Matria tovareña (35)

Alberto Carnevali ante la mirada de muchos y el olvido de todos. A 70 años de su vil asesinato (mayo 20, 1953)

Dedicado a Doña Isabel Carmona "Lidya", ejemplo de lucha durante la dictadura.

"Alberto Carnevali, andino del Zulia y enemigo de la tristeza. En su risa, en su valor, cabía el héroe. Y hay que cultivarlos, hay que realizarlos para vaciar mañana en las virtudes de nuestros pueblos"(1)

Andrés Eloy Blanco

La frase que sirve de epígrafe, fue la última que pronunció el poeta Andrés Eloy Blanco para exaltar a los héroes de la resistencia y en especial a Alberto Carnevali, en el acto convocado por Acción Democrática para conmemorar el segundo aniversario de su muerte. El encuentro se realizó en la casa del Dr. Alberto Aranguren con la presencia de muchos compatriotas en el exilio y terminó a las 11 pm. Seguidamente Andrés Eloy se marchó de cola con Leopoldo Gil con el propósito de ir a la casa de su primo el Dr. Rafael José Neri para que le realizará un último chequeo, al otro día regresaba a su residencia en Cuernavaca. Cumplido el objetivo y pasada la medianoche de retorno al apartamento de doña Margarita de Olavarría donde se hospedaba Andrés Eloy tuvo el fatal accidente que le causó la muerte a las cuatro y media de la madrugada del 21 de mayo de 1955. Un mes más tarde bajo estrictas medidas impuestas por la dictadura fue enterrado en el Cementerio General del Sur. Su esposa trato de respetar la voluntad del poeta, quien le había dicho: "Mientras en Venezuela no haya un gobierno de dignidad y justicia, yo no regresaré ni vivo ni muerto" Hoy sus restos reposan en el Panteón Nacional y su memoria fue eternizada con la biografía escrita de manera magistral por Don Alfonso Ramírez.

Ahora bien, es propicia la ocasión para preguntarnos: ¿Quién era Alberto Carnevali?, ¿Cuál fue su trayectoria política?, ¿Por qué tanta desmemoria con su legado, ya ni los adecos lo recuerdan? y ¿A quién o quienes beneficia mantenerlo en el olvido?

Luis Alberto Carnevali Rangel el mayor de catorce hermanos, nació en Mucurubá el 28 de septiembre de 1914; su padre Tomasino "Tomás" Carnevali, hijo de los inmigrantes italianos Antonio Carnevali y María Retali que llegaron a Mérida en 1892, y su madre doña Rita Rangel, una joven campesina hija de Marcelino Rangel y Liberata Erazo. Su abuelo paterno era molinero de oficio y le enseño a amar y cultivar la tierra, a ver a los trabajadores con respeto. Hizo sus pininos con la maestra del pueblo y terminó su primaria en la Escuela Federal Picón en Mérida, donde sus padres se trasladaron en 1928 en búsqueda de una mejor educación y porvenir para sus hijos mayores. La secundaria la cursa en el Liceo Libertador graduándose de Bachiller en Filosofía y Letras; a la vez que ejercía de profesor de inglés y francés. Ingresa a la Universidad a estudiar medicina, pero allí descubre que su verdadera vocación son las Ciencias Políticas y cambia a la Facultad de Derecho.

Muerto Juan Vicente Gómez incursiona en la política y el periodismo: integra la Asociación General de Estudiantes de Mérida (AGE) en 1936, que es una filial de la Federación de Estudiantes de Venezuela (FEV) que lidera Jóvito Villalba en Caracas. Junto a Pedro Guerra Fonseca, Abraham León, Olinto Villamizar y Carlos Salas fundan la organización venezolana (ORVE) y dirige con el primero de los nombrados el periódico Democracia (1936 - 1937); escribe para Tierra Libre (1936) de Tovar; colabora en El Observador (1936) de Ejido, El País de Caracas y El Diario de Occidente de San Cristóbal; funda El Pueblo (1936) con Antonio Spinetti Dini, De Frente (1938) con Adolfo Altuve Salas, Avanzada (1938) con Horacio Guerrero Gori y El Estudiante con un grupo encabezado por Francisco Olivari.

Organizado el Partido Democrático Nacional (PDN) en Mérida lo designan Secretario General. Tan exigentes actividades unido a problemas políticos y económicos lo obligan a interrumpir sus estudios que continua en 1940 en la Universidad del Zulia, donde estudia Ciencias Políticas, colabora en el Diario Panorama y participa como asesor del movimiento sindical petrolero, convirtiéndose en un dirigente de proyección y aceptación nacional, tan es así que en 1941 con varios compañeros del PDN viajan a Caracas para asistir a la fundación de AD. Al regresar al Zulia fue elegido Secretario General de AD y sostiene una columna en el Diario Panorama llamada Cifras y datos, dedicada a enaltecer su pasión por la economía.

En 1944 viene a Mérida a doctorarse en la ULA, su tesis: Aspectos económicos - sociales del cultivo del trigo en los Andes, donde plantea la disyuntiva de intensificar y extender el cultivo del Trigo en Los Andes o por el contrario abandonarlo y sustituirlo por otro. Se casa con Margarita Rangel Bourgoin, hermana de Domingo Alberto y retorna nuevamente al Zulia para desempeñarse como dirigente de AD.

Sobreviene la revolución del 18 de octubre de 1945 y la Junta Revolucionaria de Gobierno lo designa presidente del Estado Mérida a partir del 23 de octubre, a la par que dicta clases de Derecho Constitucional reintegrando su sueldo a la Universidad para que se consolide una Biblioteca especializada en temas sociales. Una de sus primeras acciones fue aumentar el sueldo a los maestros y obreros, dar dinamismo a los grupos de alfabetizadores y construir dispensarios en casi todos los municipios. Enfrenta a los técnicos y en contra del criterio generalizado construye el Aeropuerto que hoy lleva su nombre, para probar su seguridad llega como primer pasajero en el vuelo inaugural. Emprende una gira de 17 días a caballo por los pueblos del Sur dando solución a sus problemas más apremiantes, en especial las vías de comunicación. A finales de 1946 renuncia para irse a Caracas, es electo Secretario General Nacional de AD y diputado por el estado Zulia a la Asamblea Nacional Constituyente de 1947 y al Congreso Nacional, lidera la mayoría parlamentaria de Acción Democrática y preside la Comisión de Fomento. Fue uno de los precursores de la Corporación Nacional de Petróleo y coautor de la doctrina petrolera de AD.

Derrocado el gobierno de Don Rómulo Gallegos escribió un folleto titulado "El cuartelazo del 24 de noviembre de 1948" donde expuso las razones que influyeron para darse el golpe contra el régimen constitucional. Una vez descubierto es apresado y trasladado a la cárcel modelo de Caracas, luego es exilado a México el 12 de septiembre de 1949, junto a un numeroso grupo de militantes de AD. De allí irá a New York. A finales de 1950 regresa de manera clandestina entrando por Trinidad en una minúscula lancha atravesando el agitado mar de Boca de Dragos y bordeando la costa del norte de Paria hasta llegar a Carúpano; de allí es trasladado a Caracas por veteranos navegantes al servicio de la "democrática" (así llamaban a AD) para reforzar los comandos de la resistencia y coordinar los servicios especiales del partido ilegalizado y perseguidos sus miembros. Tarea que cumple hasta que nuevamente lo hacen prisionero el 8 de mayo de 1951 y es enviado a La Modelo, de donde tras sufrir una fractura en la quijada es trasladado y se fuga del Puesto de Socorro de la esquina de Salas el 26 de julio -gracias a la ayuda de la enfermera Ramona Contreras- y se reincorpora a la lucha. Tras el asesinato a balazos de Ruiz Pineda el 21 de octubre de 1952 lo sucede en el mando clandestino como Secretario General de AD, a partir de eso momento su cabeza tiene precio: "vivo o muerto". No era para más, su enérgico comunicado de protesta repudiando el hecho, es un canto a la rebelión: "Todos los días, ahora mismo, hoy, mañana y cada vez que sea necesario, saldremos al encuentro de la barbarie envalentonada por el exclusivo respaldo de las armas, hasta verla derribada, hecha pedazos por las poderosas manos del pueblo…"

El 18 de enero de 1953 le llegó el turno, es apresado en una reunión clandestina en la casa del comerciante Gustavo Alamo y enviado a la Penitenciaria de San Juan de Los Morros, estado Guárico; donde sobrevive por casi cuatro meses. Aunque enfermo de gravedad le fue negada sistemáticamente cualquier asistencia médica… el preso de la celda 39 murió en la enfermería de la Penitenciaría en la más completa soledad el 20 de mayo de 1953. Ni siquiera a sus compañeros de prisión les fue permitido verlo después de muerto.

De haberlo querido el régimen, su vida pudo habérsele prolongado unos meses más, pero la saña implacable del dictador y sus palaciegos lo condenaron a morir de mengua. ¡Con su muerte Venezuela perdió a un estadista que pudo y debió ser presidente! Hay una frase suya pronunciada el 24 de diciembre de 1952, cuando de manera valiente llamó a la rebelión civil, que todavía tiene eco en nuestros días "Combatir hasta triunfar", cuando de nuevo "Venezuela es una cárcel con cerrojo de violencia". Hoy más que nunca nos hace falta un Alberto Carnevali como capitán civil de la esperanza para retomar el rumbo y que nunca jamás se vuelva a torcer. Venezuela no se merece otro inmaduro aprendiz de dictador.

La (in)Seguridad Nacional trató de enterrarlo de manera clandestina en Mérida, pero el pueblo se lanzó a la calle, se apoderó del ataúd y lo condujo a hombros hasta su última morada en el Cementerio El Espejo. Así despidieron a un héroe y nació una leyenda de dimensión nacional. Hoy es un "santo a los ojos del pueblo" que lo considera un "símbolo sagrado de libertad". Su obra merece ser leída y su legado reivindicado en los actuales momentos cuando vivimos circunstancias muy parecidas a las de hace 70 años.

Alberto Carnevali fue hostigado de manera inmisericorde en vida, sus perseguidores actuaron de forma implacable y como cosa curiosa también fue perseguido después de muerto, ocurrió según nos lo relata Carmen Delia que en noviembre de 1954 el Jefe Seguridad Nacional en el estado Mérida Medardo Hidalgo mediante oficio hace del conocimiento de sus superiores en Caracas: "…al practicar servicios de recorrida en el cementerio de esta localidad, donde un nutrido grupo de ciudadanos de ambos sexos concurrió con motivo de celebrar el día de las ánimas, encontrando sobre la tumba del extinto Dr. Alberto Carnevali, no menos de 100 coronas y entre ellas dos manojos de calas, las cuales cada uno tenía una tarjeta del partido ´Acción Democrática´, siendo estas últimas incautadas por los expresados funcionarios"(2)

De manera visionaria Alberto Carnevali escribió el 12 de marzo de 1937: "Este pedazo de continente está urgido de reformas sustanciales y profundas, de edificación nueva, de savia joven… de ahí que esa ansiedad renovadora que estremece el corazón de Venezuela esté ubicada en la juventud" Todavía estamos en deuda con esas reformas y en ceder el protagonismo a los jóvenes. Urge crear un Ancianato de políticos decadentes y obsoletos (APDO), que anteponen su beneficio personal al interés supremo de la Patria.

A 70 años de su muerte, se hace necesario recordar lo dicho por amigos y contemporáneos, por quienes lo conocieron y vivieron de cerca su accionar revolucionario. Debemos hacer visible su pensamiento y profundizar en su obra. El legado de Alberto Carnevali está más vigente que nunca.

De acuerdo con el Dr. Rigoberto Henríquez Vera, la labor periodística de Alberto Carnevali debe destacarse por: "Su objetividad y una verdadera conciencia de la función ductora del periodismo democrático, hicieron de su amplia labor divulgativa honesta cátedra de dignificación ciudadana. Jamás hizo de su pluma un arma al servicio de la diatriba o del encono vulgar; con una ejemplarizante ponderación del lenguaje y con un estilo claro y elocuente, enfocó los más diversos problemas políticos, económicos y sociales de nuestra época, señalándole a todos soluciones precisas y adecuadas…"

La reconocida escritora Lucila Velásquez, autentica amiga y su correo clandestino durante la dictadura bajo el alias de "Estrella", escribió: "Era Carnevali un político estable. Su firmeza fue clara como su naturalidad de escuchar y referirse a las cosas pequeñas o grandes de la vida. Ordenada conclusión de un sistema humano adecuado a disciplinas espirituales inflexibles. Nada lo obligaba a apresurarse: los fines llegaban a él en el justo ritmo del límite…" en síntesis Alberto Carnevali: "No era un pugilista de la conspiración: era un científico de la revolución permanente"

El Dr. Simón Alberto Consalvi, Canciller de cancilleres lo perpetúa como político de gran dimensión: "…desde esa posición de tanto relieve (secretario general de AD y jefe de la fracción parlamentaria) Alberto Carnevali, a los treinta años, era no sólo una figura política por los cargos que ocupaba, sino por la profundidad de sus ideas y por su sagacidad política…" Además, lo considera un estadista: "En sus papeles, en los diarios de debates del Congreso Nacional, en los periódicos de aquellos años en que actúo en Caracas puede encontrarse y descubrirse la visión de Venezuela, su interpretación del proceso histórico y sobre todo, su adhesión a un sistema democrático que transformará profundamente aquella sociedad post-gomecista contra la que había insurgido a los veinte años desde las páginas del diario Democracia…"

Don Edilberto Moreno, uno de sus discípulos en las lides políticas, lo conceptúa como un hombre: "Severo en la autocrítica, genera confianza en sus juicios y conclusiones por lo meduloso de sus enfoques y porque le gusta aumentar las observaciones del auditorio para despertar interés en los temas que se analizan"

Rafael Pizani compañero de adolescencia en la Mérida natal, expresó que desde: "Entonces ya era Alberto lo que debía ser toda la vida, un luchador infatigable, un hombre firme en sus convicciones, altivo y decisivo, para quienes parecieron reservadas todas las responsabilidades y todos los sacrificios…"

El máximo líder de Acción Democrática, Rómulo Betancourt lo recuerda cuando: "A la casa de ORVE llegó un día un muchacho merideño, alto, vestido con inconfundible aire de provinciano pobre. Sin timidez, con esa serenidad sin arrogancias y esa seguridad sin desplantes que fueron características acusadas de su personalidad…"

Clarisa Sanoja quien nos legó para la posterioridad en su libro "Nosotras también nos jugamos la vida" la participación de la mujer en la lucha anti perejimenista sostiene que: "Alberto tenía un gran don de mando. Era lo más sublime que tú te puedes imaginar. Lo más raro era que un hombre con tanta capacidad política y tal don de organización pudiera ser también un hombre tan dulce, tan humano…"

Para Manuel Alfredo Rodríguez: "La gesta de Alberto Carnevali no fue, sin embargo, estéril. La figura de este gran andino de Venezuela sigue siendo guía en la empresa de rescatar y afirmar a nuestra patria para el disfrute de la gran mayoría de sus hijos…"

A un mes de su muerte, el 19 de junio de 1953 desde la cárcel de Ciudad Bolívar suscribe José Vicente Abreu que: "Carnevali nos demostraba diariamente que sus razonamientos no obedecían a una mente tributaria, perezosa o vacía, sino a su discernimiento dialectico de la realidad. Se arriesgaba a pensar, a concretar su pensamiento, a discutir sin temor a las confrontaciones doctrinarias. Tenía luz propia y eso era suficiente para una juventud como la nuestra que sentía horror ante los dogmas"

La poetisa Carmen Delia Bencomo señala de manera reflexiva, que: "El fin físico de un hombre de grandes trayectorias, luchas, disciplina y fe como lo fue Alberto Carnevali cierra un capítulo de su vida entregada a una causa noble y de grandes expectativas y realizaciones actuales; pero abre nuevos horizontes a las futuras generaciones que en otros planos luchan por mantener ese sentido democrático que, con su pensamiento escrito en las páginas de nuestra historia, será siempre un camino abierto a sus grandes ideales vigentes hoy y siempre"

Y para quien esto escribe, Alberto Carnevali Rangel fue un gran estratega político, un dirigente aguerrido fuera de serie, un valiente combatiente sin tacha contra la dictadura, el precursor de la unidad interpartidista: "organización y doctrina" y un ciudadano excepcional que ofrendó su vida por nuestra Libertad. Además, un antimperialista convencido y confeso, opuesto a cualquier injerencia en nuestros asuntos internos. Poseedor de un concepto integral de la Patria y no de falso patriotero que invocando a cada momento la figura señera del Libertador se prestan a manejos dudosos y entreguistas de nuestra soberanía. Su muerte fue una irreparable pérdida para la Venezuela decente que se niega morir a la intemperie.

Concluyo con las palabras de su primer y gran biógrafo el Dr. Rigoberto Henríquez Vera, que nunca estará de más recordarlas: "´Combatir hasta triunfar…´ fue la consigna de Alberto Carnevali. Vacilar ahora cuando es mucho el trecho andado en el camino de las reconquistas populares y aún larga la jornada por cumplir sería traicionar, el pensamiento revolucionario de nuestros mártires, sería traicionar a Venezuela y a su pueblo que tiene fe y confianza en la democracia, seria, en suma, traicionarnos a nosotros mismos…"

Ahora más que nunca cuando existe una intencionalidad de dejarnos sin Historia y resetear nuestra conciencia para imponernos una nueva historia donde nuestros héroes, mártires y constructores de ciudadanía están siendo tirados al basurero y sustituidos por advenedizos de pies de barro en el afán de imponer una desmemoria colectiva, debemos imponernos el compromiso de rendir oportuno tributo ciudadano a quienes lo dieron todo por una Venezuela libre y la mejor manera de honrar su memoria es la de hacer realidad tangible sus sueños de grandeza. Alberto Carnevali fue un enamorado y un defensor de la juventud; es a ellos, los jóvenes a quienes debemos de nuevo insuflar su corazón con su pensamiento, vida, obra y legado.

Notas:

  1. Homenaje a Alberto Carnevali, O. C. de Andrés Eloy Blanco, tomo III, pp. 281-282.

  2. Carmen D., Bencomo: Alberto Carnevali. Serie Fundadores de Acción Democrática auspiciada por la Fundación Nacional de Estudios Políticos Raúl Leoni - Universidad Popular "Alberto Carnevali". Ediciones SG C.A., Caracas, 1993. p. 24



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Néstor Abad Sanchez


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