La “democratización de la desvergüenza” desde la perspectiva de Paulo Freire

Los educadores tienen un papel crucial en la formación de una sociedad democrática y justa, en la que los derechos humanos y la libertad de expresión deben ser garantizados para todos. Paulo Freire, en su obra "Pedagogía de la Esperanza", se refirió en los siguientes términos a la falta de confianza del sistema político brasileño:

"La democratización de la desvergüenza se ha adueñado del país; la falta de respeto a la cosa pública y la impunidad se han profundizado y generalizado, tanto que la nación ha empezado a ponerse de pie, a protestar".

Este fenómeno fue denominado por Freire como "democratización de la desvergüenza", una situación en que a su juicio la corrupción y la falta de ética se normalizó en Brasil a finales del siglo XX, lo cual terminó siendo aceptado en el sistema político de la nación carioca.

Freire aboga por un cambio de paradigma, donde la democracia no sea solo un discurso, sino una práctica tangible. La visión del gran pedagogo brasileño se centra en el respeto a la diversidad de ideas y la necesidad de mantener una sociedad basada en la ética y la justicia.

En palabras de Freire, citado por Antonio Pérez Esclarín:

"Necesitamos un radicalismo crítico que combata los sectarismos siempre castradores… sean de derecha o de izquierda —iguales en su capacidad de odiar lo diferente— intolerantes, propietarios de una verdad de la que no se puede dudar ni siquiera ligeramente, cuanto más negar".

"¿Qué ética es esa —se preguntó alarmado Paulo Freire– que solo vale cuando se aplica a mi favor? ¿Qué extraña manera es esa de hacer historia, de enseñar democracia, golpeando a los que son diferentes para continuar gozando, en nombre de la democracia, de la libertad de golpear? No existe gobierno que permanezca verdadero, legítimo, digno de fe, si su discurso no es corroborado por su práctica, si apadrina y favorece a sus amigos, si es duro solo con los opositores y suave y ameno con los correligionarios. Si cede una, dos, tres veces a las presiones poco éticas de los poderosos o de amigos, ya no se detendrá… hasta llegar a la democratización de la desvergüenza".

La normalización de la intimidación, de la ofensa, de la descalificación, de la amenaza, de la intolerancia, de la violencia y de la represión no es sana para la sociedad, ni para los espacios educativos. Freire nos recuerda que una democracia auténtica y digna de confianza debe basarse en la práctica y en la adherencia estricta a los valores éticos.

No se puede, ni se debe volver a épocas oscuras, en la que la ética y la tolerancia pierdan todo valor.

La preocupación de Freire se centra en la tendencia a utilizar la libertad democrática desde los centros del poder. Cuestionó la marginación y el ataque de aquellos que tengan ideas diferentes. Su postura fue combativa contra la intolerancia y la hipocresía de sectores autodefinidos como demócratas.

Al denunciar esta tendencia, Freire buscaba promover una reflexión crítica sobre las prácticas políticas y la necesidad de respetar la diversidad de opiniones en una sociedad democrática.



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Edward Carrasco

Docente y redactor de artículos de marketing digital, tecnología, social media, geopolítica, salud, música, deporte y sexualidad.

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