ante los cambios que se debían acometer el terror del pequeño “burgués sabiondo” y le dedicaron no pocos ataques llenos de furiosa hostilidad, excluyendo, desapareciendo, asesinando a muchos de sus líderes. Una tiranía “adeco-copeyana”, fue lo que nos impusieron por más de cuarenta años, ejercida por los hombres más incapaces e inmorales que nos ha conducido a todos al borde del abismo. La verdad es que el síntoma que más esperanzas infunde a nuestra causa es el de que, a medida que se despierta en el pueblo una sed de aprender y estudiar, dentro de sus medios y luces, sin contentarse con que piensen por él los que lo explotan, revelando así que van adquiriendo conciencia de su dignidad humana, a medida que esto sucede, parece que enerva y paraliza a la burguesía un irremediable horror a la verdad.

Los Bolivarianos Revolucionarios, hemos dado en llamar socialismo a esta corriente institucionista que acusan los rasgos generales de una preocupación por la renovación de lo político, de lo económico y lo social, por atemperar el ritmo cultural de nuestro pueblo. Y el socialismo se adueñó de las conciencias de unos; mientras otros pretenden la invulnerabilidad de estructuras caducas desde hace tiempo. Así entramos en la Venezuela tremenda y desgarrada de nuestro siglo, con desgarraduras del anterior por haber faltado a la Cita que en el nos dio la Historia. Y hay más; ni una sola de las fuerzas operantes deja de estar enraizada en el siglo precedente. Dentro de estos rasgos está el sentido de la libre discusión y del libre pensamiento, el respeto a la libertad de conciencia, unos métodos, en suma, que chocan con los tradicionales. En este tronco institucionista se producen una serie de inquietudes en torno al problema social cada vez más presentes en las conciencias por su irrupción definitiva en el quehacer cotidiano del pueblo. Cuando un país se queda, por una u otra circunstancia, atrasado respecto a otros en la marcha del progreso y de la cultura, suele sentir vivas ansias de recobrar el camino perdido y hace grandes esfuerzos para alcanzar a los que se le han adelantado. Más hay que precaverse del engañoso halago con que nos llama el modelo político que dejamos, las viejas afecciones y los antiguos hábitos. Quien de todo ello no sepa desprenderse, jamás gozará de la paz verdadera ni llegará jamás a la tierra prometida. Lo que no podamos llevar con nosotros mismos, a cuestas, no es digno de que por ello nos detengamos; es lo que “nos posee”, no lo que “poseemos”. Cuando se comprende y se siente lo que llevamos dicho, se acaba por ser tolerantes y por ayudar al pueblo dentro de su manera de ser, esforzándose por ayudarle a que siga su propia naturaleza. Se trata, desde luego, de intelectuales vinculados a las ideas socialistas, este semillero de inquietudes encuentra expresión en un grupo que, se consagra a las tareas de extensión universitaria.

El renacer del pensamiento, ya presagiado y afianzado después de la revisión y relanzamiento de valores, nos hace creer en una transformación total de las posibilidades culturales de nuestra Patria, con la democratización y acceso a la educación, en todos los niveles, desde la Primaria, Secundaria, los Tecnológicos y la Universitaria. (Baste con saber que, todavía ayer había más de millón y medio de analfabetas) En nuestro siglo, tradición y progreso no se encastillarán en banderías, sólo beneficiosas a quien, temiendo a este, invocan el nombre de aquélla en falso. Los tiempos empiezan a cambiar. El pueblo empieza a darse cuenta de que la Revolución va en serio. Y más que en serio. Vivimos tiempos de profundas pruebas. Se está probando la eficacia de ciertos procedimientos. Hay que poner las utopías a la prueba de la experimentación en vivo. Y la lucha no es ya un juego; es un ensayo. Y un ensayo doloroso. Los socialistas no combatimos el Capital, sino al capitalismo actual. Nunca se nos ha ocurrido la simpleza de estimar inútil ni dañoso el Capital, ni sostenemos que el trabajo sólo, sin Capital, baste para la producción. No somos tan ignorantes que creamos que se puede arar la tierra con las manos solas. Lo que se combate es el Acaparamiento del Capital por unos cuantos señores y el sacarle interés por la mera posesión de él: por lo tanto no incluye al pueblo en esos beneficios y lo mantiene en la exclusión y la pobreza. En la sobreestructura jurídica creada por el modo de producción capitalista, el papel relevante lo desempeña la fuerza de trabajo. El Capitalismo se basa en la compra venta de fuerza de trabajo, siendo ésta, la fuerza del trabajo la mercancía fundamental. Pedimos por tal motivo la construcción de más Escuelas Técnicas Industriales; la industrialización y la creación de actividades de producción social comunitaria y a través de la agroindustria producir todos los insumos necesarios para la alimentación de todos, y así poder evitar el acaparamiento y la especulación por los industriales y comerciantes inescrupulosos.

Aquí la oligarquía trata de vagos embaucadores y maleantes a los socialistas, y estorban el funcionamiento de los consejos comunales, con la complicidad de algunos mal llamados “revolucionarios” que ejercen cargos en el gobierno. Y los Obispos de la Conferencia Episcopal repiten una vez y otra la inmensa “inmoralidad del caridad en los ricos y resignación en los pobres”. Hombres jóvenes e ideas nuevas. Saludad el suicidio de la vieja forma de hacer “política”, con votos fervientes para que sea definitiva la catástrofe.

La democracia de la pordiosearía, es la que han cultivado los derechistas. Es la que llaman Democracia Cristiana. Como si el cristianismo, tuviese que ver algo con la democracia, ya que no tiene nada ni de social y mucho menos de democracia. La democracia es cosa civil y de esta vida; el cristianismo es cosa religiosa y del otro mundo, del sentimiento de más allá de la tumba. Los tontos, como no tienen ideas que cambiar inventaron eso que llaman “democracia-cristiana”, lo cual es el síntoma de la pereza mental de la penuria imaginativa, de los Jesuitas, el Opus-Dei y sus asociados. Ellos trataron de detener la influencia de los intelectuales marxistas, en la Europa de la post-guerra, e intentaron rehacer una comunidad de naciones unida en la catolicidad; decían, por tanto, era necesario batirse, a “sucumbir en la embestida definitiva del comunismo o intentar liberarse de él”. Esto fue presentado como una reacción saludable, como un remedio “heroico” para evitar “atentados a la libertad cristiana”, “contra un peligro público”; esta sublevación hizo del espíritu religioso imperativos que la Iglesia no podía censurar. Estos personajes, insensibles a todo dolor humano, asociados con los Salesianos, son los actores principales en la conspiración contra el Gobierno Revolucionario, ellos, participan en todo sabotaje, guerra sucia y manipulación para derrocar a Chávez, al precio que sea, financiados por el imperialismo y la oligarquía. Ellos exigen, imperativamente, de ambos, Ministerios de Educación, que desde la escuela primaria, “todo el ambiente escolar esté bajo la influencia de la doctrina católica”, tal como lo proclama la Iglesia, que es la que, debe hacer desaparecer “al odioso materialismo”. Se trata de una educación en profundidad, de lecciones de explicación “amplia” del dogma católico, que no se detenga en las puertas de la escuela. En sus instituciones preparan dirigentes para su “democracia”, por ejemplo: observen qué, casi todos los caudillos políticos de la Democracia Cristiana, son abogados pertenecientes a las múltiples cofradías de la Iglesia. Y su política no es más que una abogacía. Los abogados han llevado a ella todas sus miserables triquiñuelas, todo su repugnante legalismo, ese legalismo que se cifra en lo de “echa la ley, hecha la trampa”.

“Los hombres probos, si tienen conciencia histórica de su época, miran con serenidad lo que vendrá y no descansan hasta conseguirlo”.

Cito al Libertador: El guía, el maestro, el conductor, no puede dejar de alumbrar en todo su esplendor a quienes lo siguen, so pretexto de que su vida se le escapa. No tiene ningún derecho de adaptar su luz a sus necesidades personales; ese es y tiene que ser su destino. ¿Para que sirve mi vida si tengo que postergar una gira o delegarla en otro por enfermedad?

¡Camaradas! No mejoraremos nuestra suerte mientras en nuestra América, no nos sintamos solidarios, en tanto no formemos un solo frente común.

manueltaibo@cantv.net


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Manuel Taibo


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